Con él estuvieron Gisela Raquel Mota Ocampo, Maricela Velázquez Sánchez, Francisco Coronato Rodríguez, Francisco Rodríguez Montero, Javier Orihuela García, Juan Pablo Adame Alemán y Víctor Nájera Medina, legisladores electos, y los actuales congresistas Francisco Moreno Merino, Jaime Álvarez Cisneros, Jaime Sánchez Vélez, José Manuel Agüero Tovar, Luis Félix Rodríguez Sosa y Rosalina Mazari Espín. El gobernador electo destacó la importancia del mutuo esfuerzo para traer mayores capitales a Morelos, destinados a mejorar las condiciones de la sociedad en torno a la seguridad, la salud y la educación, entre otros rubros.
¿Notaron ustedes que al mencionar a los legisladores federales no señalé su filiación partidista? Me parece que frente al criterio del próximo titular del Poder Ejecutivo esto no es importante, pues una vez ubicado y acomodado en la principal oficina del Palacio de Gobierno tendrá que demostrar pericia política para todos y entre todos. Graco Ramírez no es ningún improvisado en la clase política morelense e identifica de qué pie cojea cada quien, sus posibilidades reales de ascenso en la vida pública, sus conexiones políticas entre personeros al servicio del próximo presidente de la República y el hecho de que algunos se quedarán eventualmente sin chamba a partir del 1 de septiembre venidero. Los que no tienen un futuro consolidado son Jaime Sánchez Vélez quien, no obstante, podría regresar a su plaza magisterial; y Luis Félix Rodríguez Sosa, cuya situación política será más o menos inestable durante algún tiempo, aunque sabrá acomodarse más pronto de lo que imaginamos en la Unión Local de Productores de Caña de Casasano, donde lleva muchos años detentando el control de las cuotas que se le rasuran a los cañeros por cada tonelada de la vara dulce ingresada a la molienda. Tocante a Jaime Alvarez Cisneros, diputado federal del Movimiento Ciudadano, es un hecho su incorporación al gabinete de Graco Ramírez, en tanto Francisco Moreno Merino está a punto de convertirse en director general de Caminos y Puentes Federales (Capufe).
Cambiando de escenario legislativo, ahora me referiré al joven diputado electo por el PAN, Mario Arturo Arizmendi Santaolaya, quien el próximo 1 de septiembre empezará a fungir como miembro del grupo parlamentario que muy probablemente encabezará Javier Bolaños Aguilar, “ex” de muchas cosas en nuestra entidad federativa. El novel político, quien emergiera del grupo otrora encabezado por Alejandro Villarreal Gasca (ex precandidato panista a la gubernatura), manifestó ayer la necesidad de que Acción Nacional experimente una transformación radical, desde sus estructuras hasta la dirigencia estatal. Y ello implica también –dijo- evitar las imposiciones naturales en la designación del coordinador de la bancada blanquiazul. Aunque el propio Arizmendi Santaolaya no se descarta al respecto, expresó su inclinación hacia Bolaños Aguilar “ya que representa a una nueva corriente de panistas en todo Morelos”. Me parece que el diputado local electo tiene razón. Erika Cortés Martínez, esposa de Germán Castañón Galaviz, ex presidente del PAN-Morelos, no debe ser coordinadora, por lo menos durante el próximo año de ejercicio legal de la Quincuagésima Segunda Legislatura. Su imposición enviaría una pésima señal sobre la perpetuidad de un cacicazgo que ya debe pasar a mejor vida dentro del PAN morelense. Me refiero a la “sagrada familia”, a la cual Germán Castañón Galaviz y la misma Erika han servido con lealtad y eficacia en gran parte de sus vidas. Ya basta.
Finalmente comentaré lo siguiente. En 1998, José Luis Santiago Vasconcelos, entonces titular de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada (UEDO), elaboró los perfiles de Juan José Esparragoza Moreno, mejor conocido como “El Azul”, y Miguel Angel Félix Gallardo. Del segundo dijo que era el más avezado de los capos de todos los tiempos. Y sobre “El Azul” expuso: “Es un gran negociador, quizá el más fino estratega que ha tenido el narcotráfico en México, el único que ha podido sentar a la mesa de negociaciones a narcotraficantes. Sabe, como pocos, estar siempre en segundas posiciones, pues su experiencia le ha dictado que sacar la cabeza significa la muerte o la cárcel”. Santiago Vasconcelos murió el 4 de noviembre de 2008 en un accidente aéreo, junto con el entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y otras personas más.
Efectivamente. Una muestra de la capacidad conciliatoria de “El Azul”, según publicó el domingo 18 de abril de 2010 el semanario “Proceso” (edición 1746) bajo la firma de Ricardo Ravelo, fue la negociación que condujo entre una decena de cabecillas de los cárteles de Juárez y el Golfo, quienes limaron sus asperezas a finales de 2001 gracias a sus buenos oficios. Ese pacto cuajó teniendo como escenario algún punto de Cuernavaca.
Y en virtud de que importantes capos residieron en Morelos, donde sus familiares incursionaron en la vida social estableciendo, además, relaciones afectivas con personajes influyentes, llama la atención un documento difundido el pasado 24 de julio por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro de EUA, a cargo de Adam Szubin, quien indicó que “tenemos en la mira la red de negocios creada por Juan José Esparragoza Moreno quien, junto con Joaquín (‘El Chapo’) Guzmán, lidera el cártel de Sinaloa”. Esta advertencia pareció anticipar una ofensiva contra la estructura monetaria de “El Azul”, por cuya captura Estados Unidos ofrece una recompensa de cinco millones de dólares. La OFAC designó el martes 24 de julio nueve negocios y 10 personas asociadas a Esparragoza, incluyendo seis familiares como sujetos de acciones de aseguramiento de bienes bajo jurisdicción estadunidenses. Los 10 individuos sujetos a estas acciones fueron identificados como su esposa María Guadalupe Gastélum Payán y sus hijos Brenda Guadalupe, Cristian Iván, Juan Ignacio y Nadia Patricia Esparragoza Gastélum. A ver.