Por eso, en aquellos cuarteles de guerra donde se considera que la victoria es posible, se afinan los últimos detalles y se discute todo tipo de estrategias, a fin de sacar al mayor número de ciudadanos a votar ese domingo, que para complementar el cuadro, será un “domingo 7”.
Y es que si hubiéramos ya escalado los reales niveles de la democracia, tanto en el país, como en Morelos, prácticamente estaría definida la suerte de quienes buscan la presidencia municipal de Cuernavaca. Por ejemplo, es decir ya estaríamos perfectamente seguros quien ganaría, sin embargo las prácticas antidemocráticas, los históricos vicios de coacción de los votantes, las presiones desde espacios de poder y tantas otras cosas que impiden el voto libre, nos lleva a tener que esperar hasta después de las seis de la tarde de esa fecha, para poder oficialmente tener un ganador.
Y es en esta parte donde más se trabaja en cada una de las casas de campaña de los contendientes, es decir los que van arriba en las tendencias, tendrán que establecer medidas a fin de evitar que la casa de enfrente logre comprar el suficiente número de voluntades a fin de remontar la adversidad. Paralelamente y así sea con ciertas desventajas, ponerle un poco de recursos e interés a quienes no están muy convencidos de tal o cual proyecto a fin de que sumen votos a su favor.
Fundamentalmente los esfuerzos van en función de lograr sacar de sus casas y a primera hora, a aquellos militantes considerados como “voto duro” del partido, son la base para después lograr dar el primer paso hacia adelante. Generalmente en esta parte, se recurre a reuniones en domicilios particulares, cercanos a las casillas donde les toca sufragar.
Los líderes suelen sacarlos en pequeños grupos, a fin de que no se note el “acarreo”. Esa primera acción comienza con un desayuno y termina con la entrega de alguna despensa y hasta dinero en efectivo, como “agradecimiento por la fidelidad a la militancia partidista".
Pero luego de ello, que viene concluyendo por ahí alrededor de las diez y media, comienza un trabajo de vigilancia, algo así como movimientos a la caza de “mapaches” y espacios de triquiñuela, la ubicación de casas donde pudiera estar operando el adversario.
Nos ha tocado vivir todas esas experiencias y para uno, como comunicador, reviste hasta cierta emoción, porque de pronto aparece algún enlace telefónico para darle indicaciones a algunos de los operadores en el sentido de que “en tal o cual lugar se encontró una bodega de despensas, hay que ir ahí, tomar las fotos correspondientes y armas el expediente”.
Pero más al rato puede llegar otra llamada en la que se advierte de que “ya se armaron los golpes en la casilla tal, habrá que pedir refuerzos para enfrentar al enemigo”. Pero más frecuentemente y sobre todo ya cuando falta una o dos horas para el cierre de casillas, se elevan los conflictos. Es cuando aquellos que se sienten relegados, inician el robo de urnas, el famoso “carrusel”, consistente en la inducción de votantes en masa o la introducción de “tacos de boletas”, para favorecer a alguno de los candidatos que ya se ven en retaguardia.
Es lamentable decirlo, pero por el clima de violencia al que estamos llegando a unos días de la justa, pareciera que en espacios como Cuernavaca, esos fenómenos se van a ver multiplicados, hay señales claras de que en ciertas trincheras, preparan acciones que incluso caen en el terreno de la delincuencia.
Hay por ejemplo, el dato de que el pasado 27 de los corrientes, ingresaron a la capital del estado, procedentes de la vecina entidad de Guerrero, unos 100 “sicarios”, cuya función será atracar aquellas casas del adversario en las que se repartan despensas o dinero por voto. Incluso se agrega que en recompensa, todo el botín que logren será para ellos. El riesgo es que igualmente se menciona, los van a medio drogar para que se les quite el miedo.
Del mismo modo se advierte que se llamó a todos los coordinadores de programas de asistencia social, como 75 y Más, Oportunidades, Beca Salario, a fin de que éstos convenzan a sus derechohabientes de que si gana tal o cual candidato, se les quitarán esos beneficios. Es decir una verdadera guerra desatada en todos los ámbitos, en busca de “convencer” de última hora, a quienes pudieran aún estar indecisos sobre la emisión del sufragio.
Sí se considera que esta guerra entre los partidos que van a la cabeza, finalmente viene estimulando el voto en espacios como Cuernavaca y Jiutepec, donde Manuel Agüero comenzó a mostrar preocupación, porque hay quienes se le están yendo por la tangente y todo el derroche de recursos no ha sido suficiente para garantizarle hasta ahora el triunfo esperado.
Pero hay marcadas diferencias, en el resto de los municipios importantes, como Temixco, Jiutepec y Xochitepec, hay una lucha que llega al uso de campañas negras entre aspirantes a fin de ponerse obstáculos mutuamente, sin embargo de ninguna manera se advierte que pudieran llegarse a hechos de violencia, aquí en la capital sí, porque el encono se ha alimentado irresponsablemente por parte de algunos actores.
Pero reiteramos, a partir de este momento, el proselitismo tendrá poco efecto en las tendencias y estadísticas, viene la parte final que se caracteriza por acciones poco honorables y legales, hechos de perversión que nadie ha logrado vencer, los órganos electorales se ven rebasados e incapaces de aplicar las normas, hay claras violaciones a los topes de campaña que seguramente no serán sancionados, ya lo veremos, por eso sigue siendo una falacia aquello de la democracia, el poder y el dinero influyen decididamente en los resultados.