De manera muy lenta, Jojutla busca recuperarse del desastre que le causó el terremoto del 19 de septiembre. Obligados por las circunstancias, los afectados tienen que ir dándole vuelta a esa desafortunada página, sin embargo, todavía las heridas no cicatrizan y lo harán mucho tiempo después.
La destrucción fue mayúscula y por más ganas que le han echado, aún es imposible regresar a la normalidad y después de buscar algunas alternativas, han decidido ésta vez suspender su feria anual, que era una de las más concurridas y atractivas del estado, acaso después de la de Tepalcingo.
Con esa actividad comercial que atraía a miles de visitantes locales y hasta externos, iniciaban cada nuevo año. Como quiera que sea, les dejaba múltiples beneficios en lo que toca a espectáculos, diversiones y comercio. Sólo que ese magno evento se instalaba precisamente en la avenida principal, donde prácticamente no quedó construcción alguna de pie y entonces resulta imposible encontrar otro espacio de la medida y necesidades para tal efecto.
Han sido cientos, quizás miles de locales los que acudían puntualmente a la cita cada año, procedentes de diversos puntos del estado y de la república, porque los atractivos eran muchos y los resultados para quienes gustan de esa actividad eran bondadosos.
Pero lo anterior, dejaba asimismo excelentes dividendos en cuestión de ingresos para los organizadores y movía el circulante en beneficio de miles de lugareños. Desafortunadamente y por lo menos para este comienzo del 2018, ni esas ventajas podrán tener los jojutlenses.
Ciertamente que para lograr dejar detrás ese negro pasaje se requiere de un tiempo considerable. Hay quejas en el sentido de que el apoyo de los programas estatales y federales, a fin de coadyuvar en la recuperación de pérdidas, ha sido lento. Además, las cantidades económicas para aquellos que lo perdieron todo son simbólicas, ante el costo de la reconstrucción de las viviendas.
Y no está siendo nada sencillo, porque esa zona era eminentemente comercial; ahí se encontraba buena parte de los negocios que le daban vida financiera a la ciudad. Es decir, esas familias se quedaron sin la fuente de ingresos de la que vivían y sin los establecimientos, tampoco tienen como para rehacerse del capital suficiente para renacer.
Es como un círculo vicioso: les es urgente volver a montar sus negocios para rehacerse de algo que a través de muchos años habían logrado acumular con su esfuerzo, pero no hay muchas posibilidades y, reiteramos, las aportaciones de las instancias gubernamentales no son despreciables, pero seguramente que para pensar en recuperar el 100 por ciento de algunos negocios, demanda de millones de pesos, ya que los había de muy buen nivel y tamaño.
Y bueno, tampoco es fácil para las instituciones gubernamentales disponer de dinero suficiente como para cubrir tan altas necesidades. El presupuesto público, llámese estatal, federal o municipal, está ya etiquetado. Más aún, el suceso se dio a finales de septiembre, cuando se ha ejercido el mayor porcentaje del techo autorizado para todo el año.
La Federación no sólo viene atendiendo el caso Morelos, donde los efectos han sido enormes; se le presentaron situaciones de mayor intensidad en la Ciudad de México y como dicen que una desgracia siempre viene acompañada, también debió hacerle frente a destrozos provocados por exceso de lluvias en Oaxaca y Chiapas.
Como se aprecia, el fenómeno en ese sentido fue desafortunado para algunas regiones del país y Morelos fue parte fundamental de todo eso. Nunca se había vivido algo parecido, pero un día nos tenía que tocar y no estábamos preparados. Será a partir de lo anterior, que se inicien acciones a fin de enfrentar con menos efectos negativos, contingencias como ésas.
OTRO GOLPE A LA ZONA SUR
Indudablemente que lo ocurrido en Jojutla generará efectos negativos en la economía de aquella región, sin embargo, no es la primera vez que ésta parte de la entidad debe remontar condiciones de adversidad. Un golpe igualmente mortal fue la venta del ingenio Emiliano Zapata de Zacatepec, por el año de 1991.
La cooperativa desapareció y se decidió dejarlo en manos privadas. A lo mejor si eso hubiera sido lo único, el impacto en lo correspondiente al desarrollo sería menor, pero a partir del ingenio es que se financiaba también al equipo de futbol de Zacatepec, que aportaba enormes beneficios a la economía de toda aquella parte de la entidad.
Zacatepec se convirtió, por muchos años, en el centro de la actividad industrial, por encima de Jojutla. Al enajenarse la planta industrializadora de la caña de azúcar, esa población se fue convirtiendo en un pueblo fantasma y entonces Jojutla comenzó a ganar ventaja y a atraer un poco de dicho potencial.
Pero la historia ya la conocemos y por eso consideramos que toda esa región vuelve a sufrir un descalabro más, pero ahora por las fuerzas de la naturaleza. Porque lo que pasó en Zacatepec, fue a consecuencia de malas decisiones en políticas de gobierno. Sí, por lo menos en contra de esa parte del estado.
De que se van a sobreponer, no hay duda, porque el potencial del que dispone la zona es mucho. Podemos dividir a Morelos en tres grandes regiones en base a su estatus económico. El centro, compuesto por la capital Cuernavaca y los municipios conurbados presentan el mejor nivel de desarrollo, porque es aquí donde se combinan todas las actividades humanas, incluida la industria; luego situaríamos precisamente a la parte del surponiente, por el buen nivel de la actividad productiva del campo, en especial, la caña de azúcar.
Y al final, con algunos movimientos tendientes a mejorar, la vasta región oriente que aglutina a 11 municipios y que padecen escasez de agua para sacarle más rentabilidad al sector campesino. Lo que favorece al surponiente es que la disponibilidad del vital líquido es de excelencia y se traduce en riqueza.
Así que sólo es cuestión de tiempo para que Jojutla logre el restablecimiento gradual. Disponen de fuentes de ingresos de alta rentabilidad que tienen que mostrar sus efectos positivos, pero hay que tener paciencia para ello.