Por haber sido una plataforma hegemónica en el ejercicio del poder durante más de siete décadas, el Revolucionario Institucional (PRI) era una especie de escuela de formación de cuadros, si algo le sobraba a la hora de ir a una contienda, eran aspirantes a cargos de elección popular, tanto, que también eso lo comenzó a meter en un conflicto permanente, porque todos querían ser generales, nadie aceptaba realizar la chamba de calle.
Pero en el transcurso de los años, la situación es totalmente distinta, porque buena parte de aquellos que fueron formados en las prácticas políticas y las estrategias de elección al interior del tricolor, acabaron abandonando esa trinchera y refugiándose en otra, cuando se dieron cuenta que era posible ganar una posición en otra institución.
Claro, seguramente que más de la mitad de los cuadros priistas de la vieja guardia, acabaron desgastados e inservibles como capital humano para fines electorales y debieron retirarse obligadamente, pero de los que quedaron, no pocos engrosaron otras filas y se está llegando a las vísperas del proceso con figuras de escasa presencia popular.
Aunque a decir verdad, en todos los partidos pasa lo mismo, son escasamente media docena de personajes con cierta presencia para un número bastante alto de posiciones a disputar y eso obligadamente llevará a abrir las puertas a fin de invitar candidaturas ciudadanas.
La que viene, es una elección completa, o sea, aquí se deberán decidir, en lo local, la gubernatura, tres senadurías, porque una de ellas viene por la vía de representación proporcional, cinco diputaciones federales, la alcaldía de Cuernavaca, que es un espacio envidiable.
Solamente para poder ir en busca de esos espacios, hay que disponer de 10 políticos, pero con formación, vocación de servicio, capacidad y sobre todo, proximidad con el electorado, pero difícilmente los institutos los tienen. En el PRI, por ejemplo, se les puede conceder nivel, a la diputada federal Rosalina Mazari Espín, al delegado del ISSSTE, Guillermo del Valle Reyes, a Maricela Sánchez Cortés, al ex edil Jorge Morales Barud, que dicen, pronto aparecerá, o al líder cetemista, Vinicio Limón, que además, amenaza con ir por la vía independiente, ya no la del tricolor.
Todos tienen una trayectoria en la materia que les concede cierta posibilidad de ofrecer resultados, pero hablamos sólo de seis, requiere de más elementos para esas posiciones anteriormente mencionadas. Y es que la ausencia de figuras de peso acaba convirtiéndose en una carga que resta, en lugar de sumar.
En lo que se refiere al Partido Acción Nacional (PAN), podemos observar al diputado federal Javier Bolaños Aguilar, a ciertos representantes populares locales, como Norma Alicia Popoca o Víctor Manuel Caballero Solano y parémosle de contar, porque ya en el caso del sacerdote con licencia, Antonio Sandoval Tajonar, que se insiste, viene por Acción Nacional, no es un cuadro propio.
Respecto a los azules, se ve que muchos de sus militantes distinguidos ya quemaron sus cartuchos, son poco rentables en lo electoral y lo más prudente es que tomen asiento y dejen pasar a los jóvenes, ahí está un Luis Miguel Ramírez Romero, Sergio Álvarez Mata, el propio Oscar Sergio Hernández Benítez, que ya no figuran por ningún lado.
Respecto al Partido de la Revolución Democrática (PRD), la corriente en el poder le viene apostando al reclutamiento de políticos que considera con presencia social.
No llevan a nadie como punta de lanza para la justa que se acerca. Uno de los que se había apuntado por la gubernatura desde hace un rato, el senador Fidel Demédicis Hidalgo, parece que acabará en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y deja el espacio libre para alguien más.
Más bien se comienza a vislumbrar cierta definición en lo que respeta al partido de Andrés Manuel López Obrador, la tendencia es ir encausando como posible candidato a la gubernatura, al también senador Rabindranath Salazar Solorio, a pesar de alguna crítica insistente en su contra por los actos de corrupción que le rodearon a él y a su grupo en el municipio de Jiutepec.
Incluso, a nivel de partidos, no hay mayores ventajas entre uno y otro, las encuestas los colocan muy parejos, unos con base en la estructura, que sería el PRI, otros a partir de la disposición de mayores recursos económicos para financiar las campañas, como en el caso del PRD y Morena, porque viene cosechando el descontento del natural desgaste de aquellos que ejercen el poder.
Para acabar pronto, como que en estos momentos localmente no hay un candidato declarado que sea atractivo y garantice poder de convocatoria a favor de algún partido y en todo caso, el interés de los electores se dará a partir de los candidatos presidenciales, donde se barajan muchos nombres, pero sólo estaría uno definido, Andrés Manuel López Obrador.
En el caso de los panistas, la batalla entre Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón y el presidente del CEN Ricardo Anaya, promete un desenlace bastante ríspido que pudiera derivar incluso en una ruptura interna de las corrientes antagónicas.
Como que es ella la que tiene cierta ventaja ante su adversario, algo así como tres o cuatro puntos en las intenciones del voto. Los priistas andan apagados por todo lo que pasa, el que lleva delantera es el Secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, aunque lejos de los otros que dicen quererla.
Bajo tales condiciones, es muy posible que a la recta final, por cada uno de los partidos, lleguen, AMLO con Morena, que sabemos, va amarrado, Anaya o Zavala en el blanquiazul y Osorio por el PRI. El PRD difícilmente llegará a candidato propio, porque ya anda debajo de los ocho puntos porcentuales a nivel nacional. Entonces, esos cuatro personajes serán el atractivo para los votantes. AMLO le apuesta a su propia figura, Anaya y Zavala, a una tendencia que parece les es favorable y un tricolor que no le queda más remedio que seguirle apostando a sus estructuras.