William T. Pritchard y Eugenio J. Cañas, con el apoyo del gobierno, crearon en aquel entonces los tranvías de mulitas de Cuernavaca, pero nunca supusieron que más de un siglo después las autoridades estatales estarían a merced de los prestadores del servicio.
Aquellos tranvías se crearon a partir del movimiento migratorio que generó la operación del ferrocarril México-Cuernavaca. Su ruta era de la estación a la Plaza Juárez, en el centro citadino. Las vías fueron construidas sobre la calle que hoy conocemos como Leandro Valle. La operación de los tranvías se interrumpió en varias ocasiones por la Revolución, reanudándose hasta 1928 con regularidad. Este medio de transporte finalmente desapareció por la competencia que ya existía desde 1920 con coches Ford (de pedales) cuyo recorrido era el mismo de los tranvías. También funcionaban las carretelas o calandrias en dicho derrotero. Los primeros "permisionarios" fueron Mauricio Galindo, Jesús Gómez, Cayetano Torres y Juan Gándara, según explica Valentín López González en su libro "Cuernavaca: visión retrospectiva de una ciudad".
Miguel Arozarena, Juan Viveros, Francisco Alvarez y la familia Rubí establecieron en 1921 el primer sitio de automóviles de alquiler. Eduardo Flores operó en 1929 el primer servicio colectivo con una camioneta de 8 pasajeros marca Ford, de pedales, y hacía el mismo recorrido a la estación del ferrocarril. En 1931 el señor Marcelo Rodríguez puso en funcionamiento varias camionetas del Zócalo a Chapultepec, que era un sitio turístico.
En 1940 Crisóforo Ocampo, Fernando Alba y Eduardo Mendoza establecieron rutas hacia Buena Vista, El Salto, Acapantzingo y otras colonias. La empresa se llamaba Circunvalación y en 1953 se asoció con una nueva línea organizada por los hermanos Rubí. El mismo año se fundó otra para dar servicio a toda la ciudad, extendiéndose hacia Jiutepec y Atlacomulco.
A principios de 1960 las líneas habían crecido notablemente, al ritmo de Cuernavaca y su zona suburbana. Operaban como sindicatos patronales. Se recuerdan como importantes permisionarios a los señores Agustín Pedroza, Ezequiel Ocampo Uribe, Gildardo Legorreta Solórzano, Ramón Lara, Luis González y otros. En Cuautla sucedía lo mismo. Juan Peña Chávez era de los permisionarios más relevantes. A principios de 1970 las líneas camioneras de Cuernavaca eran Chapultepec, Emiliano Zapata y Urbanos de Morelos, pero en 1976 llegó Jesús Escudero al Estado. Era el accionista mayoritario de Flecha Roja y detectó la posibilidad de establecerse primero en Cuernavaca y después ampliarse al resto de la entidad con servicio local de pasajeros.
Apoyado por Rubén Figueroa Figueroa, presidente de la Alianza de Transportistas de la República Mexicana y quien gobernó Guerrero en 1974, y también por el gobernador Armando León Bejarano, Jesús Escudero promovió una fusión con los sindicatos patronales existentes y se crearon sociedades mercantiles, naciendo entonces Omnibus de Morelos y Delfines. Se mantuvieron las denominaciones de Chapultepec y Emiliano Zapata, pero todos los permisionarios que habían proporcionado el servicio durante las tres décadas anteriores fueron nulificados. Surgió entonces la Alianza de Transportistas del Estado con Enrique Ramos Zepeda como presidente. Este último se mantiene a la fecha como uno de los principales líderes de la Alianza.
En 1982 llegó Don Lauro al gobierno del Estado con la intención de municipalizar el transporte colectivo. A pesar de las negociaciones, dicha municipalización fue suspendida en 1985 como resultado de un enfrentamiento entre Lauro Ortega y Jesús Escudero el 14 de abril de aquel año en la casa que poseía Rubén Figueroa en la calle Cerritos 56, de nuestra capital. Escudero amenazó al gobernador con paralizar el transporte, y a pesar de la intermediación de Figueroa para tranquilizar los ánimos, no se llegó a ningún acuerdo. En julio de 1985 don Lauro liberó concesiones sin que mediara ninguna declaratoria de necesidades. Empezó el fin de pulpo camionero y nació Rutas Unidas de Cuernavaca, y tras una escisión se creó la Federación Auténtica del Transporte Así surgieron las 20 rutas actuales de Cuernavaca para microbuses, la Ruta Interescolar y la operada por la CTM.
Lauro Ortega autorizó hasta 50 concesiones por derrotero, mientras en Cuautla, Jojutla y Zacatepec todo siguió igual, con alrededor de 1000 unidades en total. Mañana continuaré con esta historia, que formará parte (junto con la segunda parte) de un libro hoy coordinado por la licenciada Ana Laura Ortega Vila, hija de Don Lauro, obra en la cual participarán quienes, de alguna forma u otra, constataron las acciones de gobierno durante la administración 1982-1988, pero sobre todo un estilo personal de gobernar que aún se mantiene vivo en el recuerdo de miles y miles de morelenses. En la segunda parte percibirán ustedes que Lauro Ortega jamás permitió que se vulnerasen los intereses de la sociedad morelense, de por sí lacerada por los vaivenes de una época siempre caracterizada por la crisis económica.