Sin duda, hace buen rato que las cosas andan mal, la credibilidad social en las instituciones locales es cada vez menor y cualquier afirmación surgida de quienes ejercen el poder público desde palacio, necesariamente debe ser revisada para poder darle algo de certeza.
Todo parece partir de la ausencia de equilibrios, por el sometimiento de algunos poderes que debieran ser el fiel de la balanza, a fin de orientar las decisiones y acciones del Ejecutivo por el camino adecuado.
Si los diputados se erigen en defensores de los intereses de palacio, apartándose del compromiso social y de las promesas de campaña mediante las cuales lograron llegar al recinto legislativo, pagarán un precio muy caro.
Ante tales aberraciones, han tenido que aparecer figuras como la del rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) Alejandro Vera Jiménez; la del obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, o del presidente municipal Cuauhtémoc Blanco Bravo, quienes con sus voces disidentes encarnan con cierta precisión el sentimiento del pueblo.
En medio de un terrible desaseo administrativo, la presunción de hoyos económicos y desvíos millonarios casi en cada área del gobierno del estado, el descrédito se multiplica y cada vez son más aquellos que consideran que Morelos se acerca mucho a ser un Estado fallido.
Pero lejos de aceptar las cosas como son y de reconocer con humildad los errores cometidos, el gobierno insiste en buscar desacreditar a quienes considera enemigos, frente a sus ambiciones y negocios que parecieran aparecer por todos lados.
Ayer, el secretario de Gobierno Matías Quiroz Medina llamó a rueda de prensa para reiterar señalamientos en contra del rector Vera Jiménez, negar la prevalencia de compromisos incumplidos con la máxima casa de estudios y hasta quejarse de actitudes de desestabilización y acciones de diatriba. Claro, reproduciendo los monólogos ya característicos desde hace buen rato en la manera de informar de nuestros gobernantes locales, porque sólo de esa manera lograr evitar la molestia de incómodas preguntas que los pueden evidenciar aún más.
Todos aquellos que, cayendo en grave omisión de sus responsabilidades legales, posibilita los excesos y permite al ejecutivo actuar con dolo y escasa transparencia, particularmente en lo que se refiere al manejo de los recursos del erario público, deberá asumir sus culpas.
Salvo dos o tres voces que hicieron la diferencia, ayer mismo, en la sesión solemne del inicio del segundo periodo ordinario de sesiones del primer año legislativo, apreciamos posicionamientos de las representaciones legislativas totalmente complacientes y tolerantes con todo lo que viene aconteciendo.
Lejos de la realidad que enfrentan la mayoría de quienes habitan este estado, esos “representantes populares” viven igualmente en una burbuja que les impide apreciar lo que fuera de sus lujosas oficinas viene pasando, con una inseguridad que no termina, mientras ellos hablan de disminución del delito; índices de desempleo históricos, que obligan a familias completas a salir a la calle a ver que venden para poder sobrevivir, mientras que algunos de sus hijos caen en la fácil tentación de la delincuencia.
Pero por si todo eso no fuera suficiente, todavía desde el poder estatal se escamotea a la UAEM logros, derechos y gestiones que con mucho esfuerzo se han conseguido a fin de ir ampliando los espacios de oportunidades para nuestros hijos.
Todavía recordamos a muchos que hoy están en la nómina oficial en sus tiempos como opositores, cuando se rasgaban las vestiduras acusando a quienes en aquellas no tan lejanas épocas mantenían el control institucional de todo tipo de corruptelas. No les faltaba razón, la verdad había tela de sobra de donde cortar, lo increíble e inaceptable es que ahora que pudieron llegar a esas posiciones se olvidaron de ideales y de compromisos y vienen cometiendo más barbaridades que sus antecesores.
DIF: FALTA ACOMPAÑAMIENTO
En otro tema, como que el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), pareciera –igual que el gobierno estatal- haber entrado en una etapa de pasividad. Ello se nota sobre todo en éstos tiempos en los que pueblos y comunidades, en particular de Los Altos de Morelos, enfrentan condiciones de indefensión ante las altas temperaturas que vienen afectando al territorio nacional.
O hay insuficiencia de recursos, o la presidenta del sistema, Elena Cepeda, ha descuidado a sus brigadas de apoyo y éstas no vienen cumpliendo con su responsabilidad de llevar cobijo, garantizar techo y alimento a familias que por sus condiciones de pobreza están en riesgo de afectaciones de todo tipo.
Es esta la instancia, además de otras como las direcciones de Protección Civil, la que debe proveer de insumos necesarios a fin de que los más vulnerables superen las adversidades, no sólo en aquella parte de la entidad, porque en el resto de los municipios siempre habrá quienes requieran de un apoyo oficial.