El caso es que nadie da credibilidad a las afirmaciones que bien pudieran ser efectivas, la desconfianza ciudadana ha llegado a niveles muy altos, difícilmente se cree hoy cualquier versión que venga de las esferas gubernamentales, a veces quizás de manera injusta se tiende a pensar que son maniobras de engaño para mostrar la efectividad oficial, es un fenómeno creciente provocado por tantas malas experiencias y bajo esa visión, podemos considerar que el ciudadano tiene la razón.
Todavía ayer, tanto el secretario de Gobierno Jorge Messeguer Guillén como el comisionado de seguridad pública Jesús Alberto Capella Ibarra insistieron en que ya se han reunido las pruebas suficientes, como para sostener que no hay error, fueron ex empleados de la familia quienes cometieron el horrendo crimen, quizás ya muy pasados de copas y algo más.
Y es que los motivos iniciales de las detenciones no fueron propiamente por el homicidio, se les acusó de tráfico y consumo de drogas y eso sólo vino a confundir más a la opinión pública y en particular al colectivo estudiantil, ya que lo primero que se dijo, es que estaban recurriendo a la presentación de “chivos expiatorios”.
Pero los funcionarios dijeron que ya incluso parte de la familia, una vez que han conocido los elementos de prueba, están seguros de que sí son los culpables, la cosa es que aún así, la mayor parte de quienes reclaman justicia no están contentos y buscan seguir presionando a las autoridades.
Todo esto es producto de esa desconfianza acumulada por tantos años y de la cual también ya esta administración tiene sus aportaciones, porque hay algunos casos en los que jamás nos hablaron con sinceridad, uno de ellos el intento de ejecución del hoy fiscal general de justicia Rodrigo Dorantes Salgado.
En su debida proporción, se asemeja al asesinato de Luis Donaldo Colosio, la verdad pública a ese respecto, es que fue víctima de los intereses cupulares del poder. Aquí, en el caso referido sucede algo igual, como jamás hablaron claro, se sigue dando por hecho que la idea era efectivamente privar de la vida a Dorantes Salgado, algo que afortunadamente no les funcionó y el hecho abortó, aunque sí se llevaron por delante a sus escoltas.
Y desde luego que la instrucción venía por lo menos de la entonces Secretaría de Seguridad Pública, en esos tiempos a cargo de Alicia Vázquez Luna. Pues asuntos como ese, en los que las mismas autoridades parecen ocultar la información real, es lo que alimenta la desconfianza ciudadana y ahora con el tema de Alejandro Chao, vemos las consecuencias, no se quiere admitir que se atrapó a los criminales.
Pero además, también hay algunas otras razones para seguir cuestionando el desempeño de la Comisión Estatal de Seguridad y de la Fiscalía General, que ante dicho suceso, se actuó con mucha agilidad, en menos de 24 horas ya tenían a los presuntos implicados. Pero ¿qué pasa con decenas de asesinatos más, cuyos expedientes y procesos parecen interminables”, lo menos que se debe demandar es que en cada suceso se actúe de la misma forma, porque además así los dictan las normas legales y tiempos constitucionales.
Seguimos viendo cómo muchos vinculados a proceso pasan años en el penal esperando su sentencia, mientras les prueban o no que son culpables, ya les echaron a perder su vida. Pero además, buena parte de ellos resultan ser lo que se decía: “chivos expiatorios”, mientras los reales delincuentes están en las calles.
ERICK SALGADO, UN “PILLO” EN SEDESOL
Por otro lado, uno de los personajes que acompañó al ex alcalde capitalino y actual diputado local Manuel Martínez Garrigós en muchos de los negocios que se presume, se consumaron en esa administración, era el entonces dirigente municipal del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en esta capital, Erik Salgado.
Pero además esa posición política la ocupó no por méritos y liderazgo propio, fue una designación directa del propio MMG y cumplió muy bien su papel de acompañamiento en todo lo que el ex edil requería en materia partidista, pues ese personaje es ahora parte de las estructuras de la delegación en el estado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).
En mal momento el delegado Jorge Meade Ocaranza le dio espacio a alguien que se caracterizó por la sumisión, el servilismo y la incapacidad, porque sólo ocupó la silla para sacar beneficios muy personales. Durante el proceso electoral anterior, fue uno de los instrumentos utilizados por Manuel para orientar el voto tricolor en contra de los aspirantes de ese partido y por lo que aún se comenta, ya vienen nuevamente haciendo los propio, rumbo a la justa intermedia del 2015.
Un amigo que estuvo muy cerca de MMG la mayor parte del ejercicio de gobierno capitalino anterior, dijo al reportero: “ya quienes manejaron el aspecto económico durante el trienio de Garrigós están llevándose las estructuras del PRI hacia otro lado y uno de ellos es Erick Salgado, en mal momento le dieron entrada en Sedesol porque le sigue haciendo el juego a su ex jefe”.
Y agregó: “una parte de las estructuras de ese partido vienen recibiendo apoyos de toda naturaleza, porque la verdad es que esos cabecillas lograron hacerse de un considerable capital económico y ya lo empezaron a distribuir, pero no para fortalecer al tricolor, sino para negociar con otras fuerzas electorales”.
Los propios priistas tendrían que tomar distancia de esa clase de cuadros, las experiencias que han tenido al respecto son muy dolorosas, las traiciones internas les han causado dolorosas derrotas y por lo que se ve, la cosa no cambia hacia el año entrante, por lo menos todos aquellos que fueron beneficiados por MMG, llevan la consigna de pegarle al tricolor.