Más tardó el secretario de Gobierno del Estado, Oscar Sergio Hernández Benítez, en declarar que para el próximo mes de junio habrá una sensible disminución en la escalada violenta padecida por Morelos durante los pasados cuatro meses, que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en informar que dicha entidad federativa, así como Chihuahua, Guerrero, Tamaulipas y Nuevo León, no sólo son los estados más peligrosos del país por las acciones del crimen organizado, sino también las zonas con mayores probabilidades de convulsión social, ante lo cual el gobierno federal las considera “focos rojos”.
Agregó la dependencia en un boletín oficial: “En dichos territorios la sociedad vive en un ‘estado de sicosis’, por lo que la institución militar advirtió que podrían generarse ‘problemas de crisis social’”. El texto, entregado a la Secretaría de Gobernación, agrega que en estos cinco estados “se han creado situaciones de confusión y miedo” debido a las acciones del crimen organizado, por lo que urgen a tomar medidas que reviertan el temor de las personas y que esto no sea aprovechado por las organizaciones criminales para aumentar su poder.
El documento, elaborado con reportes de la primera, cuarta, y novena región militar, se precisa que las acciones difundidas por el crimen organizado a través “de mantas y las redes sociales”, aunados a enfrentamientos donde participan comandos armados en varios vehículos por la disputa de territorios, ha provocado que los ciudadanos de 23 municipios de esas entidades cambien su modo de vida para evitar ser asesinados. Lo anterior, lamentablemente, empieza a ser real dentro de la cotidianeidad de Cuernavaca y sus municipios conurbados.
En este sentido, la crisis social a la que se refiere el informe es al cierre de negocios, principalmente restaurantes, centros nocturnos, cantinas y bares, comercios de venta de abarrotes vinos y licores, tiendas de servicio nocturno así como cervecerías. La institución castrense considera que hay un “cambio de actitud en la sociedad por el crecimiento de la violencia”, y pide que se tomen acciones urgentes en todos los ámbitos de competencia a fin de que se recupere la seguridad y, con ello, la tranquilidad de las poblaciones afectadas por el crimen.
En Cuernavaca -sigue diciendo la Sedena-, el 17 de abril, “un mensaje difundido por las redes sociales creó una sicosis entre los habitantes, provocando que todos los negocios cerraran desde temprana hora”. Recuérdese que aquel desagradable momento no sucedió el 17 de abril, como afirma la Sedena, sino un día antes, el viernes 16 del mismo mes, cuando a las 20:00 horas empezaría un supuesto “toque de queda” pactado por bandas rivales del crimen organizado, en el cual se enfrentarían a balazos hasta que alguno de los dos se quedara con la “plaza” de Cuernavaca. Obviamente, aquello se trató de una pésima broma, multiplicada por las redes sociales, cuyos usuarios, en su inmensa mayoría, ignoran que un estado de excepción o toque de queda debe ser solicitado por el presidente de la República a la Cámara de Senadores, sometido a debate y consecuentemente aprobado en caso de necesitarse.
No se necesita ser un docto en materia de comunicación política para inferir que la Secretaría de la Defensa Nacional posee datos exactos respecto a la tendencia delictiva de nuestra entidad frente al resto de la República. Por eso se requiere de mayor apoyo de las corporaciones federales, a fin de contrarrestar la disputa por el territorio morelense entre bandas de la delincuencia organizada.
Asimismo, es urgente que las autoridades federales, estatales y municipales reconozcan la gravedad de la incidencia delincuencial, que coloca a Morelos entre las entidades más conflictivas. Esto no es nada nuevo, pues desde 2007 hasta hoy Morelos ha permanecido entre las primeras diez entidades que presentan tasas de delitos por cada 100 mil habitantes por encima de la tasa nacional (1448 delitos cometidos en 2008; 1481 en 2009, y 766 en lo que va de 2010). Con nuestra entidad pudiera aplicarse el dicho: “Chiquito, pero picoso”, o “Chiquito, pero conflictivo”. Por cierto: ¿Cuándo habrá un verdadero cambio en Seguridad Pública de Cuernavaca?