Consideró que “la autonomía técnica de una Procuraduría –aquí y en cualquier parte del país- debe implicar los aspectos que giran en torno a la investigación y persecución de los delitos, protegiéndolos de la injerencia política externa, básicamente en un ámbito donde muchas veces, como sucede con el procurador morelense, surgen presiones de los diputados locales que tuvieron relación con su elección. Esto es totalmente contrario a la obligación del estado para brindarle seguridad a la ciudadanía”.
Y agregó: “Cuando un Ministerio Público o el procurador actúan bajo intereses partidistas, envician su función y el papel asignado por la sociedad, generan desconfianza general y tergiversan el sentido de la institución que representan, contribuyendo además a la cultura de la no denuncia y la impunidad”.
Cuenca Dardón es reconocido por sus aportaciones al derecho a través de la Asociación de Facultades, Escuelas de Derecho, Departamentos de Derecho e Institutos de Investigación Jurídica (ANFADE) y de la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES), a la cual está adherida la Universidad de la Cuenca de Morelos. No es ningún improvisado, pues, para opinar respecto al acontecer social, político, empresarial y económico, no sólo de Morelos, sino de todo el país.
Y agregué aquel 22 de septiembre de 2006: “Experto en derecho penal y con estudios de postgrado por diferentes instituciones, no duda al declarar que los mexicanos tenemos dos países dentro de uno. ‘Uno encuadra, teóricamente, en nuestro marco jurídico, y otro es la realidad experimentada por millones de ciudadanos. Prevalecen los intereses de los seres humanos, de los grupos pero, sobre todo, los intereses de los partidos políticos, sobre la aplicación de la ley’”, señaló al cuestionar el fuero constitucional, del cual enfatizó: “Mientras los políticos no rompan lo jurídico, no hay problema, pero cuando incurren en actos ilegales, deben ser sancionados. Por ello debe revisarse la figura del fuero constitucional, limitándolo y diciendo cuándo procede, no para qué procede”.
Señaló que alguna vez le preguntaron cuál tendría que ser el perfil del procurador general de Justicia de Morelos. “Yo ya fui subprocurador, y pude contestar que son tres los factores básicos: tener profundo conocimiento sobre el derecho, poseer arraigo social y disponer de solvencia en cualquier aspecto que te pongan enfrente”. Aceptó que fue invitado a formar parte de la terna de candidatos a procurador (en dos ocasiones), pero rechazó la propuesta porque no era el momento apropiado. “Yo no tenía que convencer a los diputados, porque hubiera tenido treinta jefes. No podía participar en este escenario, pues siempre me he regido bajo mi calidad como profesional del derecho y apego al sentido jurídico; mi necesidad de seguir creando generaciones de jóvenes mejor preparados, y mi congruencia en el sector público, cuando he estado en él”, indicó.
Finalmente mencionó conceptos respecto a lo que debería ser la autonomía técnica de la Procuraduría o Ministerio Público: “Durante el presente sexenio (el de Vicente Fox) se ha debatido en torno a la autonomía técnica de la cual debería ser dotada, mediante reformas al artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Procuraduría General de la República, siempre y cuando esté acotada a aspectos estrictamente vinculados a la investigación y persecución delictiva; de tal manera que las decisiones de los procuradores en turno no dañen la libertad de los individuos teniendo como motivaciones circunstancias políticas. La autonomía técnica para una procuraduría de justicia no implica hacer a un lado al presidente o al gobernador (en el caso de una entidad federativa), pues se reduciría la fortaleza de instancias vitales de atención a la sociedad. Al contrario. Las reformas correspondientes deben mantener como premisa básica el mejoramiento de las herramientas de control, por parte de los procuradores, inherentes a la aplicación de la normatividad interna de la institución (leyes orgánicas) y los mecanismos para la persecución de los delitos”.
Carlos Cuenca Dardón se inscribió en el reciente procedimiento para la elección de un nuevo magistrado numerario del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Morelos. Sin temor a equivocarme, se trata de un persona que garantizaría equilibrio a los factores de decisión en el Pleno de dicho ámbito jurisdiccional, tal como sucede hoy en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, donde lo mismo hay ministros surgidos de la carrera judicial, que de los sectores más reconocidos dentro del derecho a nivel nacional. Este escenario, definitivamente, ha otorgado a la Corte una adecuada correlación de fuerzas, lo cual se ha soslayado en el Poder Judicial morelense debido a que durante casi dos sexenios prevaleció el interés de un grupo específico (el de Ricardo Rosas Pérez), mientras que en la actualidad el magistrado Miguel Ángel Falcón Vega, presidente del TSJ, no quiere permanecer atrás y busca repetir la tendencia. A ver.