Y no sólo nos estamos refiriendo a las reiteradas quejas relacionadas con la prevención del delito e impartición de justicia, un asunto de primera línea y el más delicado, sino a muchos otros aspectos que generan enojo popular y son motivo de controversia.
Las afueras del edificio de Gobierno, en el centro de Cuernavaca son espacios disputados por diversos grupos en plantón o en movilización, pidiendo justicia a gritos.
Desde el conflicto magisterial de mediados del 2008, las figuras de Gobierno de mayor decisión, abandonaron sus oficinas. Sólo hacen presencia esporádicamente, despachan en lugares alejados del riesgo de ser atrapados, precisamente por quienes con justa razón, exigen respuestas a sus necesidades.
Desde el interior del equipo de trabajo de primer nivel se observa con mucha preocupación lo que está pasando, hay una aceptación de que la realidad los comienza a rebasar, pero sobre todo, coinciden en que el sector justicia y seguridad, es el gran dilema a resolver y mire que nadie le ve salida a corto plazo, eso es lo grave.
De pronto, y tras los asesinatos de Tito Barrera Ocampo, líder cetemista, y los siete jóvenes, se pudo evidenciar la incapacidad de las instancias competentes en la materia para salvaguardar la integridad física de los gobernados.
Hay mucha podredumbre en la Procuraduría, la Secretaría de Seguridad pública, desde los primeros niveles de mando hasta los policías rasos, en buena medida, coludidos con la delincuencia y parte misma del problema que necesitamos combatir.
Los famosos métodos de saneamiento policiaco, empezando por los exámenes "control de confianza", lo único que provocan es risa, han mostrado su absoluta nulidad para prevenir o advertir la relación de elementos con los enemigos sociales.
Vemos pues un régimen que se debilita peligrosamente, casi tanto como ocurrió en el 2008 frente al Movimiento Magisterial de Bases (MMB), solo que a diferencia de entones.
En situaciones como esta, el instituto político en el poder, en este caso, el Partido Acción Nacional (PAN) tiene la obligación de salir al quite en defensa de su Gobernador, pero lo cierto es que brilla por su ausencia e incapacidad de reacción.
Lo vimos recientemente en el Revolucionario Institucional (PRI), una vez que lograron sacudirse de la dirigencia estatal a dos o tres personajes coludidos con el Gobierno en turno, sacaron la casta en defensa de su alcalde Manuel Martínez Garrigós a quien los panistas y el mismo régimen traía a puro golpe, lograron sacarlo del fuego, pero ¿qué ocurre con Acción Nacional?
El dirigente estatal Germán Castañón Galaviz, un hombre muy gris, parece estar bastante comprometido con el proyecto del senador Adrián Rivera Pérez en sus aspiraciones a la candidatura por el Gobierno estatal en el 2012 y ha dejado solo a Adame Castillo en medio del fuego cruzado.
Y mire que en todo este embrollo todavía no aparece con la intensidad que pudiera darse, la intervención de los partidos políticos, sobre todo del tricolor, que se antoja, tiene la oportunidad histórica de dar la estocada final a través de un proceso de juicio político y tomar desquite de aquel 1998 cuando muchos panistas participaron activamente en el enjuiciamiento del general Carrillo Olea.
Es decir, que por ahora, vienen siendo figuras de la sociedad civil las que están armando todo el escándalo, que decir de la marcha nacional efectuada en la capital del estado, es muestra de lo que el pueblo puede hacer si en verdad se organiza y actúa para defender sus intereses, pareciera el camino a seguir en lo sucesivo, ante la manifiesta incapacidad gubernamental que solo consume miles y miles de millones de pesos sin dar el mínimo resultado, el ambiente es pues tenso, mientras tanto, MAC, la dirigencia estatal del PRI y el líder nacional Humberto Moreira se reunían ayer a la 1:30 de la tarde en Gobernación federal, ¿el tema? De eso habremos de hablar después.