La información respectiva fue publicada por Reforma el pasado fin de semana.
El tema debe interesarnos sobremanera a los morelenses, porque la industria del secuestro amenaza con regresar a esta entidad federativa. La mera verdad, amables lectores, debemos pedirle a Dios que las condiciones experimentadas por la sociedad local durante el sexenio de pesadilla (1994-2000) nunca vuelvan. Desconozco cómo se encuentra Morelos en el ranking nacional de secuestros, pero las entidades con mayor número de secuestros denunciados son Chihuahua, con 140 plagios dados a conocer a las autoridades; Michoacán, con 137; el Estado de México, con 112; Tamaulipas, con 106, y Durango, con 76, en el periodo de octubre de 2010 a septiembre pasado.
Si se fijaron ustedes, Chihuahua aparece en primer lugar, no obstante los intensos y frecuentes operativos federales, estatales y municipales desplegados para combatir al crimen organizado. Al parecer, algo está fallando, pues los secuestradores siguen haciendo de las suyas, lo cual se repite en zonas conflictivas del país, como la nuestra. Lo peor es que, en el último periodo, al menos el 70 por ciento de los plagios no se denunció. Respecto a Morelos, el SNSP indica que entre octubre de 2010 y septiembre del presente año se habían denunciado 28 secuestros. Lamentablemente la cifra ha ido en aumento, según trascienden los hechos de boca en boca. Es decir: de manera grave crece la “cifra negra” (plagios no denunciados ante la PGJ). En fin.
Las estadísticas sobre incidencia delictiva del Sistema Nacional de Seguridad Pública también señalan que en 2010 hubo aquí mil 108 homicidios, de los cuales 559 fueron dolosos (319 cometidos con arma de fuego y 39 con arma blanca) y el resto culposos. Empero, 118 de los dolosos se quedaron “sin datos”. Para septiembre de 2011 la situación era así: total de homicidios, 813; dolosos 396 (por arma de fuego 192 y 34 con arma blanca, mientras 170 carecían de datos) y el resto culposos. La realidad de todo lo anterior es que Morelos sigue siendo un territorio bastante conflictivo tocante a la seguridad pública.
Cambiando de tema me referiré a la entrevista concedida el pasado jueves por Andrés Manuel López Obrador, futuro candidato de las izquierdas mexicanas a la presidencia de la República, al periodista Joaquín López Dóriga en el noticiero televisivo de mayor rating nacional. Algunos sectores radicalizados de las propias izquierdas cuestionaron a López Obrador por “agachar la cabeza” ante Televisa, cuyo propietario (Emilio Azcárraga Jean) está incluido en un libro de AMLO como integrante de “la mafia en el poder”. Sin embargo, al respecto déjeme decirle a usted que ha empezado el desgarramiento de vestiduras en torno al político tabasqueño. Quienes lo odiaban por “violento, beligerante, rencoroso, opositor sistemático” y todos los adjetivos posibles que lo hacían ver como un “peligro para México”, ahora lo odiarán por “amoroso”. La verdad, amables lectores, en México nadie le da gusto a nadie.
Indica un lector: “Nuevamente los opositores antisistemáticos, aquellos a quienes les duele que les llamen pobres a pesar de su miseria, aquellos que prefieren cerrar los ojos a una realidad dolorosa, los que piensan que justicia social es un teletón cada año, o muchas iniciativa México, o cualquier programa de limosna y caridad en formato de talk shaw, aquí estamos sus nacos para que nos odien y llenen el tiempo sobrante cuando no hacen fila en quincena en un Vips, o ejerzan su consumismo en el buen fin para sentirse más cerca al primer mundo, o se vayan a socializar medio día al mall más cerca de su miserable colonia, odien, critiquen, injurien, calumnien, es catarsis para su vida llena de temores, frustración y negación que todos estamos padeciendo en este país miserable y corrompido”. Sopas. Y yo también preguntaría: ¿Quién fue realmente el peligro para México? He aquí la respuesta: 50 mil muertos que van en ascenso; sigue el consumo de drogas, crece la deuda interna y externa, se ensancha la pobreza, se incrementa la falta de competitividad, hay violación de derechos humanos y regresó la tortura a las instituciones mexicanas, quiebran pequeñas y medianas empresas, revientan empresas grandes (como Mexicana de Aviación), persiste la indignante sumisión ante EUA, etcétera, etcétera.
Ayer leí la versión digital de El Diario, influyente periódico de Chihuahua, que desde el pasado 15 de noviembre inició un sondeo en dicha entidad para conocer el posicionamiento de tres aspirantes a la presidencia de la República. Al convertirse en el virtual candidato de los partidos de izquierda, Andrés Manuel López Obrador se colocó a la cabeza de las preferencias electorales entre los ciberlectores, con el 39 por ciento de los votos emitidos, seguido de la panista Josefina Vázquez Mota con un 32 por ciento y en la tercera posición el priísta Enrique Peña Nieto con el 29 por ciento. Hasta el sábado a las 23:00 horas habían participado 9 mil 435 cibernautas, quienes pudieron votar sólo una vez en una computadora, porque de lo contrario el sistema los hubiera rechazado de manera automática y no habría sido contabilizado su voto. ¿Resurgirá la tendencia electoral de AMLO en Morelos, demostrada durante los comicios presidenciales de 2006? No lo sé aún, pero sí les puedo garantizar que hacia marzo de 2012 todas las encuestas (confiables) se moverán dramáticamente. Y ojo: no pierdan de vista a Josefina Vázquez Mota. Me parece que AMLO y ella son las únicas opciones de cambio para México.