El mandatario morelense inició con ellos un interesante experimento tendiente a mezclar el agua y el aceite. Como que Graco Ramírez (con estos movimientos) quiso disfrazar sus anhelos y tradiciones familiares castrenses (interrumpidas en alguna etapa de su vida), aparentando características civiles, pero sin olvidar su corazón. Vázquez Luna y Martínez González tienen orígenes diametralmente opuestos; y podrían presumir que son harto institucionales, pero respecto al segundo su lealtad e institucionalidad están y seguirán comprometidas con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Aunque se encuentre en retiro, entre sus obligaciones tendrá la de seguirle rindiendo cuentas a quien sea el máximo comandante en la Sedena. Más adelante daré razones.
El nuevo subsecretario Operativo de la SSP fue presentado con bombo y platillo, disponiendo de cartas credenciales que lo proyectan como todo un experto en materia de seguridad nacional pero metido con calzador a la lucha contra el crimen organizado. Empero, su escenario es el mismo en que se formaron y llegaron a Morelos todos sus antecesores. No hay todavía nada nuevo alrededor de él. Estamos hablando de los generales de División Diplomados de Estado Mayor, Gastón Menchaca Arias, Gilberto Toledano Sánchez y Rafael García Aguilar. Martínez González también es general de División Diplomado de Estado Mayor.
Aquella triada se fue sucediendo desde que Menchaca Arias relevó al malogrado Luis Angel Cabeza de Vaca en la titularidad de la SSP a escasos días de su detención, efectuada por agentes federales el 15 de mayo de 2009 bajo acusaciones de encubrimiento a narcotraficantes. Hasta el momento en que Alicia Vázquez Luna tomó posesión como secretaria de Seguridad Pública, el cargo estaba desempeñado con relativa eficacia por el general Rafael García Aguilar. Menchaca, Toledano y García Aguilar -es importante subrayarlo hoy- tuvieron el mando plenipotenciario sobre la conflictiva y empobrecida dependencia, lo cual no sucederá en el caso del flamante subsecretario Operativo de la SSP presentado ayer. Según el organigrama de la institución será subalterno de Vázquez Luna, lo cual invita a reflexionar sobre una eventual incongruencia, la mezcla del agua y el aceite (que finalmente se separan); y anticipar conflictos de intereses, con saldos negativos en perjuicio de la ciudadanía morelense. Sólo una sorprendente institucionalidad, lealtad y necesidad de Alicia Vázquez Luna podrá mantenerla al frente de la SSP. De entrada, todo mundo ha sido informado en el sentido de que el general retirado, presentado la víspera, tendrá bajo su control la operación de la Policía Preventiva Estatal, la Policía Acreditable (incluidos ahí muy pronto los alrededor de 150 elementos que ganarán 15 mil pesos mensuales), cinco centros regionales y la estructuración de la nueva Policía de Mando Unico. ¿Dónde quedará, pues, la autoridad de Vázquez Luna?
El general de División Diplomado de Estado Mayor, José Leopoldo Martínez González, entre otras cosas ha sido comandante de la guarnición militar de Ciudad Juárez, Chihuahua; jefe de Estado Mayor de Zona Militar; ex presidente del Supremo Tribunal Militar (en la era de Vicente Fox); secretario de Seguridad Pública en Tlaxcala, y comandante de Zona Militar. Derivado de su paso por Tlaxcala, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de aquella entidad emitió a mediados de mayo pasado la recomendación 05/2012, donde Martínez González fue implicado en la irregular liberación del preso José Luis Sánchez Pérez, sentenciado a seis años de cárcel por el delito de fraude. El expediente, aún abierto, es el CEDHT/6VG/16/2010. A Sánchez Pérez se le concedió el indulto sin haber cumplido la fracción 17 del artículo 70 constitucional, la cual establece que para lograr la absolución se debe cumplir con las dos terceras partes de la sanción impuesta en su momento por el poder Judicial. Sin embargo, el hombre sólo estuvo en prisión un año, un mes y 25 días. Aunado a ello, las actas y documentos que acreditaron el indulto se realizaron de manera irregular porque no estaban firmadas por el entonces gobernador de Tlaxcala, sino por quien era el secretario de Seguridad Pública del Estado, es decir, José Leopoldo Martínez González, así como por quien fuera director de Prevención y Readaptación Social, Jorge Mario Galán Díaz. Sólo el nuevo subsecretario Operativo de la SSP estatal sabe lo que realmente ocurrió.
Tocante a la institucionalidad y disciplina que el nuevo funcionario “morelense” (¿cumple los requisitos de residencia?) deberá guardar hacia las máximas autoridades de la Secretaría de la Defensa Nacional es importante referirse al Centro Coordinador de Seguridad Pública del Estado Mayor de la propia Sedena, cuyo funcionamiento estuvo en secreto durante muchos años, hasta que La Jornada lo exhibió el 15 de septiembre de 2008. Fue el enlace entre el instituto armado y el Consejo de Seguridad Pública Nacional. De acuerdo con información oficial, ese Centro inició operaciones el primero de febrero de 1997 –sin que se diera a conocer oficialmente ni la constitución ni las razones por las que fue formado–, siendo secretario el general Enrique Cervantes Aguirre; y cesó sus labores el primero de enero de 2004 (en la administración del general Clemente Ricardo Vega García), sin que tampoco se hicieran públicas las razones de su desaparición.
Extraoficialmente, fuentes castrenses señalaron a La Jornada que dicho centro no sólo realizaba acciones de coordinación con los mandos civiles, sino que también jugó un papel fundamental en la designación de militares en altos puestos de seguridad pública a escalas estatal y federal. Precisamente fue en el gobierno de Vicente Fox cuando un mayor número de militares se involucró en acciones de seguridad pública y procuración de justicia. He aquí lo importante para nosotros: uno de ellos fue precisamente el general presentado ayer en Morelos. “Aun cuando dicho Centro desapareció hace más de 11 años, la práctica de enviar generales en activo o en retiro a cargos de seguridad pública se mantiene hasta la fecha. Cabe señalar que los códices castrenses no escritos señalan que todo soldado que se va de licencia a ocupar otro cargo en la administración pública ‘nunca deja de ser militar, ni de rendirle cuentas al secretario de la Defensa en turno’”. ¿Esta será la lógica del nuevo subsecretario Operativo de la SSP estatal? Sigo en lo dicho: la mezcla del agua y el aceite.