Tras las elecciones del 2000, cuando el Partido Acción Nacional (PAN) “venció” al Revolucionario Institucional (PRI), adueñándose de la presidencia de la república y de buena parte de las gubernaturas en el país, se llegó a considerar que el viejo instituto vivía sus últimos días y que podía incluso perder el registro, por el hartazgo que había generado en los mexicanos, tras 71 años de dominio político.
Durante décadas, la inconformidad social fue creciendo en contra de un sistema de gobierno que parecía eterno y que ante la inexistencia de contrapesos reales cometía toda clase de abusos y por ello los gobernados llegaron a pensar que la solución a nuestras calamidades, terminarían cuando ese monstruo de mil cabezas fuera derribado.
Lamentablemente no fue así, la alternancia política sólo vino a probar que la escuela y método de gobernar, ejercida por más de siete décadas de parte del priismo, fue casi puntualmente reproducida y hasta con claras deficiencias, por la inexperiencia de quienes llegaron a ejercer el poder.
Los resultados de esa supuesta democracia obligaron a que nuevamente, millones de ciudadanos volvieran la mirada hacia atrás e hicieran posible que, luego de dos sexenios de ausencia, el priismo se reinstalara en “Los Pinos” y Palacio Nacional, mostrando que la fuerza estructural de dicho instituto no había sido vencida y hoy seguimos observando que bien pudiera haber PRI por un buen rato más.
En materia político electoral hay muchas estrategias y lecturas, que para entenderlas hay que meterse muy a fondo y para el ciudadano común no es nada fácil; generalmente tiene que conformarse con la información que se le quiere dar, pero mucho se ha insistido en que aquella elección del 2000 fue negociada y que el ascenso de los panistas al primer plano derivó de un pacto no escrito a fin de ofrecer una falsa idea de democracia en México.
Esas son cosas que no se pueden probar, porque forman parte de acciones casi secretas entre los grupos monopólicos del poder, sin embargo, sí hay elementos para considerar que en muchas ocasiones, aquellos que se autodenominan opositores juegan del mismo lado cuando las circunstancias de sobrevivencia así lo aconsejan, a fin de no ser despojados de los privilegios de gobernar.
Indicios muy claros de esos arreglos, se apreciaron en las elecciones recientes por la gubernatura en el Estado de México; lo menos que se dijo es que panistas, perredistas, verde ecologistas y de Nueva Alianza, le hicieron el juego al tricolor para que mantuviera la plaza, ante la amenaza del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) a quienes todo indica sí consideran verdaderos opositores.
Hoy, ya a menos de un año de las elecciones presidenciales del 2018, el Revolucionario Institucional comenzó de manera abierta el proceso interno, a fin de establecer las reglas mediante las cuales se elegirá al candidato que buscará sustituir en el mando al presidente Enrique Peña Nieto, con su famosa XXII asamblea nacional, que mantiene a la cúpula reunida en cinco entidades, a saber, Campeche, Toluca, Estado de México; Saltillo, Coahuila; Mazatlán, Sinaloa y Zapopan, Jalisco.
Aquí ya vemos cómo dos poderosos grupos se enfrentan, cada uno por su lado, luchando por imponer condiciones, unos proponen incluir la candidatura externa, otros prefieren que se mantengan los mecanismos de siempre; habrá que ver quienes logran dar el paso adelante, no obstante, difícilmente se podrá cambiar el mecanismo, es decir, que sea la figura presidencial la que ejerza el derecho a decidir sobre el candidato.
Igual y se recurre a estrategias diversas a fin de aparentar democracia en su interior, para confundir a los electores, sin embargo, estamos casi seguros que muy a discreción, el dedo presidencial continuará siendo el fiel de la balanza, porque los controles no se pueden soltar y menos a los contrarios.
Pero independientemente de lo que decidan hacer en su famosa asamblea, queda claro que el priismo sigue vivo y con la esperanza de mantenerse en el mando más allá del 2018. Sólo hay que ver la capacidad que tienen para hacer de sus actividades un tema que ocupa a diario los principales espacios noticiosos a nivel nacional, llámense escritos, electrónicos e incluso de redes sociales.
Quien ejerce el poder domina buena parte de los escenarios a su favor y lo apreciamos en estos momentos, para bien o para mal, se habla de ellos y es lo que les interesa; algunos políticos de carrera suelen manejarse bajo conceptos como aquello de que “habla de mí, mal o bien, pero no me ignores”.
De que las elecciones presidenciales del año que entra vienen difíciles, no hay duda, sin embargo los priistas no están vencidos, como se llegara a pensar hace algunos meses o cuando cedieron el poder superior al PAN. Más aún, pareciera que entre PRI, PAN, PRD y aliados, lo de menos es quien llegue a “Los Pinos”, lo que no pueden permitir, es que el aspirante de Morena, Andrés Manuel López Obrador, logre su objetivo en este tercer y todo parece último intento.
Ya al tabasqueño le han dado dos o tres golpes para ir bajándole los humos, el caso de la Delegación Tláhuac en la Ciudad de México es uno de ellos y estamos seguros que van por muchos más. A pesar de todo, AMLO sigue adelante en las encuestas, por eso tendrán que apretar más y en eso están todos los demás partidos de acuerdo.
Mientras trabajan juntos en un solo frente a fin de descarrilar a Morena, cada quien diseña su estrategia y su jugada hacia el 2018 y lo más seguro es que aquel que llegue con las mayores posibilidades de competencia electoral, sea priista, panista o perredista, será el que sea acuerpado por los demás, pero el tricolor se sigue defendiendo y con todo.
En Morelos, por ser oposición, el PRI parece muy desgastado, incluso se insiste en que la nueva dirigencia estatal obedece a intereses contrarios a los de su propia institución, pero igualmente se advierte que todo eso forma parte de los acuerdos del CEN con otras fuerzas, a fin de mantener buenas expectativas a nivel nacional.
Para la cúpula priista y el poder central, Morelos parece que ha sido una moneda de cambio desde las elecciones del 2000 y por las señales que se ven hasta hoy, se antoja que vamos por el mismo camino, que difícilmente regresarán al gobierno estatal que perdieron hace 17 años, porque con nosotros pagarán facturas por favores de aliados en lo que al grupo en el poder superior le interesa, la presidencia de la república.
Por cierto, hoy en representación del presidente Peña Nieto asistirá el director del IMSS Mikel Arriola a la inauguración del auditorio Teopanzolco, una de sus promesas de campaña.