Dicho término cobraba más fuerza en los tiempos recientes, debido a que la población mostraba cansancio apresurado ante sus gobernantes, por el incumplimiento de compromisos de campaña y desde luego, el mal desempeño en sus respectivas responsabilidades.
A partir de la alternancia aparecida en el año 2000, el electorado se volvió menos tolerante. Sabedor de que su voto podía modificar los escenarios políticos en el país mediante las urnas, bastaba uno o dos años de mandato de sus autoridades, para que comenzara a retirarles su apoyo. Finalmente sabía que mediante el término constitucional de no reelección, había fechas fatales que daban fin a un periodo de gobierno.
Ahora, con la reforma a la Constitución General de la República que permite la reelección, a nivel de presidentes municipales y diputados locales, cambian diametralmente las cosas, muchos de quienes ostentan representaciones populares buscarán continuar en la misma posición, pero para tal efecto, tendrán que alejarse un tiempo de sus actividades a fin de volver a pelear el puesto.
Estos cambios legales se dieron, más por presión e interés de los políticos, que por aclamación popular, los mexicanos en un porcentaje alto siguen considerando que lo mejor debió ser mantener las cosas como estaban, pues no había muchos elementos como para justificar esas transformaciones en materia electoral.
De unas tres décadas a la fecha, el desempeño de quienes presiden las instituciones, a juicio del gobernado, ha venido a menos, la percepción es que se pierde vocación de servicio, compromiso y entrega por las necesidades de un pueblo que ve cada vez con mayor lejanía a esas figuras que llegan a eternizarse en diversos cargos y que a partir del 2018 podrán intentar mantenerse en los mismos, si el respetable lo permite, desde luego.
Por todo eso es muy posible que veamos una resistencia y negativa popular contra aquellos que busquen perpetuarse, ya sea como presidentes municipales o legisladores locales. Al menos hasta este momento, no se ve a nadie con los resultados y el desempeño suficientes como para volver a salir a las calles a solicitar el voto de confianza a fin de continuarse de largo por otros tres años.
Pero tampoco eso sería todo, en lo que toca a los ediles podrán incluso quedarse ahí por tres periodos consecutivos, cosa que se antoja imposible, sin embargo también resulta un hecho que para alcanzar sus objetivos, los interesados recurrirán a lo que a su alcance esté a fin de conservar privilegios.
Y en ello llevarán ciertas ventajas con los adversarios, porque cuentan ya con una posición económica solvente.
Con base en el erario público saben cómo aprovechar las instituciones a fin de beneficiarse y no pocos disponen de aliados en las estructuras gubernamentales.
Un buen número de electores se suele manejar con base en la recepción de beneficios y apoyos coyunturales, no analizan los perfiles de los candidatos, la viabilidad de sus propuestas o la calidad moral y la ética de los mismos, conforme a sus antecedentes.
Simplemente deposita su voto a favor de quien más le da, de ahí que quien ofrezca más podría tener un pie delante de los demás.
Sin embargo, reiteramos, sí subsiste un sentimiento social en contra de la no reelección, porque era un obstáculo a fin de que algunos personajes con influencias en las estructuras de poder se prolongaran indefinidamente al frente de ciertas responsabilidades.
A partir del 2018, así se comienza a apreciar conforme el trabajo legislativo se aplicará a nivel nacional y quizá local la modalidad de la reelección.
Habrá que estar muy atentos a fin de ver cuál es el comportamiento del electorado e igual y luego de esa justa, en función del resultado, se requiera de una contrarreforma, para que las cosas vuelvan a ser como antes.
Lo que sí consideramos muy positivo se hizo a nivel local, el haber impulsado aquello de la reducción de distritos electorales locales, a fin de bajar a 20 el número de espacios en el Congreso local, 12 de mayoría y ocho de representación proporcional, o sea, los denominados diputados plurinominales.
Un poder legislativo de 30 curules era demasiado, el costo al erario de cada uno de los representantes populares es bastante alto, los resultados suelen ser mínimos por legislatura y se tenía que pensar en cómo bajarle al presupuesto. Además, venía siendo un reclamo bastante fuerte de la sociedad desde hace ya algunos años.
Todo lo anterior estará acompañado de una recomposición de distritos: se asume como un hecho que tanto Yautepec, como Jiutepec seguirán con su diputado propio.
Es decir, para las elecciones del año entrante aplicarán tres modificaciones fundamentales, se probará aquello de la reelección en legislaturas y alcaldías, los espacios, en el caso de la legislatura local, descenderán de 30 a 20, se elimina una tercera parte de ellos y también, se elegirá con base a nuevos distritos. Por ejemplo, en lo que respecta a Cuernavaca, la parte norte de la ciudad sumaba a Huitzilac en la elección de diputado y ahora ya no.
Muchos se preguntan cuál ha sido el criterio o sustento de esos cambios, que debieran estar pensados en eficientar resultados, tanto desde el ámbito legislativo como del municipal, a favor de la población.
Como decíamos, estimamos que en algo podría ayudar a evitar más derroche, esa reducción de 30, a 20 legisladores en la cámara local. Por eso hay cierta curiosidad en ver cómo se comporta el elector, esencialmente en aquello relacionado con la reelección, porque se advierte que no es muy de su agrado y que se trató de una acción impuesta con camisa de fuerza.