Muy complejo se aprecia todavía el escenario electoral a nivel estatal; los partidos políticos están ya inmersos en el tema e incluso con los tempos encima para la toma de decisiones, pero a pesar de ello, no hay claridad respecto al rumbo que tomarán en torno a posiciones fundamentales respecto a la pelea por el gobierno morelense.
En lo que toca a la presidencia de la república, ya están a la vista dos de los aspirantes a esa candidatura Andrés Manuel López Obrador del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y el del Partido Revolucionario Institucional (PRI), José Antonio Meade, estamos en espera de saber si se mantiene el Frente Amplio Opositor o Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) van cada uno por su lado.
Pero acá sólo se sigue insistiendo en que el único que ya la lleva amarrada es el senador Rabindranath Salazar Solorio de Morena; en el resto de los partidos sólo abundan las especulaciones y de la definición respecto a la candidatura al gobierno se desprende el resto de las posiciones en juego.
El tricolor a nivel federal, pareciera que decidiría durante el transcurso de la presente semana, si lleva como aliados a los partidos Nueva Alianza, Verde y Encuentro Social (PES). Una vez que a esos niveles se defina en la materia, en el estado iniciarán los mismos intentos por hacer lo propio, aunque igual y la línea superior viene ya en tal o cual sentido.
Hay algunas decisiones que, se adelanta, se tomarán durante la semana que corre. Estamos a horas de que el ex rector Alejandro Vera Jiménez anuncie por donde va a jugar, porque ya anticipó que sí viene por una candidatura. Lo que se nos decía ayer, es que el CDE del tricolor lo quiere aventar a la gubernatura, pero igualmente se mencionaba que ya hay alguien más con un pie adelante.
Y precisamente se agregaba que una de las condiciones o peticiones de Nueva Alianza para aceptar venir en acompañamiento del PRI es que le dejen la gubernatura morelense y todo lleva a considerar que el presidente del CEN del tricolor estaría aceptando. Finalmente el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) es un bastión que ha sido factor de triunfo para ellos, por su capacidad operativa, aunque la verdad es que hace ya años que el magisterio en su mayoría, no comulga con el proyecto priista.
Pero sólo son unos cuantos personajes los que pueden entrar a la lucha interna por la candidatura al gobierno de Morelos; independientemente de que demanda de una formación política mayor, se necesita de una auténtica fortuna económica. Los cálculos llevan a que para el desarrollo de una campaña competitiva, se requiere arriba de los 300 millones de pesos.
Por eso son unos cuantos los que se pueden dar el lujo de entrar en la lista de aspirantes, pero además, lo más prudente es que se trate de políticos con relaciones en el primer círculo nacional al interior de sus respectivos partidos y si además hay contactos con personajes del gobierno federal, mucho mejor.
Y después de la gubernatura, hay espacios como la fórmula al Senado de la República o a la alcaldía capitalina que igualmente relaman de cuadros con experiencia y por lo menos haber contado con alguna representación en el Congreso de la Unión, de ahí que tampoco sean muchos los que tienen posibilidades de abanderar esas candidaturas en cada uno de los institutos políticos.
En lo que toca al Senado, se habla -por ejemplo- de las diputadas federales Rosalina Mazari Espín del PRI y Lucía Meza Guzmán, ahora por Morena. Es más, sería una batalla bastante interesante, pero le concederíamos cierta ventaja a la de Puente de Ixtla, porque ha demostrado alta rentabilidad en las urnas, sobre todo en la zona surponiente de la entidad.
Por aquello de la equidad de género, es casi un hecho que las dos serán parte de sus respectivas fórmulas. Los acompañantes de ambas necesariamente serán varones, pero en el tricolor no vemos aún quien pudiera ser el agraciado. Seguramente alguno de los que aspiran a la gubernatura; pudiera ser el delegado de Sedesol, Jorge Meade Ocaranza, pese a su larga trayectoria de corrupción. En lo referente a Morena, como que no se ve claro. Pero en el PRD y el PAN se aprecia más confusa la cosa. Es casi un hecho que a la gubernatura, el legislador federal panista Javier Bolaños Aguilar está casi amarrado. Ya hasta el ex dirigente nacional Manuel Espino le vino a dar su empujón.
No obstante, hacia el Senado no se perfila alguien en especial, que traiga peso suficiente como para darle pelea a las fórmulas del tricolor y de Morena. En el PRD sólo vemos a un secretario de Gobierno Matías Quiroz Medina apuntado para la grande y luego de él, acaso algunos alcaldes que están trabajando sin un proyecto definido. Igual y de ahí surgen los candidatos a la Cámara alta, pero sin muchas posibilidades de ganar.
Y ya hacia abajo, en lo que se refiere a diputaciones locales y presidencias municipales, si se amplía el panorama y aparecen por todos lados interesados en ser incluidos en la distribución de posiciones. Ante la falta de confianza que mantienen los partidos ante los ciudadanos, aquí el éxito o fracaso dependerán más bien de la figura y liderazgo de quienes van.
Pero se aprecia una pobreza de cuadros en todos las trincheras; son pocos ediles los que, por su desempeño como tales, están en esa posibilidad, o de repetir en el cargo o buscar una legislatura local. En la región poniente, es el edil de Miacatlán, Francisco León y Vélez, el que tendría posibilidades de regresar al Congreso local por tercera ocasión o incluso ir por una diputación federal, en lo tocante al Revolucionario Institucional.
El PAN, en lo referente a municipios, pareciera desmantelado y es aquí en Cuernavaca donde conserva tendencias positivas, pero son demasiados los que quieren ir por una diputación.
Por aspirantes no paramos, pero el problema es que la mayoría no tiene mayor ascendencia por el electorado y lejos de abonar en sus fórmulas, representarían una pesada carga para las fórmulas de sus respectivos partidos.