Ambos estudios de opinión fueron aplicados dos semanas antes entre la población tabasqueña por las empresas Mendoza Blanco y Asociados (MEBA) y Buendía y Laredo. Núñez avasalló a sus competidores por 4 a 1 y 3 a 1, respectivamente. Lo interesante fue que previo al sondeo (auspiciado por el Comité Ejecutivo Nacional del PRD) los tres aspirantes suscribieron un pacto de civilidad para aceptar y acatar los resultados de las encuestadoras. Sin embargo, Cantón Zetina quebrantó el acuerdo y amenazó con impugnar el procedimiento electivo ante los tribunales correspondientes. Ya se imaginarán el ridículo que hizo.
Y sobre el proceso de elección interna del candidato priísta a la misma gubernatura, este 12 de enero, durante un encuentro del candidato presidencial Enrique Peña Nieto con líderes sindicales petroleros, Pedro Joaquín Coldwell, máximo jerarca del PRI, admitió que la cúpula de su organización no había llegado todavía a un consenso para elegir al abanderado gubernamental debido a que las encuestas aplicadas arrojaron un resultado cerrado entre los aspirantes Luis Felipe Graham y Jesús Alí de la Torre. Hasta el miércoles de la presente semana lo anterior estaba dificultando la construcción de acuerdos. Lamentablemente, el conflicto permanecía igual hasta ayer. De manera institucional, Coldwell ha manifestado que “estamos en proceso de construir la candidatura unificada, pues en el PRI no hay imposiciones; las candidaturas a los gobiernos estatales se están logrando a partir de acuerdos entre los aspirantes y de las mediciones que hacemos a través de las encuestadoras”.
Empero, en Tabasco nadie desconoce el enfrentamiento de dos bandos por la multicitada candidatura (como si toda la clase priísta local estuviera segura de ganar el próximo primero de julio): por un lado se ubica el gobernador priísta Andrés Granier, quien no logró evitar que se le hiciera bolas el engrudo, y en el otro están apostados varios grupos de presión e interés adscritos al mismísimo PRI. Granier, hasta el punto de la ruptura, ha mantenido su obcecado afán de que el abanderado sea Luis Felipe Graham, quien fuera su secretario de Salud durante cinco años. Y por el otro bando varios grupos priístas insisten en que “el bueno” sea Jesús Alí de la Torre, alcalde con licencia de Villahermosa. Entre estos dos personajes está centrada la pelea por la candidatura, aunque hay otros políticos apuntados, como Evaristo Hernández Cruz, ex presidente municipal de la capital tabasqueña, quien ante la cerrazón de las distintas facciones ya amenazó con dejar las filas del PRI y buscar cobijo en el Movimiento Progresista de Andrés Manuel López Obrador. Cualquier semejanza con hechos reales acaecidos en Morelos durante las pasadas 48 horas no es coincidencia, sino la pura realidad considerando que a la clase política priísta de nuestra entidad no se le da la objetividad, el respeto de acuerdos, la cohesión y la altura de miras manteniendo como meta central recuperar la gubernatura, tope que lo que tope y cueste lo que cueste, aun unificando esfuerzos frente a la embestida panista que viene (las primeras pinceladas están a la vista de todos).
Ante la deplorable exhibición de divisionismo que están protagonizando los priístas tabasqueños, el único que se alegra es Arturo Núñez, pues le conviene enfrentar a un PRI fragmentado. Con una sardónica sonrisa dibujada en la boca, el ex presidente del IFE y “ex” de muchas otras cosas a nivel nacional aplica a cabalidad el dicho maquiavélico de “divide y gobernarás”. Obviamente, al PAN y el PRD les conviene por igual en Morelos la ruptura entre los bandos tricolores. Y para ello, al menos entre la clase política panista, se ha recurrido a verdaderos caballos troyanos infiltrados en el proceso de elección del Partido Revolucionario Institucional. Varios de los 12 son tan torpes que no lo notan. Y quienes de alguna forma u otra sostuvieron relaciones clandestinas con el grupo gobernante se hacen los occisos o ejecutan alardes mediante gritos y sombrerazos. Lo peor es que mientras ellos hacen el ridículo, Germán Castañón Galaviz, Adrián Rivera Pérez y Graco Ramírez Garrido, entre otros personajes de la oposición, ya esbozaron las mismas sonrisas sardónicas del tabasqueño Arturo Núñez.
La disputa por la ansiada candidatura gubernamental tabasqueña ha mantenido absortos a los altos mandos del PRI nacional, ante lo cual relegaron el “Caso Morelos” a un segundo o tercer plano. Nuestro Estado, tal como lo dije ayer, no se localiza sobre la “Cuenca Petrolera del Golfo”, circunstancia que sí comparten Tamaulipas, Veracruz, Campeche y Tabasco. Es una zona altamente importante por su densidad electoral y económica. El PRI nacional y Peña Nieto, obvio, no están dispuestos a perder aquel bastión. Sin embargo, hasta el momento de redactar la presente columna sabíamos que la reunión de Coldwell y su principal círculo de colaboradores con los “grillos” morelenses, a fin de construir acuerdos, estaba programada para las 20:00 horas de ayer, pero pudo haberse transferido a las 12:00 horas de hoy sábado.
Finalmente diré que la Comisión Nacional Electoral del PAN expidió ayer la convocatoria para abrir el proceso de elección de candidatos a los 33 ayuntamientos. El registro de aspirantes comenzó la víspera y concluirá el 27 de enero; la promoción del voto iniciará el 28 del mismo mes y finalizará el 17 de marzo. Un día después, el 18 de marzo, se llevará a cabo la jornada electoral a partir de las 10:00 y hasta las 16:00 horas. Participarán sólo los miembros activos registrados en el padrón de militantes. En Cuernavaca la disputa se centrará entre dos personajes: Javier Bolaños Aguilar y Marcos Manuel Suárez Gerard. La convocatoria, asimismo, permite la coalición del PAN con otro u otros partidos. ¿Será con el PRD para favorecer a MMSG? A ver.