La insuficiencia de apoyos al campo se convierte en un problema más para las instituciones del estado y ante la cerrazón de la autoridad, las agrupaciones afiliadas al Congreso Agrario Permanente (CAP) se instalaron en la parte posterior de Palacio de Gobierno pidiendo una respuesta y explicación del por qué de la suspensión de diversos proyectos y programas de ayuda.
Humberto Sandoval Zamora, dirigente de la Central Campesina Cardenista (CCC), advirtió que si en esta ocasión –porque ya son muchas las veces que los engañan- no hay una respuesta aceptable, se quedarían en plantón definitivo en torno al edificio gubernamental.
Ni el gobernador, ni las áreas competentes en el manejo de la política interior parecen estar haciendo su trabajo, la inconformidad se generaliza, hoy son productores, mañana comerciantes o estudiantes, hasta la iglesia católica levantó la voz para exigir el cumplimiento de la autoridad en materia de justicia y las cosas siguen igual, no hay una respuesta al clamor popular y eso es lo que impulsa el descontento.
Son acaso los empresarios quienes han aguantado más y conservan cierta calma frente al escenario incierto y mire que es uno de los sectores más golpeados por la delincuencia, en buen número tienen que pagar a la maña el derecho de piso, ya que en la mayor parte del territorio es la delincuencia organizada la que tiene el control.
Claro, hay algunas figuras de la iniciativa privada que ya han empezado a mostrar su enojo y a pedirle al gobierno un poco más de esfuerzo para recuperar la tranquilidad, pero de manera masiva todavía no, porque además ellos no suelen estar de acuerdo con ese tipo de manifestaciones, casi siempre son los que pagan las facturas del desorden e ingobernabilidad.
Pero dadas las circunstancias, más bien habría que preguntarse, ¿hay algún sector con el que Graco Ramírez lleve buena relación? No lo vemos, porque públicamente ha ofendido a todos, decidió abrir batalla en contra de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y violentando su autonomía, empujó para que se le aplique una auditoría especial.
A la iglesia católica la acaba de acusar de retrógrada y muchas otras expresiones de mal gusto que deben haber molestado mucho al obispo Ramón Castro Castro. Ha agredido a los periodistas, con los maestros anda “agarrado de las greñas” porque no les quiere cumplir en el pago de salarios y prestaciones, ya sea a los homologados o jubilados.
Bueno, hasta a sus propios trabajadores les está “picando los ojos”, ya ve que lo acusan de haber saqueado los ahorros de los burócratas en el Instituto de Crédito. Y en lo que respecta a la sociedad en su conjunto, pues la mayor ofensa es que en cerca de cuatro años de administración, no ha desarrollado alguna inversión de trascendencia, el presupuesto público viene siendo mal utilizado.
La fama de deshonesto trasciende a la capital del estado y el área conurbada, ayer entre las consignas de los enojados campesinos procedentes de la región oriente, se daba fe de ello, con eso de “Graco ratero, el pueblo debe ser primero” o “si Graco pudiera, a su madre vendiera”.
La cosa es que en esta administración, son expresiones que se comienzan a dar casi todos los días y muestran la falta de respeto del pueblo hacia sus autoridades. La incapacidad gubernamental lleva a marchas, mítines y plantones, que afectan a terceros y convierten al centro de la ciudad de Cuernavaca en una batalla abierta contra la simulación y engaño del régimen.
En la movilización de ayer venían madres de familia, una de ellas Martha Graciela, presidenta de la asociación de padres de familia de la escuela Otilio Montaño de Tlalnepantla, adelantó que ya en algunos municipios de Los Altos se están organizando para venir a darle “un saludo al gobernador”, porque recuerda que desde el 2013, no les entregaron a los planteles los recursos autorizados por el Congreso local a fin de evitar cuotas a los padres.
Mencionó que “hay maestros que tienen miedo de levantar la voz porque dicen que el IEBEM los podría sancionar si apoyan a la gente. Sin embargo, con o sin ellos vamos a salir a las calles para denunciar ese robo desde hace tres años y que en conjunto suman unos 180 millones de pesos”.
En medio de todo este ambiente de agitación social, el Palacio de Gobierno es permanentemente asediado y los secretarios de despacho que tienen sus oficinas ahí se ven obligados a salir o ingresar por puertas secretas y pasadizos utilizados para casos de emergencia.
Para el control de los accesos, ya no son suficientes los “alfiles” o guardias de seguridad de palacio, ni los arcos metálicos, decenas de agentes policiacos del Mando Único son distraídos de sus labores cotidianas, a fin de venir a resguardar el edificio ante las constantes protestas públicas.
Ramírez Garrido abandonó su despacho ubicado en el segundo piso y cuando llega a programar algún evento ahí, entra por la puerta posterior, porque en el trayecto de enfrente, muchas veces fue interceptado por ciudadanos molestos por el mal gobierno.
En una de las últimas ocasiones que salió por la puerta principal, se generó un conflicto, porque desde uno de los pasillos de la Plaza de Armas, un grupo de personas le gritaron “Graco, la porra te saluda”, con el chiflido característico.
Antes de abordar el vehículo, el tabasqueño dio instrucciones a algunos de sus escoltas a fin de que procedieran contra los rijosos, y en cuestión de segundos, llegó media docena de policías y se los llevaron detenidos. Algunos compañeros del gremio informativo que estábamos ahí en ese momento, observamos la escena completa.
Más o menos a partir de esos hechos, Graco decidió usar la parte trasera del edificio para entrar y salir, porque el vehículo lo deja prácticamente a la entrada y no tiene por qué encontrarse con la chusma. Claro, eso lo imaginamos nosotros, porque además se siente exquisito y le molesta saludar al vulgo. Pero en los meses más recientes, la mayor parte de la semana es imposible ingresar a esa sede oficial, por los movimientos de protesta social que cierran las dos entradas.