Desde luego que no sólo se trata de querer participar en una elección que necesariamente pasa por un intenso cabildeo de partidos, poderes, grupos de profesionales y otras fuerzas, hay que cumplir ciertos perfiles, uno de ellos, el más importante tal vez, contar con cierta carrera en el rubro judicial y conocer el derecho, de otra manera no tiene sentido.
Aún así hay muchos que consideran tener el merecimiento de ser tomados en consideración, aunque tampoco el perfil resuelve nada. Aquí se puede aplicar aquella expresión en el sentido de que “quien tiene más saliva come más pinole”, necesariamente se requieren “padrinos” para acceder siquiera a la lista, que es grande. Ya imagina usted lo que tienen que hacer algunos para pasar diversos filtros y colarse por lo menos a los 10 primeros lugares.
Como le decíamos líneas arriba, hay tres o cuatro conductos mediante los cuales se puede llegar a pelear los primeros sitios: a través de figuras centrales del gobierno del estado, el gobernador, por ejemplo, que enviaría la “recomendación” a favor de alguien vía diputados del PRD en el Congreso. Mediante el propio Poder Judicial, igual y la magistrada Presidenta, Nadia Luz María Lara Chávez tiene interés en apoyar a alguien y por ahí pudiera resultar otro.
Luego está por su puesto el mismo Poder Legislativo. Aquí, por la vía de las diversas fracciones parlamentarias, porque a través de esos representantes, los partidos inducen sus propias propuestas y además, porque son precisamente los diputados quienes eligen a los agraciados, así que ellos mismos suelen tener candidatos y del Congreso bien pueden surgir tres o cuatro, por los grupos parlamentarios del PRI, PRD, PAN y agregados.
Se nos antoja por ejemplo que si son finalmente tres los magistrados a ser nombrados, acaben dividiéndose los espacios, es decir, uno propuesto por el gobierno estatal, otro por el Poder Judicial y el restante por el Congreso. No obstante, antes de llegar a acuerdos entre los distintos frentes que luchan por imponer sus intereses, suele litigarse el tema en los medios de información, o sea, señalamientos mutuos entre todos ellos, en una especie de medición de fuerzas para llegar finalmente a intentar los acuerdos finales.
Conforme a la responsabilidad que una vez en funciones tienen los magistrados, todo lo anterior no tendría sentido, es decir, gobierno, partidos, congreso, Tribunal Superior no tendrían porque meter la mano y viciar el proceso, tendría que hacerse una selección con base en capacidades y hasta exámenes ¿para qué en su desempeño fueran absolutamente imparciales. Sin embargo, para que nos chupamos el dedo? Hace años que el nombramiento de esos “servidores públicos”, como ocurre también con los magistrados en los tribunales electorales, se partidizó y pervirtió todo, de ahí que se lo presentemos tal cual, los que lleguen servirán a intereses muy específicos, no necesariamente a los ciudadanos. Por eso andamos de cabeza.
Sin embargo, en este espacio trataremos de impulsar aquellas figuras que a juicio nuestro, por lo menos lleven antecedentes de capacidad, decencia, vocación de servicio y buscaremos combatir a las menos apropiadas para impartir justicia, porque finalmente a eso van como integrantes del Poder Judicial. Y más allá de sus argumentos, la mayoría sólo busca comodidades y beneficios muy particulares, como ha ocurrido siempre.
Entre las individualidades que acudieron al recinto legislativo para competir por un lugar, se encuentra el abogado Javier Mujica Díaz, quien por cierto ya fue diputado local, pero además, cuenta con experiencia en cargos relacionados con la impartición de justicia, fue agente del ministerio Público, director de averiguaciones previas, presidente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, consejero jurídico en el ayuntamiento de Jiutepec, pero es asimismo candidato a doctor en derecho. Para acabar pronto, parece tener los suficientes elementos como para llegar, pero hay muchos otros que van por lo mismo, incluso un familiar de Marinela Gándara, un personaje en este terreno, aunque la consanguinidad no lo resuelve todo.
Belem Castillo Benítez, quien fuera secretaria de la junta política y de Gobierno en el Congreso, parece ser una de las impulsadas por la fracción priista de la Cámara. Lo que referíamos inicialmente: desde dentro los diputados intentarán meter sus cuñas, pero se deberá pensar primero en profesionistas que puedan eficientar el desempeño del Poder Judicial. Son muchos los señalamientos que existen respecto a un pobre desempeño de los actuales miembros de ese cuerpo colegiado.
Hay precisamente una profunda división entre ellos, un grupo de recién nombrados que ha hecho alianza con algunos más de corte panista y son quienes causan conflicto, porque intentan beneficios lejos de abonar en la armonía y los acuerdos colegiados. Todavía hay un proceso legal vigente derivado de aquel escándalo protagonizado por quien fuera en su momento magistrado presidente, Miguel Ángel Falcón Vega, quien agredió a sus compañeros en una sesión pública de trabajo.
A esos grados han llegado algunos magistrados que nunca han logrado estar a la altura de las responsabilidades que les competen, llegan pensando en todo, menos en recomponer un escenario casi catastrófico en materia de omisiones e incapacidades. Por eso hemos llegado casi a un Estado fallido. Hay que ir valorando muy bien a quiénes se tienen que impulsar para no contribuir al desastre. En ello reclamamos más responsabilidad de los representantes populares, porque serán ellos, quienes con negociación o sin ella, palomearán a los que queden.