La pérdida de credibilidad que llega a niveles de crisis es consecuencia de un discurso muy prometedor que contrasta con las acciones y la concreción de hechos reales. Para buena parte de quienes gustan del análisis político, hace rato que vivimos en Morelos una especie de fantasía que no corresponde a los escenarios cotidianos.
Y hacemos referencia al tema porque, precisamente en lo que corresponde al conflicto con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) algunos de los reclamos tienen que ver con esa forma de conducción de algunas figuras de gobierno.
Uno de los dirigentes gremiales de los sindicatos universitarios decía a La Unión de Morelos que en lo que se refiere a los 100 millones de pesos que se vienen exigiendo al Poder Ejecutivo derivan de una promesa hecha directamente por el gobernador Graco Ramírez a los líderes sindicales y organizaciones internas.
Incluso aclara que ni siquiera fue producto de alguna petición, vino espontáneamente y se consideró un hecho, porque emanaba de la figura del mandatario estatal. Recuerda que en esa ocasión, por alguna razón el rector Alejandro Vera Jiménez no estaba, pero posteriormente se volvió a ratificar a través de la figura del Secretario de Gobierno, Matías Quiroz Medina.
Muy claramente refiere que en ésta ocasión sí fue frente al rector e incluso se mencionó que habría que elaborar un documento, a lo cual el funcionario respondió que era la palabra del gobernador y que habría que darle crédito, pués Vera Jiménez consideró que sería suficiente con la palabra empeñada.
La cosa es que al paso del tiempo les dio amnesia. Cuando se les recordó en qué había quedado, simplemente lo negaron, mostrando por enésima ocasión que no hay seriedad ni formalidad de quienes hoy gobiernan el estado, que uilizaron formas poco serias y con muchos grados de frivolidad.
Nos ha tocado conocer por lo menos seis administraciones con sus respectivos gobernadores y la verdad es que jamás habíamos visto que la investidura de tal alto cargo sufriera tal deterioro, siempre y con sus diferentes maneras de comportarse y sobre todo, atendiendo a sus perfiles y experiencias en la carrera política, cada gobernador imponía un estilo, pero sin salirse de un marco muy específico, siempre cuidando las correctas formas de la práctica política.
Hoy no es así, la institucionalidad y el respeto a la propia figura están siendo mancilladas y todo eso es observado por la ciudadanía, que en ocasiones, incrédula observa a un personaje que llega a utilizar la alta tribuna como escenario cómico, en una intención de ser gracioso.
Eso pudiera ser lo de menos si viéramos una administración con buenos resultados, volcada en las calles, pueblos y comunidades, anunciando toda clase de obras y recibiendo de la gente las demandas y peticiones como se hacía y seguramente se continuará haciendo una vez que este largo mal momento pase, pero tampoco es así, el régimen se desprendió de su pueblo y éste ansía ya darle vuelta a la página.
ENCUENTRO, ¿UNA TOMADA DE PELO?
Y en lo que corresponde al encuentro de ayer, entre universidad, congreso y gobierno estatal, pareciera que sólo fue una tomada de pelo, porque los integrantes de la comisión enviados por el Poder Ejecutivo entregaron un documento donde se suponía, irían respondiendo satisfactoriamente el pliego de demandas universitarias, pero al final, fue un fiasco.
Encabezados por el secretario de Gobierno Matías Quiroz Medina, mostraron en el discurso cierta complacencia y hasta coincidencias con la posición del rector Alejandro Vera Jiménez, pero sólo era con el fin de salir del paso y escapar de ese escenario, ya en el contenido se reflejaba nuevamente la farsa y el desdoro con el que se han manejados ante tan grande problema.
Buscando evadir sus responsabilidades, comienzan desarrollando todo un discurso y retórica en torno al concepto de la autonomía y el significado de la misma, intentando aclarar que la universidad, bajo ese contexto, debe ser responsable de sus propios compromisos, sobre todo en materia presupuestal.
Nunca resuelve o responde a demandas concretas y respecto a las obras en desarrollo, tampoco establece fechas de entrega, es decir, un discurso cantinflesco que ya es analizado para ver si, ante tanta frivolidad gubernamental, se recurre a una controversia constitucional.
Era mucho pensar que un régimen que se ha venido conduciendo a través de la mentira y el engaño acabara respondiendo positivamente a los universitarios. Sin embargo, esto podría llevar a escenarios mucho más complicados.
Por lo visto, sólo se quiso atender al llamado del Congreso del estado, que ofreció mediar a fin de que las cosas llegaran a buen término, pero pareciera que los legisladores no acaban de conocer al grupo que gobierna Morelos, que los hizo quedar mal, porque ellos hicieron lo que les correspondía.
Habrá que esperar cuál es el rumbo que toma el asunto, pero es de considerar que nuestra universidad no merece ser tratada de esta manera. Como que ya es una burla, aunque también ello nos lleva a pensar que la administración pública se encuentra empantanada y casi en un callejón sin salida.
No parece ya contar con espacios de maniobrabilidad por la opacidad con la que ha ejercido los recursos presupuestales, que le han sido totalmente insuficientes para enfrentar sus responsabilidades ante la sociedad morelense.
Y luego de analizar el “ofrecimiento”, la postura del Consejo Universitario pareció ser la esperada, no se levanta el plantón y lo más probable es que se endurezcan las protestas y se radicalice el movimiento. El siguiente paso tendría que ser el aprovechar la solidaridad de la absoluta mayoría del pueblo para pedir que decentemente declinen al cargo que el electorado les confió y no supieron enfrentar con éxito.