Hemos querido dar seguimiento puntual a lo que pasa en los primeros planos de la política nacional, porque nos aproximamos a una elección que trae como platillo principal la batalla por la presidencia de la república y ya las fuerzas partidistas nacionales han echado a caminar toda clase de estrategias en busca de ganar la carrera.
Una de esas maniobras, que se antoja magistral, fue la renuncia de Margarita Zavala, esposa del ex mandatario Felipe Calderón, al Partido Acción Nacional, y a pesar de múltiples voces azules en el sentido de que no pasaba nada, los números dan fe de que las tendencias se modificaron sustancialmente en el tablero de las estadísticas a partir de dicho suceso.
Un rotativo nacional daba fe de lo anterior ayer mismo al mostrar que Acción Nacional sufrió una caída importante, comparativamente con las tendencias que traía hasta antes de lo anterior. Como se ha polemizado, ese desenlace afectó sobre todo al PAN, le pegó con un punto a Andrés Manuel López Obrador de Morena y de rebote la agregó un punto al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
O sea, las cosas van cambiando progresivamente a medida que se acotan los tiempos para acelerar la contienda por la primera magistratura del país. Y no sólo hubo movimientos a nivel de aspirantes, también de los partidos. Así, el tricolor se instala, por primera ocasión desde hace buen rato, a la cabeza con 26 puntos; lo sigue a uno de distancia con 25, Morena y el PAN se va hasta la tercera posición con 21, cuando era el puntero.
En lo que respecta a posibles candidatos, AMLO sigue al frente con 32 puntos, pero ahora con el PRI atrás con 24, en la figura del Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y el líder panista Ricardo Anaya, que con el Frente Amplio tomaba delantera, pero se cayó y aparece con 19 puntos, a tres de Margarita, que lleva 16 como “independiente”.
Ahora bien, aunque los actores lo niegan –no podría ser de otra manera, de otra forma la estrategia no resultaría- todo esto, incluyendo la inédita inscripción de 86 personajes que dicen aspirar a la presidencia por la vía independiente, aunque ya sólo quedaron 40, viene de la misma presidencia de la república y del priismo nacional.
Es evidente, porque a partir de la elección del Estado de México, el viejo partido logró contar con el respaldo de sus supuestos opositores -Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática- que buscando descarrilar desde entonces el proyecto político de Morena, sirvieron de distractores de votos para que ganara -así fuera con aprietos- Alfredo del Mazo Maza la gubernatura mexiquense.
Sólo hay que ir observando muy cuidadosamente todos esos antecedentes para no caer en el engaño y dejarse llevar por las cortinas de humo. Comienza a ser claro que la mayoría de quienes afirman que van a sacar al PRI de Los Pinos nuevamente, como en el 2000, le están más bien abriendo el camino para que se mantenga en palacio nacional más allá del 2018.
Y sobre eso, un personaje de la política nacional decía a La Unión de Morelos que las metas se les vienen cumpliendo a los priistas, porque ya consiguieron dar el primer paso, situarse como segunda opción, que porque a partir de ahí, la retención de la presidencia está prácticamente garantizada, solo se requieren pequeños detalles para cuyo objetivo disponen de toda clase de cómplices.
Toda la maquinaria está orientada a descarrilar la oferta electoral de AMLO y como que el señor bajó considerablemente su presencia a partir del temblor del pasado 19 de septiembre. La presencia que traía en los medios de comunicación se redujo y retrocede gradualmente. Lo anterior no es obra de la casualidad, es consecuencia de muchas cosas; una de ellas, la salida de Zavala del PAN, que ya se fue con todo contra el tabasqueño y le va a seguir pegando muy duro.
Bueno, que esto de medir en las encuestas a Osorio Chong también es otra jugada, porque no sería precisamente él quien logre la bendición presidencial para ser el candidato del PRI; todo lleva a considerar que el “bueno” será el titular de la Secretaría de Hacienda, José Antonio Meade, a quien le preparan un premio y reconocimiento para vestirlo aún más. O sea, que éste vendrá con mayor puntuación en las tendencias y de entrada, tiene en la bolsa el apoyo del sector económico nacional más poderoso.
PROBLEMAS EN FISCALÍA ANTICORRUPCIÓN
Y en otro tema, en la Fiscalía Estatal Anticorrupción se enfrenta un serio problema que escalará a los esferas legales, porque se acusa al magistrado Orlando Aguilar Lozano, –que ya debió dejar el cargo desde el 2015, porque rebasó la edad prevista en la ley, 65 años- de seguir en funciones y cobrando.
Como se recordará, el Congreso local le dio nombramiento a Guillermo Arroyo Cruz como el que ocuparía el lugar de Orlando, pero aparentemente con la complicidad de otros magistrados, como Roque González Cerezo o Jorge Estrada, el hombre sigue en la nómina a pesar de que legalmente no es posible.
El caso es que Arroyo ha anunciado que iniciará la denuncia formal ante la Fiscalía General de Justicia del estado, en contra de éste, por usurpación de funciones, porque pareciera que se tiene que llegar a ese extremo ante el descaro de quien, sabiendo que ya no puede ejercer, se aferra a su posición.
Arroyo menciona que la ley es clara: una vez cumplidos los 65 años de edad, se tiene que hacer el cambio; ya se realizó, pero de aquello han pasado más de dos años y sin embargo, se le continúa pagando, lo que pudiera empujar a un conflicto delicado en materia económica, porque el sustituto va a reclamar salarios caídos, ya que finalmente es el magistrado conforme a derecho.
Lo sorprendente es que nos referimos a la Fiscalía Anticorrupción, que está obligada a mostrar probidad absoluta que exhiba la certeza de que desde ahí se hará lo que sea necesario a fin de combatir ese flagelo de la corrupción que tanto daño causa al país, al estado o a los municipios y no será precisamente así como se obtenga confianza de la ciudadanía. Por eso el asunto es bastante interesante; son indicios de que algo no está saliendo bien ahí, con una instancia de nueva creación que busca acabar con quienes se benefician del ejercicio público y el manejo de dinero del erario.