Efectivamente: “no hay fijón”, aunque la expresión surgió después de una crisis transitoria provocada por varios legisladores obstinados en reformar la Ley Orgánica de la UAEM, pretensiones que fueron interceptadas por un firme y decidido Congreso Universitario transformado en baluarte de la autonomía de nuestra máxima casa de estudios.
Atrás, pues, quedó aquella “maravillosa” declaración de Omar Guerra Melgar, coordinador del grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el sentido de que “nosotros somos libres para legislar y reformar, inclusive, el marco legal de la Universidad”; aberrante posición que fue impugnada de inmediato por el rector Mora Pérez. Este personaje convocó a través de varios foros al diputado priísta Jorge Arizmendi García (principal impulsor de la reforma aludida), quien finalmente reculó y aceptó trasladarse a la UAEM para escuchar las opiniones del cuerpo jurídico de la institución. Salió con cajas destempladas, pero con una nueva perspectiva que, tal como ocurrió en otras etapas legislativas, hizo quedar en ridículo a los costosos “juristas” del Congreso.
Sin embargo, a las cosas se les debe llamar por su nombre, estimados lectores: al pan, pan, y al vino, vino. Es decir, los diputados locales sí tenían la facultad de revisar y cambiar el marco normativo universitario, siempre y cuando hubiera existido una estrecha coordinación con las autoridades de la UAEM. Bajo la óptica de Jorge Arizmendi y Omar Guerra no era necesario generar consensos en la institución, lo cual, finalmente, generó un estéril forcejeo. Empero, desde el punto de vista de connotados personajes universitarios es verídica la necesidad de analizar y modificar la Ley Orgánica de la UAEM, luego de que la XLIX Legislatura le metió mano heredando un entramado con múltiples lagunas (verbigracia el asunto del rector interino). Pero cualquier proceso legislativo, según vimos, deberá ser bajo estricta participación bilateral.
El convenio firmado la víspera por Julio Espín y el rector Mora Pérez hará posible que alumnos de la UAEM realicen sus prácticas y presten su servicio social en el Poder Legislativo de manera profesional. Además, “los diputados continuarán apoyando la asignación de más recursos económicos en el presupuesto anual que de las arcas morelenses se le otorga a la máxima casa de estudios, como ha ocurrido de manera reiterada y contundente en el transcurso de la LI Legislatura de Morelos”. En resumen: “No hay fijón”. Así las cosas, la máxima casa de estudios morelense se acerca a la elección de su nuevo rector, para lo cual la Junta de Gobierno deberá enviar una terna al Consejo Universitario, probablemente, el 29 de febrero. Si la fórmula es aceptada, habrá un periodo de 10 días para el proselitismo y el Consejo Universitario tomará la gran decisión, quizás, el 15 de marzo próximo.
¿Quiénes integran la Junta de Gobierno? Pura gente de peso específico, que buscará a quienes más se le acerquen, académicamente hablando. Como presidente está el doctor en ingeniería hidráulica (por la UNAM) Polioptro Fortunato Martínez Austria, actual director general del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, sito en Jiutepec, y el secretario es el doctor en química aplicada (por una universidad escocesa) Mariano López de Haro, investigador del Centro de Investigación de Energía de la UNAM. Por su parte el maestro en derecho fiscal Pedro Jesús Hernández Salgado, presidente de la Academia Nacional de Contadores Públicos Certificados; la doctora en ingeniería y ciencias aplicadas (por la UAEM) Karla Graciela Cedano Villavicencio, presidenta de la Asociación Nacional de la Industria del Software; el maestro en ciencias (por Stanford) Luis Martínez Lavín, ex presidente de la Canacintra-Morelos; el prestigiado doctor en bioquímica (por la UNAM) Francisco Gonzalo Bolívar Zapata, quien además es miembro de las juntas de Gobierno de la UNAM y el Conacyt; y el doctor Manuel Martínez Fernández, ex director general del Consejo de Ciencia y Tecnología de Morelos, son también miembros de la Junta. Según tengo entendido, el objetivo de todos será lograr un rector con suficientes estudios de postgrado. Cualquiera de ellos pone el ejemplo. Todos los aspirantes ya entregaron sus proyectos de trabajo y pueden leerse en el portal de internet de la UAEM. Será el primer filtro.
Así las cosas, la Junta de Gobierno habrá de escoger a tres de diez personajes que se registraron en tiempo y forma, y que a continuación mencionaré: el licenciado en administración de empresas Alejandro González Chévez, catedrático de la Facultad de Contaduría y Administración; el contador público Roberto Coranguez Esquivel, también catedrático del mismo plantel; el doctor en psicología (por la Universidad de Valencia) y licenciado en antropología social Alejandro Vera Jiménez, actual secretario general de la UAEM; el maestro en educación Alejandro Pacheco Gómez, secretario de Educación del Estado; el administrador Carlos Pastrana Gómez, ex director de la Facultad de Contaduría y Administración; el doctor Alejandro Nieto Rodríguez, ex director de la Facultad de Farmacia; el abogado Ascensión Pacheco Godínez, ex director de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales; el maestro en administración (por la UAEM) Enrique Miranda Moreno, catedrático de la Facultad de Contaduría y Administración; la doctora Angélica Tornero Salinas, directora de la Facultad de Humanidades; y el doctor en ciencias (por la UNAM) Federico Vázquez Hurtado, catedrático de la Facultad de Ciencias de la UAEM. Aunque al parecer hay una “cargada” a favor de Alejandro Vera Jiménez, cualquier presión será rechazada por la Junta de Gobierno. Sin embargo, mucho me temo que el Consejo Universitario, en su mayor parte controlado por el actual secretario general de la institución, devolverá una terna que no contenga su nombre. A ver.