Ayer, luego de ofrecer a los medios de información algunos elementos que desvanecen las acusaciones en contra de ella y otro compañero, señaló que “las fuerzas del Mando Único y algunos de los mandos están presionando, a fin de despedir a la mayoría del personal que venía laborando ahí para meter a su gente”.
Pero igualmente, señaló otra cosa que se nos antoja más grave, como aquello de que “me habían asignado investigar respecto a la existencia de una red de pornografía, pederastia y prostitución infantil, curiosamente cuando ya contábamos con información sobre ello, nos acusan y detienen, incluso violando nuestras garantías individuales porque a mí no me permitían llamar a un abogado”.
Bueno, una cosa que se nos antoja peligrosa para ella misma, es que no descartó que detrás de esa red de prostitución existan “servidores públicos” de buen nivel, porque se actuó con saña en contra de ellos, algo inusual y que despierta sospechas.
Incluso dijo donde vienen operando esos delincuentes, en lo que corresponde a Cuernavaca, se encontraron células en el Centro Histórico, Ocotepec y en las cercanías de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Y es que ya no avanzaron más porque no se les permitió, igual y los alcances son estatales. Y agregó una cosa más, que la banda la componen homosexuales y abusan fundamentalmente de niños de la calle o en situación de abandono.
Y todo surge a partir de la denuncia de Silvia González sobre una supuesta violación en su contra, misma que no pudo sostener. Es a ella a quien habrían extorsionado los elementos de investigación de delitos sexuales y de ahí las retenciones.
Es muy delicado lo que dijo en relación a esta red de explotación sexual, ella debe saber que el solo hecho de insinuar la complicidad de funcionarios de alto nivel la pone en un inminente riesgo, por eso adelantó que hace responsable a la Fiscalía y a la Comisión de lo que le pueda pasar. Sin embargo, abrió un boquete frente al cual seguramente algunos mandos no van a querer opinar, para no meterse en dificultades.
No obstante, pareciera existir la obligación de aclarar el asunto, porque de otra manera, se despertarán sospechas en todos los sentidos y hoy día el horno no está para bollos. Alguien tendrá que dar la cara, aunque si ello es cierto, desde luego que se hará lo imposible por acallar cualquier voz sobre el caso.
Pero retomando a eso de que el comisionado Jesús Alberto Capella Ibarra va sobre la Fiscalía, pues aquí lo venimos sosteniendo, desde que colocó al frente del grupo de policía de investigación a Miguel A. Marín, un incondicional, así que no andábamos tan mal.
Ya anteriormente, un agente de la Ministerial dijo a La Unión de Morelos que “las cosas están muy mal allá arriba (refiriéndose a base Zapata), existe el riesgo de que un día de estos, ocurra un enfrentamiento armado porque los elementos del Mando Único llegan queriendo dar órdenes y nosotros no tenemos porque obedecerlos, siempre hemos sido dependencias separadas”.
Pero es parte de la avanzada de Jesús Alberto, que de entrada, intenta desmantelar todo vestigio que no se acomode a sus intereses y como ya vio que se lo están permitiendo, pues seguramente se saldrá con la suya y el paso que sigue es el despido masivo, a fin de instalarse de manera total.
Y qué mejor que aprovechar el vacío de poder que se da en la Fiscalía, porque Javier Pérez Durón es sólo encargado de despacho, todavía en el Congreso local no se da el nombramiento del fiscal en turno, que igual pudiera llegar reclamando designar a los suyos. Y es algo entendible si se desea dar resultados y más en un encargo como ese, en donde nunca se tiene la certeza respecto a la fidelidad del personal, sobre todo policiaco.
Si el ex fiscal Rodrigo Dorantes Salgado logró salvar el cuero en aquel atentado en su contra, perpetrado por las huestes de la entonces secretaria de seguridad pública Alicia Vázquez Luna, fue porque los escoltas que traía se la rajaron por él. Por eso un jefe policiaco, cualquiera que sea, está obligado a exigir que le dejen elegir a los colaboradores, es cuestión de sobrevivencia, porque si no es así, pues desde dentro le dan cuello.
Por cierto, aquel atentado sigue estando impune, porque se atrapó a algunos presuntos responsables, pero se apreciaba que las complicidades llegaban a muchos lados, incluyendo personal de lo que era el C-4, que monitorearon todo el suceso y hasta ordenaron el ataque.
Así sea muy cercano a Capella, quien salga designado como fiscal por parte del Legislativo, tendrá que contratar a sus colaboradores de confianza y no sólo a ellos, también tendría que decidir a quienes mantiene o cuales se van en lo que corresponde al ámbito de sus competencias, de ello depende que dé resultados positivos, trabajar con gente ajena o prestada, no es lo más adecuado, ¿no le parece?
Y quien viene sembrando todas estas animadversiones entre las dos dependencias en lugar de armonizarlas es el comisionado, lo venía haciendo desde hace mucho, Dorantes Salgado se quejó de eso algunas veces, al final decidió tomar distancia para no volver a meterse en camisa de once varas, ya no podía arriesgarse a otra desagradable experiencia. Algo nada correcto ocurre aquí, la verdad es que nunca lo habíamos visto, seguramente se daban problemas, pero nada graves, hoy pueden llegar hasta las armas, de acuerdo a algunas opiniones.