Es decir: resultaron peores, siendo equiparables a los criminales organizados. De hecho constituyeron algo así como una “delincuencia institucionalizada”. Salvo honrosas excepciones (entre ellas la de Hortencia Figueroa Peralta, actual alcaldesa electa de Jojutla), la mayoría de los ahora ex legisladores proyectó los defectos que, según el escrutinio público, caracterizan a los diputados adscritos a cualquier congreso de este país, ya sea estatal o federal: holgazanes, conflictivos, corruptos, carentes de propuestas legislativas y proclives a practicar el tráfico de influencias. Sin embargo, a estas alturas de nuestro tema de hoy seguramente usted, amable lector, preguntará lo siguiente: ¿No existe alguna institución capaz de normar la conducta de los ínclitos diputados locales y proceder a sancionarlos cuando cometan sus evidentes actos discrecionales?
2.- Tocante al gobierno de Morelos la institución encargada de supervisar la aplicación de sus partidas presupuestales es la Auditoría Superior de Fiscalización (ASF), misma que depende del Congreso del Estado. Empero, muchas veces su titular es comprado por el gobernador en turno para permitirle o encubrirle sus propios actos de corrupción. Desde su creación, la famosa ASF ha sido el prototipo de la simulación y el ocultamiento, con espléndidos beneficios económicos para sus titulares. Y en el caso del Congreso de Morelos se supone que el Comité de Vigilancia, hoy presidido por el diputado perredista David Martínez (ex secretario general en el Ayuntamiento de Temixco), tiene atribuciones para fiscalizar las finanzas de nuestros “representantes populares”. Según versa el artículo 86 de la Ley Orgánica del Congreso, dicho Comité puede vigilar la correcta administración y aplicación de los recursos económicos del Poder Legislativo, de conformidad con el presupuesto de egresos aprobado por el pleno; revisar los inventarios de los recursos materiales de que dispone el Congreso, y someter a consideración del pleno la revisión de la cuenta pública trimestral del multicitado cuerpo colegiado, previo análisis y dictamen de la Auditoría Superior de Fiscalización, para efectos de su aprobación cuando así proceda. El problema para la LI Legislatura fue que el anterior presidente del Comité de Vigilancia, el “naranja” Luis Arturo Cornejo Alatorre, pasó de noche.
3.- Además de David Martínez también son miembros del Comité de Vigilancia los legisladores Joaquín Carpintero Salazar, ex presidente municipal de Tlaltizapán, quien llegó a la actual Legislatura por el Movimiento Ciudadano (tiene el carácter de secretario del Comité); y Juan Angel Flores Bustamante, del PRD, así como Antonio Rodríguez, del Partido Revolucionario Institucional, con el carácter de vocales. Con mucho forcejeo ante la Secretaría de Administración y Finanzas dichos legisladores han conseguido datos parciales sobre la cuenta trimestral de la anterior Legislatura. Es así como fueron informados sobre la aplicación de alrededor de 17 millones de pesos en julio, gasto que más o menos coincidió con lo presupuestado por el Congreso para el año en curso. Empero, se toparon con la excesiva erogación de 40 millones de pesos en agosto, absolutamente desapegada del presupuesto normal. Y en septiembre se utilizaron 16 millones de pesos.
4.- Lo ocurrido en agosto fue una evidencia del saqueo y la corrupción imperantes frente al cambio de Legislatura. Antes de tomar sus maletas e irse a la ignominia, los hoy ex legisladores (con sus honrosas excepciones) se despacharon a granel. Y han de saber ustedes, amables lectores, que la brevísima indagación del actual Comité de Vigilancia (desde el 1 de septiembre a la fecha) descubrió una de las conductas más corruptas de que se tenga conocimiento en Morelos respecto a sus “representantes populares”. Para infinidad de decisiones legislativas prevaleció lo que se conoce como el “Pago por Evento” (PPE), consistente en pagos a favor de los ínclitos diputados para conseguir su voto cuando fue indispensable. Las cantidades oscilaron entre 100 y 500 mil pesos, “dependiendo el sapo la pedrada”.
5.- Para colmo de males, los citados diputados no pueden rascarle más al tema porque la Secretaría de Administración y Finanzas no ha facilitado las carpetas auxiliares de la cuenta trimestral en lo concerniente a julio y agosto. Las corruptelas de la 52 Legislatura podrían conocerse a fondo si el presidente de la Mesa Directiva, el priísta Humberto Segura Guerrero, hiciera valer el artículo 36, fracción XXIII de la Ley Orgánica del Congreso, que le faculta para vigilar el adecuado cumplimiento del programa financiero del Congreso, evaluando el desempeño de los servidores públicos a su cargo. Pero nunca lo hará porque quienes más destacaron en la Legislatura anterior por sus evidentes actos de corrupción siguen siendo sus compañeros de partido. Así las cosas, el actual Comité de Vigilancia, así como los diputados que lo sigan, tienen la oportunidad de trascender históricamente por su honorabilidad. Hasta hoy, según tenemos entendido, no existe el “Pago por Evento”. La sociedad morelense deberá estar alerta ante la posibilidad de su retorno.
6.- 57 personas se inscribieron para contender por una de cinco posiciones en el Consejo del Instituto Estatal Electoral (IEE). Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos. Esta será la premisa de la partidocracia en el Congreso local, donde se decidirá la recomposición del IEE a partir del 30 de noviembre (la elección será el 28 del mismo mes). Hasta el momento de redactar esta columna las siguientes personas eran las de mayor peso específico. Van en orden de importancia: Rubén Jiménez Ricárdez, quien se perfila para ser reelecto y convertirse en presidente del Consejo; Briseida García Vara y Clara Elena Pérez Santana, actuales consejeras susceptibles de ser ratificadas, al igual que Miguel Ángel Castañeda; Eleael Acevedo Velázquez; Patricia Lavín Calderón; Gonzalo Gutiérrez Medina; y Ángel Carvajal Beltrán. El resto representan magníficas intenciones ciudadanizadas, pero me parece que sus posibilidades son remotas. Los 57 aspirantes, empero, serán escuchados en una “pasarela”. A ver.