Las agresiones mutuas entre niños y adolescentes, principalmente, denominadas “bullying” (acoso escolar), parecen ir en aumento; es previsible que la mejor manera de combatir dichas actitudes, es desarrollando una tarea de consciencia al interior de las familias, es ahí donde se siembran las primeras semillas del comportamiento de los menores, por ello tampoco es extraño que la estadística de violencia en los hogares sea alta.
El reporte de la Comisión de Derechos Humanos de Morelos (CDHM) es en el sentido de que a nivel país, el bullying alcanza el 40 por ciento de la asistencia escolar, cosa que se nos hace muy delicada, pero tendrán que desarrollarse estrategias y políticas de corrección para poder romper el círculo vicioso, porque es muy probable que quienes desde corta edad se inclinan por las agresiones, en un futuro lo hagan, pero ya en dimensiones complicadas.
Pero además de los malos ejemplos, que buen porcentaje de los hijos reciben de su padres desde el interior de casa, en el exterior y también desde hace mucho tiempo, el tema de la violencia se ha vuelto cotidiano, si usted le da seguimiento a las informaciones más destacadas en prensa, radio y televisión, se encontrará con que la mayoría tiene que ver con el tema que nos ocupa, desde luego que para quienes están en pleno desarrollo, se comienza a volver algo cotidiano y común.
El ambiente que nos rodea es altamente propicio para desarrollar temperamento y carácter agresivo, llevamos lustros inmersos en una dinámica en la que no se habla de otra cosa que no sea decrecimiento, marginación, desempleo, crimen, drogadicción, pareciera que no hay cosas buenas de qué discutir y todo ello lleva a la proliferación de actitudes poco solidarias y humanistas; el individualismo es lo que nos está caracterizando.
Así que la enfermedad se venía incubando tiempo atrás, ya comenzó a hacer crisis porque hay casos muy delicados, incluso se ha comentado del fallecimiento de algún alumno víctima del “bullying” y se habla de intentos de suicidio por ese desafortunado factor, a cuya solución tendrán que sumarse autoridades educativas, padres de familia e instituciones, porque va a ser algo complicado para revertirse. Reiteramos, es lo que estamos sembrando con penosos hechos, en los que cada vez más ciudadanos están metidos y que tiene que ver directamente con la insuficiente oferta de oportunidades de empleo e ingresos, malamente casi todo deriva en aspectos económicos, este no es la excepción, por lo menos así parece.
Delincuencia al interior del transporte
Y en otro tema no menos preocupante, a decir de líderes de asociaciones de transportistas que ayer anunciaron su participación en las mesas del “Diálogo por Morelos”, la delincuencia no sólo les afecta a nivel de atracos, secuestro de unidades, robo a usuarios, refieren que hay personal que se dedica a esas actividades, así que el asunto es sumamente grave.
Víctor Manuel Mata Alarcón y Enrique Rodríguez Zagal, entre otros dirigentes de gremios del ramo, proponen como uno de los temas a tratar el referente a la delincuencia interna, incluso consideran que para poder contratar a un operador de rutas o taxis, se haga toda una investigación a fin de que se trate de personal certificado, dado de alta en Plataforma México y crear la licencia única del conductor del transporte.
Estos, entre otros, serían candados para poder depurar las filas de choferes y auxiliares, porque a juicio de ellos el enemigo se encuentra dentro y ocurre muy frecuentemente en el servicio sin itinerario fijo, es común conocer de robos, secuestros y violaciones a partir de la contratación de un taxi, porque además hay tantas organizaciones que ya el usuario difícilmente identifica quiénes son o no legales; el “pirataje” es otro factor que facilita la actividad delictiva en dicho sector.
Pero como decíamos, en lo que corresponde al “bullying” estamos llegando al extremo, como que a veces ya no tenemos para dónde hacernos, la maldad se localiza casi en todas partes, como dice el dicho: “donde menos pensamos, salta la liebre”. Las cosas no pueden seguir así, hay que hacer un alto en el camino y replantear nuestra estrategia de vida, pero aquí son las instituciones las que debieran poner el ejemplo, hacer su chamba y lamentamos opinar que en buena medida, por ahí surgió la plaga y el veneno que amenaza con aniquilarnos.
¿Es que acaso imposible corregir el rumbo?, de ninguna manera, hay ejemplos de otros países que pasaron por el mismo viacrucis y han logrado resurgir, sólo que acá no apreciamos aún signos de voluntad política en ese sentido. Pero reconocemos el valor que tuvieron esos líderes para reconocer y denunciar lo que pasa, resulta incluso peligroso, pero en otros sectores, como el de comercio, las cosas pueden estar peor, el mercado Adolfo López Mateos no aguantaría una investigación en esa materia.
Hace mucho que sabemos de cosas terribles en torno a ese centro comercial, sobre todo al entrar la noche, aquello cambia de color y hasta se habla de puesto en funcionamiento el “fast track” de establecimientos, que promueven el consumo de alcohol, drogas y prostitución.
Espacios como ese, muestran un comportamiento de una doble vida, en el día parece no pasar nada, acaso algunos raterillos de mala muerte, pero con la oscuridad todo cambia, aparecen actores distintos que operan aparentemente con el consentimiento de los comerciantes. Por eso consideramos que a incursión del delito en el transporte, se queda corto en comparación con lo que ocurre en otras actividades de la vida cotidiana.