Faltan más de dos años para la elección presidencial y de gobernador en Morelos, y dos que tres han echado a caminar sendas precampañas para consolidar sus aspiraciones a la primera magistratura.
Algunos, como el senador panista Adrián Rivera Pérez, desarrollan una estrategia aún subterránea, no han mostrado públicamente su reclamo por la candidatura, pero a través de grupos de promoción hacen proselitismo en la mayor parte del estado y sobre todo en la zona de influencia de Cuernavaca.
Su compañero de escaño –que no de partido–, el perredista Graco Ramírez Garrido, sí fue más allá y se abrió de capa. Sostiene que será el candidato del sol azteca, aunque la verdad habrá que ver cómo vienen las cosas por la izquierda que seguirá dividida porque a los realmente “izquierdosos” no se les olvida su pasado y en particular lo que hicieron después de las elecciones del 2006, que traicionaron a su candidato Andrés Manuel López Obrador e hicieron migas con el presidente Felipe Calderón para quedarse con la dirigencia nacional a manos de Jesús Ortega Martínez.
Pero el tabasqueño va con una intención muy precisa que incluso puede chocar con Adrián Rivera: realmente considera la posibilidad de llegar en alianza con Acción Nacional (PAN), y esto desde luego no del agrado del chaparrito.
Por lo menos el trabajo de inteligencia lo ha sabido hacer bastante bien. Por los motivos que sean, hemos observado que el gobernador Marco Adame Castillo le tiene muchas deferencias a Graco y éste hace su mejor esfuerzo por coadyuvar en gestiones para su administración.
Y a pesar de que desde Palacio de Gobierno el secretario Óscar Sergio Hernández Benítez pida calma a los acelerados, estimando que todavía falta mucho para echar las campañas al vuelo, que primero hay que seguir trabajando por la entidad, aquellos ni lo ven ni lo escuchan. Los intereses que se juegan son tan poderosos que lo menos que les interesa es dejar las aguas tranquilas para que no se contamine el quehacer gubernamental.
Claro, en el caso de Graco sólo estaba secundando la acción de López Obrador que congregó el pasado fin de semana a sus seguidores en el zócalo capitalino para anunciar que nuevamente va por la grande.
Sin embargo, no sólo intenta amarrar algún acuerdo con los panistas, ha sostenido reuniones en algunos municipios como Temixco y hasta logró atraer a su evento al presidente municipal en turno, Nereo Bandera; y lo que se asegura es que trata de sumar para su causa a cualquier priísta que se deje convencer.
Por su parte, Rivera Pérez, aunque también despliega brigadas por diversos puntos del estado, busca ir minando con la crítica a quienes considera enemigos a vencer en el 2012, los priístas. Por eso, apoyándose en la dirigencia estatal de su partido arrecia críticas contra el presidente municipal Manuel Martínez Garrigós.
Desde el Congreso local, Amado Orihuela Trejo respondió a esos ataques advirtiendo que el edil no está solo y recordó que quien menos calidad moral tiene para hablar de cuestiones delicadas en la comuna es el senador, porque fue él quien dejó la casa quebrada.
Es el autor del puente construido en el crucero de La Selva, cuyos recursos los aportó el empresario de Costco, pero que ni por eso lo desarrolló plenamente; Jesús Giles debió hacer algunos accesos para poder justificar la utilidad de la obra. Y qué decir de un tanque elevado de agua que a los dos días que Adrián Pérez dejó la comuna, se cayó y todavía éste quiso culpar a su sucesor.
Pero el ejercicio de la política es cínico, cuando se busca un beneficio a través de la elección popular hay que derribar al enemigo por la vía que sea, y lo más recurrente son los golpes bajos. No recordamos una sola acción de Adrián que valga la pena en sus tres años como presidente municipal, pero hoy intenta lavarse en salud.
Pero como decíamos al principio de estas reflexiones, mientras la mayoría de nosotros vivimos haciendo el esfuerzo por sobrevivir en este mundo y ambiente de confusiones y ausencia de oportunidades, los políticos no se conforman con lo mucho que les ha dado el presupuesto público.
Graco jamás ha desarrollado alguna actividad productiva desde la iniciativa privada: desde la década de los 70´s, con el gobierno de Luis Echeverría Álvarez, empezó a vivir del erario, ha sumado beneficios por más de 40 años y espera ahora por fin alcanzar su sueño de ser gobernador... pero no de su estado, Tabasco, sino de Morelos, ¿cómo la ve?