La sesión del Consejo Universitario se convocó desde el pasado viernes por la noche, luego de que alrededor de las 17:00 horas de ese día trascendieran los nombres de la terna cuestionada (el primer medio en difundirla fue La Unión de Morelos). Al mediodía de ayer, unos mil jóvenes universitarios se apostaron en la explanada de la institución esperando alguna resolución por parte del Consejo, pero expresando su beneplácito a la posibilidad de que el doctor Jesús Alejandro Vera Jiménez, secretario general de la UAEM, fuera integrado a la competencia por la rectoría. Se supone que este funcionario tiene predominio en la mayor parte del Consejo, lo cual quedó demostrado ayer.
El rector interino Víctor Mora Pérez, tras el conteo de votos, anunció que la terna sería regresada de inmediato a la Junta de Gobierno en base al artículo 93 del Estatuto Universitario, donde textualmente leemos (fracción V): “En caso de que se devuelva la terna para su enmienda, la Junta de Gobierno sesionará en un plazo de cinco días hábiles para integrar una nueva y remitirla al Consejo Universitario”. Es decir, la nueva terna deberá tunarse antes del lunes 5 de marzo o el mismo día. Si es aceptada por el Consejo Universitario se procederá a la elección del rector, pero si los consejeros vuelven a objetarla “se estará a lo dispuesto por el primer párrafo de la fracción IX del presente numeral”. La mentada cláusula señala lo siguiente: “Ante la ausencia definitiva del rector o que por cualquier otra causa que le impida cumplir al rector con sus funciones el Consejo Universitario designará, en sesión extraordinaria, a un rector interino en los mismos términos y para los mismos fines en que se hace referencia en la fracción VIII del presente artículo (para un mandato de seis meses)”. Hasta entonces volverá a convocarse al proceso electoral respectivo.
Así las cosas y a juzgar por la “cargada” que aún continúa a favor del secretario general de la UAEM, algunos grupos políticos internos y externos insistirán sobre la sumatoria de Jesús Alejandro Vera Jiménez. Tengo entendido que la Junta de Gobierno se maneja bajo estrictos cánones de independencia, ante lo cual objetarían (como de hecho ya lo hicieron) cualquier manipulación en ese sentido. Además, déjeme comentarle a usted que la Junta, al unísono, considera a Vera como “delfín” de la administración anterior. Sin embargo, los “siete magníficos” integrantes de ese órgano de control universitario fueron ayer impugnados ante la posibilidad de que “agentes externos” los hubiesen obligado a meter en el juego a Alejandro Pacheco Gómez, dizque porque Polioptro Martínez Austria, quien también es director general del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), simpatiza con el panismo morelense. Lo anterior, según se comentaba ayer en ámbitos de la comunidad universitaria, también tendría relación con el hecho de que Rafael Luege Tamargo, ex director general de la Comisión Nacional del Agua (institución a la cual está adscrito el IMTA), es un distinguido cuadro de Acción Nacional y actual candidato a senador de representación proporcional por Morelos. “Luege y Polioptro son magníficos amigos”, se dijo ayer en corrillos de la UAEM.
Fue en este contexto de especulaciones sobre una eventual intromisión del gobierno estatal en el proceso universitario donde el secretario general de Gobierno, Oscar Sergio Hernández Benítez, salió ayer al quite aduciendo que la administración estatal “se ha mantenido y se mantendrá siempre respetuosa de la autonomía y las decisiones que se tomen al interior de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos”. Afirmó tajante que “no ha lugar presunción alguna de que el Ejecutivo Estatal tenga intromisión en el proceso interno de elección del nuevo rector, que actualmente se desarrolla en la Máxima Casa de Estudios”. Y mencionó que en este, como en todos los procesos que ha experimentado la UAEM durante la última década, el gobierno del Estado “se ha conservado al margen de las decisiones que se toman en torno a la potestad que tiene para la correcta conducción y desarrollo de esta institución pública”.
Empero, se refirió a la participación de Alejandro Pacheco Gómez, secretario de Educación, en el difícil proceso: “Es una decisión personal que ha tomado, y de la misma forma tendrá que determinar el momento en que deja el cargo, ya que la normatividad universitaria no lo obliga a hacerlo durante la elección interna”. Correcto hasta aquí, pero la realidad es que el Consejo Universitario vetó ayer cualquier nuevo intento de Pacheco por entrar a la contienda, repitiéndose hoy la historia padecida por él entre 1995 y 1996 cuando el entonces gobernador Jorge Carrillo Olea, decidiendo por los honorables miembros de la Junta de Gobierno, vetó sus aspiraciones hasta en tres ocasiones.
Fue cuando surgió el interinato de Gerardo Ávila García (hoy secretario general del Ayuntamiento de Cuernavaca) y la posterior unción definitiva del mismo personaje para un periodo de seis años. La diferencia entre ayer y hoy es que Pacheco no tiene ningún veto desde el sector oficial (“agentes externos”), sino la oposición dentro de un Consejo Universitario a todas luces mediatizado por alguien que, quizás, supo sortear la crisis de credibilidad durante la administración anterior. Tal vez se trata de alguien con merecimientos, pero se antoja difícil que la Junta de Gobierno lo incluya en una nueva propuesta, aunque todo puede suceder en aras de preservar la transición pacífica en la institución. De lo contrario, muy probablemente se extenderá el interinato de Víctor Mora Pérez por seis meses más. A ver.