Pero hay otro tema que en su oportunidad, si es que el famoso futbolista logra sentarse en la silla, tensará todavía más esas relaciones muertas entre ambas instancias, el que tiene que ver con el cierre de calles en el centro de la capital y que para muchos comerciantes a significado cuantiosas pérdidas.
Tenemos entendido que una vez iniciada la siguiente administración municipal y considerando que se trata de un territorio gobernado por la comuna de Cuernavaca, reabrirán la calle Guerrero, cerrada al tránsito vehicular por disposición estatal.
O sea Blanco Bravo no estaría permitiendo que otros poderes le invadieran el ámbito de sus facultades y si es así, el asunto se irá complicando progresivamente. Pero de acuerdo al proyecto en Palacio, la calle Guerrero sería sólo el principio, porque la idea es ir por más remodelaciones en otras calles céntricas y se haría lo mismo: declararlas espacios peatonales.
No se ha levantado un censo en torno al rechazo y aceptación de la medida oficial, pero se nos antoja que son más aquellos que consideran que para ellos no funcionó, que las ventas en sus negocios han bajado hasta la sobrevivencia.
Se hace hincapié en que los fines de semana, algunos establecimientos como restaurantes o cafés del primer cuadro lograban mejorar sustancialmente la concurrencia por el turismo, pero ahora que no se puede acceder con vehículo, los clientes, acostumbrados a no caminar, prefieren irse a Plaza Cuernavaca, Galerías u otros espacios donde tienen comodidades adicionales y hay sábados y domingos que no les cae ni una mosca.
Pero desde gobierno se continúa insistiendo en que las experiencias de otras ciudades grandes, donde ya el centro histórico es peatonal, las cosas mejoran. Lo cierto es que la inconformidad existe y las quejas le han llegado en masa a Blanco Bravo, quien abriría de inmediato, porque tiene facultades para ello.
Incluso, ya demandaría una intervención mucho más directa en esto de las remodelaciones de calles, porque igualmente se encuentran en su espacio de mandato. Pero ello, evidentemente, complicaría las relaciones hoy inexistentes entre el edil en potencia y las principales figuras gubernamentales a nivel estatal.
El discurso del Cuauh en torno al Mando Único sigue siendo fuerte, a tal grado, que acusa a la clase política en el poder local de corrupción e indecencia y las presiones, generadas sobre todo por el comisionado estatal de seguridad Jesús Alberto Capella, no le han hecho cambiar de opinión, sabe el nivel de legitimidad que trae y que contrasta con el desgaste de quienes lo critican. O sea se sigue creciendo al dolor, entre más le pegan, mayor respaldo social logra.
Personajes como el comisionado están acostumbrados a someter a quienes no comulgan con sus intereses a base de gritos, insultos y hasta agresiones, si le es necesario. Con Blanco Bravo no ha funcionado, por el contrario, le fortalecen su figura.
Mientras no esté ejerciendo el poder, será inmune a cualquier presión que desde la trinchera de enfrente le lancen, lo más prudente es buscar otra manera de llegar a él, porque tenemos entendido que sigue en su postura de no sentarse con nadie del gobierno estatal.
CADÁVERES MULTIPLICA REACCIONES
Y en relación al preocupante suceso de 150 cadáveres encontrados en una fosa en Tetelcingo en Cuautla, comienzan a generalizarse las reacciones, como que el impacto fue tan abrumador, que muchos no dimensionaron todo lo que envolvía y hasta ahora, casi después de una semana, las presiones crecen de tono.
Ya incluso la Asociación de Ayuda a Víctimas, cuyo presidente es el doctor Abimelec Morales Quiroz, ofreció toda una descripción de lo que la Fiscalía General de Justicia debió hacer con cada uno de los cuerpos antes de inhumarlos y que se está prácticamente seguro de que jamás se hizo, cayendo en graves omisiones y violaciones en la materia.
Especialista en criminalística y colaborador en la administración anterior precisamente en esas áreas, recordó que lo primero que se debe pedir a la dependencia en cuestión, son los perfiles genéticos de cada cadáver, mismos que debieron ser enviados a la Procuraduría General de la República (PGR), a fin de que se suban al padrón de víctimas desaparecidas para que sus familiares los puedan localizar. Pero la presunción es que no hay base de datos y ello simplemente es una salvajada.
Entendiendo que no hay capacidad, ni voluntad de las instancias “competentes” para desarrollar los estudios de ADN y muchas otras pruebas de laboratorio, se propone que sea la Universidad Autónoma del Estado de Morelos la que desarrolle dicho trabajo.
Lo delicado en todo esto, es que se aprecia una absoluta improvisación de personal en muchos espacios de la fiscalía, porque se han contratado cuadros que no están formados y cuya inclusión obedece a factores de cualquier naturaleza, menos de garantizar el compromiso de un trabajo apegado a derecho.
Se tiene que contar igualmente con la fotografía de cada uno de los occisos y en caso de la exhumación, embalarlos para que cuando alguno de ellos sea requerido por su familia, sea perfectamente ubicable. No obstante, el presentimiento lleva a que no hay nada de lo anterior y se procedió con toda irresponsabilidad.
Pero, ¿cuántas fosas más podría haber en el estado?, porque Tetelcingo y Cuautla no han sido la zona más álgida del conflicto en materia de delincuencia, es la parte surponiente de Morelos, particularmente municipios como Puente de Ixtla y Amacuzac, por estos rumbos. Ya saldrán con excusas y buscando echarle la culpa al pasado, lo cierto es que alguien tendría que pagar las consecuencias legalmente, porque políticamente ya se empiezan a cobrar facturas.