Lo que dicen algunos lugareños, entre ellos líderes de agrupaciones de transporte y distribución como Vicente Demédicis Cruz, Aarón Germán Acevedo o Adrián García Montero, es que el director general del sistema municipal, Juan Flores Esquivel, perdió el control y viene permitiendo que se utilice este organismo como "bolsa de trabajo" para familiares y amigos de los mismos funcionarios.
Bueno y ello dicho por Jorge Lagunas, asesor del presidente municipal Nereo Bandera Zavaleta, la nómina del sistema de agua es de más de 250 trabajadores, cuando se requieren en promedio 50.
Claro, la mayoría de los sistemas en el estado se encuentran operando con números rojos, porque cerca del 50% de los usuarios no paga el servicio, sin embargo, en el caso de Temixco las implicaciones y complicaciones son mucho más delicadas, parece no haber otra alternativa excepto que la comuna intervenga para rescatar las finanzas que ya no tienen salida.
Pero lo que se afirma es que buena parte del origen de la quiebra obedece a una ausencia total de esquemas de administración, administraciones municipales anteriores dejaron estructuras viciadas y de corrupción que debieron ser desmanteladas con la llegada de Nereo al Gobierno local.
Bueno, el ex edil Noé Sánchez Cruz conserva un grupo de piperos procedentes de Emiliano Zapata y de Cuernavaca, comandados por quien fuera su secretario general José Evaristo Silva Bandala, que están apoderados de algunas fuentes de abastecimiento y no para beneficio de los temixquenses, sino para vender el líquido. Le surten al penal de Atlacholoaya y a residencias de la capital del estado y de Jiutepec, en lo que representa un saqueo del recurso acuático.
Claro, como menciona el líder social Rafael Trujillo Guadarrama, los responsables de la anarquía y de los problemas en la dotación de agua son los miembros de la Junta de Gobierno, cuya cabeza es precisamente el alcalde.
Es cierto, el sistema operativo de agua potable es un organismo descentralizado, sin embargo al director general del mismo lo nombra el edil, es decir Bandera Zavaleta es el jefe directo de Juan Flores Esquivel y por lo tanto tiene las facultades suficientes para pedirle cuentas.
Sobre todo, llama la atención que la plantilla de trabajadores, se dejara crecer sin límite, hasta absorber casi todos los ingresos que se logran por concepto de cobro del servicio.
Pero reiteramos, los ex ediles Noé Sánchez Cruz y Javier Orihuela García conservan aún parte de las estructuras del sistema de agua, sin que la actual administración haga algo por corregir el rumbo.
Lo malo es que el enojo colectivo es creciente y hablar de falta de agua en los pueblos y comunidades es un asunto que rápidamente crece, se multiplica. No hay otra salida, el Presidente Municipal tendrá que actuar de inmediato y reestructurar el organismo.
Por lo menos tendrá que despedir a 200 empleados ahí, que es la sobre población generada por la contratación masiva de recomendados de todas partes, que además ejercen duplicidad de funciones y burocratismo, que le cuesta al municipio mucho dinero.
Porque lo único que hace el señor director en casos como el actual, es ir a tocar la puerta de su compadre el edil para que lo saque del aprieto, finalmente es la comuna la que viene cubriendo los costos de esas incongruencias.
Habrá que ver cuáles son los arreglos y compromisos que se tienen como para tolerar tantos excesos, porque se afirma que el hermano del ex edil Noé Sánchez Cruz acaba de ser contratado y que desde la semana pasada despacha en una oficina de la Presidencia. Eso es increíble.
Por lo pronto, representantes de seis agrupaciones de piperos enviaron una misiva a Nereo con fecha del 6 del presente, en la que le señalan que gente extraña comandada por José Ríos, Ramón García, Gustavo Meléndez, entre otros, vienen explotando mantos acuíferos de la comunidad para hacer negocio ante la necesidad creciente de los lugareños.