Es una investigación sobre los espacios de “interacción positiva” de que disponen las naciones involucradas, entre ellas México, ante la necesidad de encarar pertinaces problemas que, pese a algunos avances logrados durante los últimos años, aún perduran: altos índices de pobreza e indigencia; la extrema desigualdad que nos caracteriza; diversas formas de discriminación y de exclusión social que se remonta a un lejano pasado; y el arraigado problema que representa el crimen organizado en sus diferentes modalidades.
El ensayo ofrece una magnífica explicación sobre lo que significa la cohesión social, bastante útil para comprender el origen de la incertidumbre e incredulidad prevalecientes entre algunos sectores sociales morelenses frente a la guerra contra la delincuencia organizada declarada por el gobierno federal en 2007 y que, de múltiples formas, alteró los niveles de la gobernabilidad y nuestra paz orgánica. Desglosemos.
“El concepto de cohesión social suele evocar un anhelo de comunidad ante un escenario de globalización y transformaciones profundas, que muchos asocian con una mayor fragmentación social y una pérdida de lazos estables. La reflexión crítica opone la idea de cohesión a la de corrosión de la legitimidad y gobernabilidad de los Estados nacionales, la acentuación de las brechas sociales, el surgimiento de identidades autorreferidas, la excesiva racionalización económica y la tendencia, también excesiva, a la individualización y el debilitamiento de lo público”. Cualquier parecido con la erosión que sufre el tejido social de Morelos, así como la imagen de quienes ostentan posiciones de autoridad, no es mera coincidencia, sino la realidad actual.
Se supone que a nombre de la cohesión social “se busca la manera de potenciar la riqueza simbólica del multiculturalismo, las promesas de la sociedad de la información y la difusión del imaginario democrático, con el fin de avanzar hacia sistemas capaces de crear nuevos mecanismos de inclusión social y participación ciudadana”. Empero, he de recordarle a usted, amable lector, que la partidocracia de nuestro sistema legislativo ha impedido una verdadera reforma política (la que se encontraba en proceso está a punto de hacer agua), donde la participación ciudadana volvió a ser relegada hasta el último rincón de las comisiones de puntos constitucionales y legislación. A los ínclitos congresistas federales y estatales no les interesa el tema.
Ayer leí detenidamente el posicionamiento de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), capítulo Morelos, cuyo presidente es Juan Carlos Salgado Ponce, ante el denominado “Pacto Morelos” propugnado por el gobierno estatal y que presuntamente será firmado este primero de mayo, cuando a nivel internacional se recordará a los mártires de Chicago. Me parece que en el fondo late la esencia de la cohesión social. Simple y sencillamente se trata de un recordatorio sobre lo que deberían ser las políticas públicas tendientes a apuntalar la cohesión social bajo estrictos valores democráticos.
Sin embargo, el documento signado por Salgado Ponce, además de buscar la apertura del Pacto a todos los representantes sociales morelenses para que gritemos “YA BASTA” y demostremos que “somos muchos más quienes deseamos vivir en paz y tranquilidad”, es un catálogo de asignaturas pendientes para diversas áreas gubernamentales. En lo particular me hace enfocar la mirada hacia ámbitos de la operación política, donde hace unos días entró al quite Oscar Sergio Hernández Benítez, y la Secretaría de Desarrollo Económico, a cargo de Rafael Tamayo Flores. Alguien no está respondiendo a la confianza otorgada por Marco Adame Castillo. Lamentablemente, el pagano de los platos rotos está siendo el jefe del Ejecutivo, a quien no le queda más que retomar el papel de coordinador del esfuerzo cotidiano de los morelenses, en aras de darle solidez al estado de derecho, al orden social democrático y a la gobernabilidad. La cohesión social vincula los mecanismos de integración y bienestar con la plena pertenencia social de los individuos. Inclusión y pertenencia, o igualdad y pertenencia, son los ejes sobre los que gira la noción de cohesión social en sociedades bajo la égida del estado de bienestar. Tenemos mucho que reconstruir en Morelos.