Ha levantado la mano toda una pléyade de personajes con mayor o menor antigüedad dentro de las filas priístas y méritos de diversa índole, así como otros cuya lealtad al partido ha sido duramente cuestionada. En lo tocante a esto último me refiero a la posición que ha enfrentado y sigue padeciendo Jorge Morales Barud, ex gobernador sustituto de Morelos durante el bienio 1998-2000, debido a su paso por dos administraciones panistas (trabajó para Sergio Estrada Cajigal y Marco Adame Castillo) sin haber informado de ello en tiempo y forma al Comité Ejecutivo Nacional del PRI, tal como lo mandatan los estatutos de la multicitada institución política. Hasta ahora, Morales Barud nunca ha mostrado ningún documento al respecto.
Sin embargo, el ixtleco apareció bien posicionado en todas las encuestas aplicadas por el CEN del PRI sobre los precandidatos a la gubernatura y muy probablemente volverá a estarlo en el estudio de preferencias electorales que durante la presente semana levantará en Cuernavaca la empresa Grupo de Comunicación Estratégica (GCE) de Federico Berrueto. No obstante, cualquier circunstancia positiva en torno a Morales Barud no lo convertirá automáticamente en candidato a la alcaldía cuernavaquense, de una zona donde el primero de julio podría determinarse al próximo gobernador de Morelos.
Amado Orihuela Trejo, candidato del PRI a la gubernatura, así como los principales líderes del partido tricolor, deberán actuar con mucha prudencia y conveniencia para inclinar la balanza a favor de alguien en Cuernavaca, analizando además los perfiles de quienes aspiran a ser diputados por los cuatro distritos locales y regidores al ayuntamiento. Todos deberán poseer competitividad electoral, pues ¿dónde creen ustedes que se determinará la elección del próximo gobernador de Morelos? ¿Es Amado Orihuela Trejo realmente identificado en los espacios urbanos o sólo en el ámbito rural? Veamos.
Según estadísticas correspondientes a la elección de 2006, la votación de entonces nos otorga parámetros para ubicar los mayores porcentajes de electores por zonas geográficas y las regiones con mayor densidad electoral. Cuernavaca generó 177 mil 308 votos, es decir el 25.19 por ciento del total; Jiutepec, 77 mil 115 votos (10.96 por ciento de la votación); Cuautla, 66 mil 109 (9.39 por ciento); Temixco, 36 mil 272 votos (5.15 por ciento); y Yautepec, 36 mil 201 votos (5.14 por ciento). Este primer grupo (incluyendo a la capital morelense) representó el 55.84 por ciento de la votación total.
Continuamos con Ciudad Ayala, Jojutla, Emiliano Zapata, Puente de Ixtla, Xochitepec, Tlaltizapán, Zacatepec, Yecapixtla y Tepoztlán, localidades que representaron el 25.70 por ciento de la elección. Y Tlaquiltenango, Axochiapan, Miacatlán, Tepalcingo, Huitzilac, Tlayacapan, Atlatlahucan, Amacuzac, Tetela del Volcán, Ocuituco, Jonacatepec, Jantetelco, Temoac, Coatlán del Río, Mazatepec, Totolapan, Zacualpan de Amilpas, Tetecala y Tlalnepantla, que significaron el 18.46 por ciento del total de la votación. Quien garantice la victoria en el primer grupo será el nuevo gobernador de Morelos, desde luego ampliando (y garantizando) el triunfo sobre el resto de la entidad.
Cualquier conversación en círculos sociales de Cuernavaca, en lo personal, me indica que Orihuela Trejo no es conocido en la capital morelense, tal como sí lo son Graco Ramírez, del PRD, y los tres precandidatos de Acción Nacional (Alejandro Villarreal Gasca, Adrián Rivera Pérez y Demetrio Román Isidoro). El aspirante priísta a la alcaldía de Cuernavaca deberá enfrentar a fuertes contrincantes: José Luis Urióstegui Salgado, de las izquierdas locales, y Marcos Manuel Suárez Gerard, de Acción Nacional. A ver.
En lo concerniente a la elección del candidato gubernamental del PAN, recientemente se aplicó una encuesta entre militantes de ese partido bajo los auspicios de un importante instrumento de medición que forma parte del gobierno federal. Sin ninguna duda puedo afirmarles que se trata de una institución bastante confiable. La muestra se levantó en nueve localidades que concentran el 61.89 por ciento del padrón blanquiazul: Cuernavaca, Jiutepec, Cuautla, Ayala, Jojutla, Temixco, Zapata, Yautepec y Xochitepec. Sin embargo, es interesante que tras casi seis años de proselitismo, Adrián Rivera Pérez tenga solo una diferencia de tres puntos frente a su más cercano rival, Alejandro Villarreal Gasca, apenas incorporado a la lucha electoral y política en noviembre del año pasado.
Un dato por demás relevante es que entre la población abierta, la ventaja de Villarreal Gasca es de cuando menos siete puntos, lo cual debería llamar la atención de Amado Orihuela Trejo y Graco Ramírez. Así las cosas, en el recuento final de la encuesta Adrián Rivera obtuvo un 27 por ciento de las preferencias blanquiazules, mientras Alejandro Villarreal consiguió el 24 por ciento y Demetrio Román Isidoro el 14 por ciento. Los indecisos llegaron al 24 por ciento, y quienes no votarán representaron el 10 por ciento.
Demetrio Román Isidoro tiene como feudo a Jiutepec (ahí se concentra el siete por ciento del padrón), donde obtuvo el 50 por ciento de las preferencias, seguido por Rivera Pérez con el 19, y Villarreal Gasca con apenas el cuatro por ciento. Pero en Cuernavaca fue diferente la situación. Aquí se concentra el 23 por ciento del padrón. Adrián Rivera tuvo el 32 por ciento de las simpatías, seguido por Villarreal Gasca con el 27, y Demetrio apenas consiguió un 11 por ciento. La tasa de indecisos fue elevada (23 por ciento). Pero he aquí el dato más contundente: sobre población abierta Villarreal Gasca consiguió en Cuautla, Ayala, Zapata, Xochitepec, Yautepec, Jojutla y Temixco (municipios que concentran el 40 por ciento del padrón panista), un 31 por ciento de las preferencias, contra 13 por ciento de Demetrio Román y 11 por ciento de Adrián Rivera. El 27 por ciento fue para los indecisos y un 19 por ciento dijo que no votará. A ver.