A principios de enero del presente año trascendió la infiltración de agentes estadunidenses en México como parte de un esfuerzo por desmantelar los grupos delictivos que causan estragos sobre su frontera sur. El diario The New York Times informó al respecto basándose en documentos oficiales mexicanos. Agentes estadunidenses se hicieron pasar por personas que ayudaron a lavar dinero en forma secreta para un importante traficante de drogas y su principal proveedor de cocaína de Colombia. De acuerdo con el rotativo, “los documentos obtenidos proporcionan detalles poco comunes de la cooperación y las formas en que se desdibuja la línea entre la lucha y la facilitación del delito”.
“Los supuestos agentes movilizaron millones de dólares en ganancias de la droga en todo el mundo, como parte de un esfuerzo para poder infiltrarse y desmantelar la organización criminal mexicana que ha causado estragos al sur de la frontera. Dichos documentos, que hacían parte de una orden de extradición contra el proveedor colombiano por parte de la cancillería mexicana, describieron a los agentes estadunidenses antinarcóticos, funcionarios mexicanos y un informante colombiano que trabajaron en secreto por varios meses en 2007”. El Times incluyó el testimonio de un agente antinarcóticos que supervisó la investigación en contra de un traficante colombiano llamado Harold Mauricio Poveda Ortega (alias “El Conejo”), acusado de haber enviado cerca de 150 toneladas de cocaína a México entre 2000 y 2010, y mucha de esta droga -según las autoridades- tenía como destino los Estados Unidos. Etcétera.
Lo ocurrido ayer en Tres Marías al filo de las 8:00 horas quedará inmerso en la incredulidad, aunque hay mucho de la verdad histórica en los primeros informes trascendidos a través de las redes sociales. Y a juzgar por las apariencias, las autoridades federales no tuvieron de otra más que aceptar la realidad, plasmada en el siguiente comunicado difundido por las huestes de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública Federal: “El día de hoy a las 08:00 horas, un vehículo diplomático de la Embajada de Estados Unidos de América recibió múltiples impactos de bala en el tramo carretero Tres Marías-Huitzilac de parte de personal de la Policía Federal que se encontraba en la zona realizando labores de persecución del delito. Los hechos se registraron cuando dos funcionarios de la Embajada de los Estados Unidos de América, en compañía de un elemento de la Secretaría de Marina, que se dirigían a una visita a instalaciones de la Armada de México en el cerro de El Capulín, Municipio de Xalatlaco, fueron alcanzados, al ingresar en un camino de terracería aproximadamente a 4 km de la carretera libre México-Cuernavaca, por un vehículo cuyos tripulantes les mostraron armas de fuego, por lo que el conductor del vehículo diplomático maniobró para evadirse y reingresar a la carretera, momento en el cual los tripulantes del vehículo agresor abrieron fuego sobre el vehículo diplomático. Momentos después otros tres vehículos se sumaron a la persecución y realizaron disparos con armas de fuego contra el vehículo de la embajada de los EUA. El elemento de la SEMAR, a bordo del vehículo agredido, alertó al personal de la Armada de México que se encontraba en las instalaciones de El Capulín para prestar apoyo, llegando éstos una vez que había concluido la agresión, acordonando el sitio. Al lugar se dieron cita también elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Policía Federal. El personal de la Policía Federal que participó en estos hechos comparece ante el Agente del Ministerio Público de la Federación, para esclarecer los hechos y, en su caso, deslindar responsabilidades. Hasta el momento se reportan las dos personas de la embajada de los EUA, quienes fueron trasladados bajo el cuidado y resguardo de la Policía Federal a un centro hospitalario, con heridas que no ponen en peligro su vida. El elemento de la Secretaría de Marina se encuentra con contusiones leves. Se ha establecido comunicación permanente con la Embajada de los Estados Unidos en México, con el objetivo de brindar las facilidades logísticas requeridas y el apoyo necesario al personal herido. Los lesionados son un marino y dos agentes norteamericanos identificados con los nombres de Jess Hoods Garner y Stan Dove Boss”. Hasta aquí el informe oficial. Empero, durante toda la mañana se había difundido la versión de que los norteamericanos eran “capacitadores”, aunque jamás se informó sobre qué. ¿Capacitadores o agentes encubiertos? Para los seguidores de las redes sociales, lo segundo tuvo mayor peso específico.
Y hubo una segunda versión, más o menos creíble, difundida por varios diarios capitalinos: “Una confusión provocó que elementos de la Policía Federal dispararan contra el vehículo diplomático en el que viajaban dos estadounidenses, revelaron fuentes del gobierno federal, en torno a las primeras investigaciones de lo ocurrido. Se detalló que los federales estaban en operativo ya que ayer (o sea el pasado jueves), en el municipio de Huitzilac delincuentes robaron la camioneta del director del Museo de Antropología e Historia, por lo que se estaba en busca del vehículo y los responsables. Esta mañana, detallaron algunas fuentes, los policías marcaron el alto a dos camionetas, a la altura de Tres Marías, en las inmediaciones del poblado Fierro del Toro, en Morelos, pero debido a que los conductores no atendieron se desató el enfrentamiento. En medio de este tiroteo se vio afectada la unidad diplomática. Se conoció que los estadounidenses se dirigían a un campo de entrenamiento de tiro que se encuentra en la zona. En el incidente también resultó herido un capitán de la Marina, quien reportó los hechos”. Etcétera. ¿A quién creerle? Insisto: la verdad histórica respecto de lo ocurrido está en los primeros datos (extraoficiales) sobre el incidente: alguien emboscó al vehículo diplomático, siendo respaldado (o respaldados) por elementos de la Policía Federal. ¿Eran agentes encubiertos de la DEA o no? ¿Qué andaban investigando en Morelos? Recuérdese que el paradero de Arturo Beltrán Leyva (“El Barbas”) en diciembre de 2009 fue revelado por la DEA a la Secretaría de Marina. Y se le localizó en Cuernavaca.