El agente de tránsito Juan Eduardo de León Pérez reconoció ante el Ministerio Público (MP) que entregó a los cuatro jóvenes a Los Zetas luego de detenerlos. ‘¿Cómo los van a entregar a Los Zetas, si Los Zetas son ellos? Tránsitos, policías, ministeriales, funcionarios de la alcaldía, todos están de acuerdo’, expresa desconsolado José Emiliano Arenas Nicanor, quien desde hace más de tres meses no ha visto a su hijo Israel”.
El mismo rotativo publicó esta información: “Detienen militares a más de 100 policías de Nuevo León (…) Lo anterior fue ejecutado mediante un operativo del Ejército y la Marina por su presunta relación con la delincuencia organizada. De acuerdo con fuentes policiales, los inculpados fueron trasladados a las seis horas a la Academia Estatal de Policía en Santa Catarina, durante un operativo en el que participaron también la Policía Federal, la nueva policía Fuerza Civil y agentes ministeriales de Nuevo León. La acción forma parte de las acciones emprendidas en coordinación con el gobierno del estado para indagar si los policías tienen nexos con la delincuencia organizada”.
¿Le suenan conocidas ambas historias, estimados lectores morelenses? En nuestra entidad hay algo a lo que nos estamos acostumbrando los ciudadanos: la complicidad entre criminales y agentes policíacos de los tres niveles gubernamentales. No existe otra forma para explicar las causas por las cuales siguen cometiéndose delitos de alto impacto, recientemente difundidos por el capítulo Morelos de la Coparmex y el Consejo Coordinador Empresarial, donde destacan el secuestro y la extorsión. Asimismo, la altísima incidencia del robo a mano armada tiene vinculación con la misma problemática.
¿Y quiénes, si no centenares de jóvenes arrojados a las calles en busca de las oportunidades que no existen, están siendo reclutados para tales fechorías? No me crean a mí, sino a una de varias notas destacadas ayer por El Universal como su información principal. He aquí la que nos interesa para confirmar la grave problemática y las fuertes presiones sobre nuestra juventud: “De cada 100 adolescentes internados en un centro para menores infractores, 14 ingresan, en más de una ocasión al año, por reincidir en alguna conducta delictiva. La Encuesta Nacional de Gobierno 2010 Poder Ejecutivo Estatal (ENGPEE 10), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), revela que del 1 de enero al 31 de diciembre de 2009 fueron recluidos 12 mil 404 adolescentes en alguna institución para menores infractores del país. De ellos, mil 681 fueron internados más de una vez en el mismo año”.
En 2005 se reformó el artículo 18 constitucional para implementar un sistema integral de justicia penal para quienes cometieran un delito y tuvieran entre 12 años y menos de 18 años de edad. De acuerdo con el texto constitucional, el internamiento de los menores sólo debe utilizarse “como medida extrema y por el tiempo más breve que proceda (…) únicamente a los adolescentes mayores de 14 años, por la comisión de conductas antisociales calificadas como graves”. Con ello se buscó, entre otras cosas, un sistema que procurara la recuperación y reinserción de los menores en la sociedad pero, a pesar de todo, un número importante vuelve a cometer otro delito. Los casos de reincidencia más preocupantes se ubican en Baja California, Sonora, Nuevo León y el Distrito Federal. En Baja California, 24 de cada 100 menores infractores son reincidentes; en Sonora, 22 de cada 100; en Nuevo León, 19 de cada 100, y en el Distrito Federal, 16 de cada 100. Por otra parte, 17 por ciento de los adolescentes internados por delitos patrimoniales —daño en propiedad ajena, fraude, abuso de confianza, despojo, entre otros— ya había estado en un centro de reclusión por cometer la misma falta u otras distintas. En la misma situación está 15 por ciento de los internados por delitos del fuero federal; 13 por ciento de quienes robaron algún bien; 9 por ciento de quienes atentaron contra la integridad de una persona, y 7 por ciento de quienes cometieron un homicidio. La principal falta que cometen los menores infractores es el robo: casi cuatro de cada 10 adolescentes que ingresan a un centro de internamiento lo hacen por esta conducta. Le siguen delitos contra el patrimonio, con 28.1 por ciento, y delitos del fuero federal, con 20 por ciento.
“El futuro de muchos menores, sobre todo aquellos relacionados con bandas del crimen organizado, es aún más aterrador. Algunos son cooptados y adiestrados por organizaciones criminales para cometer las peores atrocidades contra integrantes de los grupos contrarios. Tal es el caso de Édgar, un muchacho de 14 años identificado por las autoridades como ‘El Ponchis’, quien fue reclutado (en Morelos) por el cártel del Pacífico Sur para torturar y asesinar brutalmente a sus rivales”. Edgar está actualmente recluido en el Centro de Medidas Privativas de la Libertad para Adolescentes de Miacatlán. La mayoría de jovencitos forman parte de las estadísticas de asesinados por dichas rivalidades. La Base de Datos de Presuntos Homicidios Relacionados con la Delincuencia Organizada indica que entre 2007 y 2010 fueron ejecutadas 30 mil 858 personas, de las cuales 7.3 por ciento tenía menos de 20 años. En cuatro años han sido acribillados 312 menores de 15 años, y mil 953 jóvenes de 16 a 20 años, cifra que puede ser superior, ya que no se determina la edad de 43.6 por ciento de las víctimas”. Y Morelos se encuentra en el “ojo del huracán”.