De un trabajo armonioso con el Ejecutivo dependen muchas cosas, incluyendo la tranquilidad política del estado y de los morelenses, de ahí que sea de amplia trascendencia su composición a fin de que se pueda llegar a buenos acuerdos, y sobre todo, las propuestas de reforma tengan posibilidades de ser aprobadas.
Conforme a los números electorales actuales, el mandatario en turno contará con una fracción parlamentaria casi a modo, el Frente Progresista ganó 13 legislaturas locales de mayoría y aunque no logre meter ninguna plurinominal, con los que sí sumen los aliados del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC), fácilmente estarán logrando las 15 o hasta 16 curules.
Ello representa una mayoría relativa, pero para la aprobación de asuntos no trascendentes, con eso es suficiente para alcanzar acuerdos, de tal manera que desde hoy se puede apreciar un terreno más o menos apropiado para no contar con dificultades mayúsculas, que suelen retrasar decisiones fundamentales.
Pero independientemente de ello, queda el recurso de la negociación para encontrar consensos, sin embargo, esta mecánica está sujeta a muchos factores y lo mejor es llegar con un buen respaldo de diputados para disponer de aliados en el transcurso del mandato, eso queda claro.
Ya advertimos de los primeros agarrones entre los que van a llegar este primero de septiembre, hay una serie de parcelas qué distribuir desde el interior del propio Congreso y ello será materia de controversias y veremos las primeras señales de la actitud que traerán nuestros siguientes “representantes populares”.
Por lo menos ya quienes van de salida optaron por devolverle al Ejecutivo un espacio que le pertenecía, el canal tres de televisión y algunas radiodifusoras. ¿Ha sido un acierto? No lo sabemos, la verdad es que mientras ese órgano estuvo en manos de la cámara fue la manzana de la discordia entre las fracciones, motivo de pleitos y disputas porque todos querían manejarlo.
Habrá que ver cuál es el uso que le da el gobierno del estado, porque se entiende que se trata de un medio informativo para promover acciones de beneficio al pueblo morelense, ya que finalmente su presupuesto viene de recursos del erario público, sin embargo no siempre fue así.
Pero volviendo al caso de la convivencia entre poderes, Ramírez Garrido parece no tener mayores problemas en ese sentido, ganaron el número suficiente de legisladores como para establecer amplio dominio en el poder de enfrente, aunque ello igualmente depende de la habilidad con que se manejen los coordinadores de fracción y aquí hay que esperar a quien le corresponde esta labor.
Ya tenemos la experiencia de la presente legislatura, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ganó hace tres años más o menos el mismo número de diputados que hoy el PRD y no lo supo aprovechar, se la pasaron peleando migajas entre ellos y cuando levantaron la cabeza para atender sus responsabilidades, ya iban de salida.
De nada les sirvió ser mayoría y hasta sumar algunos compañeros de oposición interna en el camino, la ausencia de unidad entre ellos terminó por afectarles, mucho de lo que hoy les ocurrió en materia electoral fue producto de tales excesos e irresponsabilidades en su desafortunado desempeño.
Ya en épocas pasadas el PRD ha tenido el dominio en el Congreso, en 1997 alcanzaron igualmente una considerable representación, sin embargo, la administración estatal la controlaba todavía el tricolor, pero finalmente fueron parte de aquellos sucesos de destitución del Jefe del Ejecutivo en turno, Jorge Carrillo Olea.
La izquierda, como el resto de los partidos, se conforma por grupos y corrientes, más aún con estas alianzas, el origen de quienes ganaron un lugar en la cámara es muy diverso, pero se entiende que en su absoluta mayoría, han sido producto de candidaturas impulsadas por el gobernador electo Ramírez Garrido, es decir, están comprometidos a trabajar con él y a desarrollar un trabajo permanente de cabildeo entre los compañeros de otros institutos políticos.
De la manera que sea, será muy interesante conocer cabalmente la integración de la siguiente legislatura, porque en ella descansará buena parte del futuro mismo de la entidad, si hay altura en las decisiones y madurez de los actores, se podrá ir abriendo camino en la solución de tantas necesidades que presenta Morelos, si no es así, veremos serios riesgos que nos lleven al canibalismo y al enfrentamiento estéril que solo contribuye a la anarquía y el desorden.
La decisión de los electores está tomada, toca a quienes contaron con su apoyo en las urnas convertirla en factor de oportunidades y progreso para todos, porque a eso le apuesta la ciudadanía. Si hubo diferencias y hasta descalificaciones entre quienes llegan finalmente a una posición de representación, debe quedar en el pasado, mirar hacia adelante es fundamental porque la responsabilidad que llevan a cuestas no es menor.
En primera instancia, deberán trabajar para pacificar al estado, reducir sustancialmente la inseguridad y generar condiciones de paz y armonía para poder pensar en crecimiento, pero son ellos quienes tendrán que poner el ejemplo, si comienzan con pleitos y rencillas, entonces complicarán las cosas, ojalá que lo entiendan, los seis años que siguen, Morelos está en sus manos.