Radiografia del Poder
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UAEM: sigue el calvario

Socavón: hace historia

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Por insuficiencia presupuestal, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) sigue en riesgo de paralizar actividades, el dinero disponible es poco y acaso podría alcanzar para cubrir una o dos quincenas más, de tal manera que la situación sigue siendo crítica.

El tema viene al caso, porque por enésima ocasión maestros, estudiantes, trabajadores de la universidad, así como agrupaciones sociales de apoyo se presentaron en el Centro histórico para pedir a los órdenes de gobierno estatal y federal contribuir en la solución de sus necesidades.

Ya ve usted que hace unas semanas, también por segunda ocasión, el movimiento que encabeza la máxima casa de estudios se trasladó a la Ciudad de México para buscar diálogo con secretarios de despacho de la Federación, buscando alguna ayuda emergente.

Lo que de ello se dijo, es que el tema se había atendido positivamente vía algunos subsecretarios de dependencias como Gobernación o Educación, pero pareciera que todavía no se toman las decisiones requeridas, a fin de brindarle un poco de oxígeno a la UAEM.

Los quejosos insisten en que hay algunas sumas retenidas que resolverían por lo menos coyunturalmente el déficit; hablan de unos 111 millones de pesos que ya deberían estar en las cuentas universitarias, pero que no han sido depositados.

A través del abogado general de la universidad, Alfredo Mena Díaz, advirtieron incluso que iniciarán una denuncia sobre ello ante la Procuraduría General de la República (PGR), lo que lleva el conflicto al terreno legal, complicando aún más ese escenario.

Todo inició cuando surgieron diferencias entre figuras de la administración de gobierno estatal y de la institución en referencia y si no nos equivocamos, fue a partir del asesinato del catedrático Alejandro Chao y su esposa; como que fue el parteaguas de lo que continuamos presenciando.

Muy concretamente sostendríamos que es un asunto eminentemente político, y mientras los actores involucrados no se sienten a dialogar y a buscar una salida negociada, la universidad seguirá metida en ese serio problema, sin embargo no se ve por ahora indicio alguno de que lo anterior se pueda dar.

Las partes enfrentadas se siguen dando con todo, no tanto como ocurría a finales del año anterior, pero sí con cierta intensidad y además todo esto está asimismo relacionado con una lucha de grupos en función de las elecciones del 2018, no hay más.

Es una medición de fuerzas, cuya factura la pudieran pagar aquellos que nada tienen que ver en eso, la comunidad estudiantil, porque en una de esas, pudiera llegarse a la suspensión total de actividades, debido a la inexistencia de dinero, cosa bastante real.

Cada parte asegura decir la verdad y eso lleva a una confusión, porque además se dan datos, cifras y fechas de lo que se afirma, sólo que ante tales desacuerdos, hay un riesgo inminente de que miles de estudiantes se queden sin clases y eso sería lo indeseable.

Reiteramos, lo que se requiere es entendimiento y acuerdos, porque seguramente que recursos hay, pero en muchas ocasiones es la política la que define rumbos y toma de decisiones y en ese terreno ha venido caminando el tema de la UAEM.

Claro, si no se da esa voluntad de acercamiento entre las partes, el sufrimiento de la máxima casa de estudios se pudiera prolongar por un año más, mínimamente, pero para entonces habrían sucedido muchas cosas y en detrimento de los jóvenes, ya que se encuentran en medio del fuego cruzado.

SOCAVÓN, HACE HISTORIA

Y en otro tema, quizás por tratarse de un suceso poco común, el tema del socavón ocurrido en el Paso Exprés Cuernavaca, sigue ocupando espacios destacados en todos los medios nacionales de información y mire que de aquello a la fecha ya pasaron bastantes días.

Y no es sólo debido a las comparecencias de funcionarios relacionados con el caso, ante las Cámaras alta y baja; hay analistas políticos de medios escritos y electrónicos que no lo sueltan y a estas alturas podría afirmarse que en todos los rincones del país, se está enterado de ese desafortunado acontecimiento que cobró la vida de dos personas, padre e hijo.

Mucho se ha insistido, desde tiempos atrás, que la mejor manera de hacer dinero, para los “servidores públicos” es hacer obras, porque a través de inflar los costos logran llevarse enormes fortunas y un ejemplo claro de que en ello no se falta a la verdad, es el socavón.

No se ha desarrollado una evaluación precisa, a fin de saber cuál es el costo real de un proyecto en las condiciones en las que se entregó el Paso Exprés, pero igual y no pasa de los mil millones, sólo que se facturaron dos mil 200 millones. Bueno Gerardo Ruiz Esparza -titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transporte (SCT)- dijo durante su comparecencia que habían sido poco más de mil 700, entonces habría que ver porqué se habla de dos mil 200.

Como sea, se nos antoja que el hecho de mantener el tema permanentemente en los medios es algo que deberá ser factor, a fin de que en lo sucesivo se tenga más cuidado en el cabal cumplimiento de los contratos de obra, particularmente aquella relativa a las vías de comunicación, donde hay riesgos de perder la vida, como pasara aquí en Morelos.

Lo menos que se puede esperar, es que tras ese descalabro de las autoridades, se maneje con más precaución el desarrollo de inversiones de tal naturaleza, porque los morelenses somos testigos directos de que ese libramiento fue hecho con los pies.

Se inauguró a principios de abril y todavía no puede ser utilizado cabalmente por tantas fallas y es casi seguro que así nos la llevemos el resto del 2017. Aún con sus defectos e insuficiencias, el viejo libramiento posibilitaba mayor agilidad vehicular; a partir del infortunio, constantemente es bloqueado, ya sea por grupos inconformes o por las mismas instancias oficiales que continúan buscando el remedio con la construcción de un puente elevado donde se generó el enorme hoyo.

Y eso va a quedar para la historia, tendrán que pasar muchos años para que los morelenses olvidemos la ofensa generada por las instancias de gobierno, al propiciar pérdidas humanas por actos de corrupción que son visibles pero que siguen sin ser castigados. Todo ha quedado en la renuncia de quien fuera el director del Centro SCT Morelos, José Luis Alarcón Ezeta, que debiera ya estar en la cárcel.

 

 

 

 

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Daniel Alcaraz Gómez

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