Ahora buscan acusarla de negligencia por un asunto que pareciera ser derivado de un simple accidente. Sin embargo, funcionarios del propio Ayuntamiento ofrecieron elementos informativos que llevan a la conclusión de que por diferencias internas nunca se le comunicó a la Dirección Municipal de Protección Civil a fin de que aplicara medidas de auxilio y vigilancia durante un acto público en el que hubo un percance.
Pero lo explicaremos a más profundidad. La Dirección de Protección Civil, hasta el final de la administración pasada, pertenecía a la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, a cargo de Raúl Valenzuela Farfán, ese jefe policiaco que no se ha hecho los exámenes de valoración y se desempeña ilegalmente.
Pero Gisela Mota Ocampo, en el organigrama, ya asignó protección civil a la secretaría de gobierno municipal, como corresponde. Si usted lo revisa, a nivel estatal esa instancia es dependiente de la Secretaría de Gobierno, a nivel federal, de la de Gobernación.
Pero al señor Valenzuela Farfán no le gustó que se la quitaran y como respuesta le retiró todo el personal que estaba asignado, los dejó como con dos o tres empleados. Pero eso es lo de menos, nunca les comunica de eventos o sucesos en los que Protección Civil debe intervenir a fin de garantizar seguridad, y ese fue el caso en lo referente al evento del pasado viernes donde hubo un incidente, jamás se les giró el oficio correspondiente.
Ahora bien, ya ve usted que la comuna viene siendo conducida por dos grupos, aquellos que venían acompañando en campaña a Gisela Mota Ocampo y quienes hoy trabajan cerca de la alcaldesa Camacho García. Pues Valenzuela obedece a la corriente de ella, por eso se considera que tiene mucho que ver en lo acontecido.
Angélica Bustos, titular de Protección Civil, preparaba precisamente un documento que haría llegar a la dirección estatal a fin de deslindarse de responsabilidades, haciendo hincapié en el hecho de que jamás fue notificada para en el evento al que al final la propia alcaldesa no fue pese a que estaba invitada.
Pero con Valenzuela Farfán se han dado algunos problemas más con Angélica Bustos, ya que éste intentó utilizar la dirección para hacer algunos negocios personales, lo que no se le permitió, porque el área ya no está en su jurisdicción, y eso también alimentó las diferencias.
El asunto es que desde el interior de la presidencia municipal se les atribuye responsabilidades en lo ocurrido, tanto a Valenzuela como a la propia presidenta Irma Camacho. Si se ahonda en las investigaciones, muy posiblemente habría omisión y eso es causal de destitución y hasta privación de la libertad, de ahí que el tema sea por demás delicado.
En concreto, el jefe de la Policía, por sus conflictos con Bustos no giró notificación a PC para acudir a un evento masivo y por lo tanto, no se pudo prever un percance.
Como le habíamos informado recientemente, el jefe de la Policía no había realizado sus exámenes de confianza, condición, que a decir del Comisionado Estatal de Seguridad, Jesús Alberto Capella Ibarra, es insalvable para poder ocupar una simple plaza de agente, ya no se diga un cargo de mayor rango.
Entonces, ¿cómo es que Valenzuela Farfán sigue al frente sin cumplir ese requisito? Es otra de las tantas farsas que se aducen en el argot policiaco, pero la realidad es otra, por eso el enorme desaseo con el que operan los grupos policiacos, hoy con sobradas sospechas de que mantienen complicidad con los delincuentes.
Ahora bien, aquellos que conocen de estas cosas, sostienen que la perversión no surge de abajo hacia arriba, no son los elementos de calle quienes entran en componendas, se trata de los mandos medios y superiores, porque son los que tienen el control y poder para tomar decisiones.
ACÉFALO, EL PRI EN CUERNAVACA
En otro tema, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Cuernavaca se encuentra acéfalo; el dirigente Iván Saucedo Tapia ha optado por desempeñar tareas distintas. Actualmente se desempeña como subsecretario de Maricela Velázquez Sánchez, quien es a su vez, secretaria de Gestión Social en el CEN de ese instituto político.
Es decir, el señor trabaja en la Ciudad de México y abandonó su cargo como líder partidista en la capital del estado, una plaza por demás importante en cuestiones electorales y que debería ser prioridad para los priistas, si en verdad quieren recuperar la gubernatura en las elecciones del 2018.
Se trata de un grave descuido que incluso debería ser motivo de intervención de la dirigencia estatal a cargo de Rodolfo Becerril Straffon, porque ya nos acercamos a los momentos preelectorales y eso de que no cuenten con un responsable es francamente increíble.
Claro, Saucedo Tapia hacía tiempo que venía buscando colocación, es decir, chamba. La encontró, pero en la capital del país y sin dar cuenta al propio partido. Optó por los intereses personales, algo de lo que se distinguió cuando ocupó un espacio como regidor en Cuernavaca en la gestión anterior.
Quienes observaron su desempeño de cerca aseguran que se dedicó a proteger negocios de giro rojo, bares y prostíbulos para el correspondiente pase de charola. Muchos de esos establecimientos pudieron operar a pesar de que carecían de licencia para tal efecto.
Ya sabe usted, el consentimiento para que lograran extender sus horarios, además de la presencia de personal femenino en altas horas de la noche o la madrugada. Porque todo eso tiene un costo adicional para los propietarios, nada es gratuito y por ahí buscó beneficio Saucedo Tapia.
La cosa es que algunos cuadros del tricolor andan bastante molestos por la actitud de éste, saben que para poder pensar en la recuperación de espacios como la capital, que perdieron a manos del actual edil, Cuauhtémoc Blanco Bravo, se tiene que desarrollar un trabajo a fondo. No obstante, en este momento el territorio lo tienen abandonado y sus estructuras están paralizadas. Mínimamente, tendrían que sustituir a Saucedo provisionalmente mientras se elige a quien se quede a cargo de manera definitiva.