¿A qué viene?
Quienes aspiran a la gubernatura de Morelos para la elección del 2018 deben saber muy bien a qué vienen y cuáles son las tareas más importantes a desarrollar. Las necesidades de los morelenses son muchas y sin embargo, hay dos que no han podido mejorar sustancialmente a lo largo de los años y son la seguridad y la generación de empleo de calidad.
La primera va directamente ligada a la otra, porque mientras no mejore el ingreso y el bienestar social, los actos delictivos tampoco ofrecerán alguna evolución positiva, de tal manera que si en verdad se desea avanzar en esa materia, habrá que apostarle a la inversión productiva, a la mejora de las vías de comunicación y a la inyección de más dinero y tecnología al sector campesino.
Morelos tiene una vocación hacia la prestación de servicios, este sector ha venido creciendo por encima de los demás de manera constante en los últimos tiempos, pero no hay tampoco una mejor infraestructura en la materia a fin de acrecentar la afluencia turística..
Particularmente la capital del estado debe ser atendida como una prioridad, porque es el espejo y la primera impresión para quienes nos visitan. Lamentablemente no pasa por sus mejores momentos, sus calles están profundamente deterioradas y rescatarlas requiere de muchos miles de millones de pesos que no hay.
El sector industrial tampoco ha logrado crecer en mucho tiempo, son las mismas empresas desde hace décadas, acaso hemos visto la aparición de cadenas de negocios del ramo comercial a partir de la construcción de plazas y tiendas de autoservicio, que ciertamente ayudan, pero no son la solución, porque lo primordial es darle poder adquisitivo al ingreso de las familias para el consumo y entonces, esos establecimientos tendrán éxito. De otra manera, acaban bajando las cortinas por insuficientes ventas.
El estado requiere de un impulso y de manera inmediata eliminar los factores que ahuyentan el ingreso de capitales e imposibilita el crecimiento económico en todos los sentidos.
Pero independientemente de que aquellos que buscan contender por la gubernatura tengan clara la película y la responsabilidad a la que van, deberán tener algo más, contactos con el gobierno federal, porque es allá donde se cuenta con la capacidad para ayudar a superar el rezago que nos distancia del resto de las entidades hermanas.
Lo vemos actualmente, el presidente Enrique Peña Nieto, desde la campaña electoral se comprometió a desarrollar algunos proyectos para la entidad y son los que pueden darnos un mayor nivel de competencia al corto plazo, a partir de obras como el paso exprés Cuernavaca, el distribuidor vial del Polvorín, el puente Apatlaco, también en esa parte sur de la ciudad, la autopista Siglo XXI, que deberá estar lista este fin de año y lo que pretende ser la ampliación a cuatro carriles de la autopista La Pera-Cuautla.
Las acciones más grandes tienen que venir de la Federación, por eso es tan importante que quién gobierne el estado cuente con el aprecio de los miembros del gabinete federal y en particular con el presidente de la república, que finalmente es quien aprueba o rechaza las gestiones.
Lo ideal, por lo tanto, sería que aquel que gane la elección por Morelos pertenezca al mismo partido de quien gane la presidencia, porque eso pudiera garantizar una mayor cercanía, no obstante, tampoco es seguro. Ahí tenemos el caso de Jorge Carrillo Olea. Sus propios correligionarios lo sacrificaron por diferencias políticas entre ellos.
En medio de un ambiente político de pluralidad y alternancia, es difícil lograr los escenarios ideales, pero la civilidad y la tolerancia deben llevar a un entendimiento entre personajes con ideales antagónicos, anteponiendo el interés de los gobernados por encima de la militancia de cada quien. Además, lo correcto es que una vez colocados al frente de las instituciones, los políticos deban despojarse de toda clase de tendencias partidistas para trabajar sin distinción a favor de todos.
Morelos requiere de un gobernador profundamente comprometido con los intereses de la entidad y de su pueblo, sólo de esa manera se podría pensar en un nuevo escenario, porque debido a muchas causas, seguimos rezagados de la mayoría de los estados, que a pesar de la complicada economía, casi en retroceso, siguen mostrando avances en materia de infraestructura de desarrollo.
En particular, la autopista Siglo XXI representará un gran paso hacia la mejora económica de una amplia zona del estado en la región oriente y sur del estado. Acortará tiempos de traslado y distancias en la comunicación con entidades vecinas, como Puebla o Veracruz, alimentando la actividad turística y también la comercialización de productos agropecuarios.
Sin embargo, aún concluidos los 62 kilómetros desde Jantetelco hasta Tlaquiltenango, el proyecto sigue incompleto, porque el diseño total es el enlace con el Estado de México.
Desde luego que entre las prioridades se tendría que colocar a la educación, porque a pesar de que en lo referente a cobertura se tiene casi una atención total, la calidad de la misma es deficiente, poco competitiva y pudiera ser que a nivel básico el cupo llega al 100 por ciento, pero al nivel medio superior no llega ni la mitad de esa población estudiantil por causas que tienen que ver con la pobreza.
Entonces pues, recuperando seguridad se logra mayor confianza de los capitales de inversión, que a su vez ofrecerán oportunidades de empleo, que derivarán en un ingreso familiar que posibilite ofrecer a los hijos la asistencia a la escuela hasta grados aceptables. Pero mientras no se pueda llegar a ese círculo virtuoso, seguiremos igual.