Pero frente a la incapacidad gubernamental para atender el conflicto, los agredidos decidieron generar sus propios instrumentos de protección y ayer en céntrico restaurante de Cuernavaca anunciaron ante los medios de información que ponían en marcha grupos de autodefensa, inicialmente, con unos 100 participantes, hombres y mujeres.

Encabezados por la propia Adelaida, quien hiciera el anuncio, el grueso del contingente portaba palos y machetes, con lo que dijeron se defenderán, mientras logran conseguir armas de fuego e hicieron hincapié en que el Mando Único ha sido sólo un parapeto. El día de la quema hicieron presencia, pero como espectadores, no intervinieron en  nada para impedir la agresión o para detener a los responsables.

Pero apenas concluía la rueda de prensa, aparecieron elementos del Mando Único para proceder a la detención de algunos de los participantes del evento –entre 10 y 15 personas-, en pleno centro de la capital, lo que alimentaba más los ánimos, pero con la firme intención oficial, de impedir la consumación de las autodefensas.

Ésta es la evidencia más clara de lo que aquí le hemos insistido y reiterado: el modelo policiaco en referencia ha sido un fracaso, por lo menos en la entidad, el clima de violencia insoportable que viven en esa población de Ayala es similar a lo que acontece en el resto de Morelos, la única diferencia es que en otras partes la reacción social es distinta, más tolerante y hasta complaciente.

Claro, también es el temor a enfrentar la reacción de la delincuencia por un lado y la del estado por el otro, porque la posición del “gobernador” Graco Ramírez Garrido será siempre minimizar los sucesos e impedir que las cosas se le salgan de control, como comienza a ocurrir, y no se miden en ello, de ahí que ahora sí reaccionaran en un acto desesperado por apagar el fuego.

El discurso oficial ante este suceso, es el mismo de siempre: “No hay motivos ni condiciones legales para la presencia de autodefensas”, diría el secretario de Gobierno Matías Quiroz Medina.  Aunque los quejosos advierten que en el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se valida ese tipo de acciones cuando una autoridad formal falta a su responsabilidad de salvaguardar la integridad física y los derechos ciudadanos.

Sin embargo, así esté siendo omiso desde que inició su mandato, Ramírez Garrido jamás aceptará que viene siendo rebasado y ridiculizado por las circunstancias y que su administración ha resultado un fraude.  Las instituciones a su cargo, particularmente las que tienen que ver con la prevención del delito o la persecución del mismo, o son incapaces de enfrentar a los delincuentes, o han venido trabajando en complicidad con ellos y aquí reiteramos que son cómplices.

Se lo hemos dicho hasta el cansancio, hay amplias zonas de la entidad en las que el régimen se encuentra ausente y en sus tres niveles de gobierno: municipio, estado y Federación, permitiendo a los delincuentes hacer de las suyas sin ningún obstáculo.

Hoy día, sobre todo en la parte surponiente, es difícil encontrar algún negocio que no esté pagando derecho de piso a los maleantes y lo mejor es ponerse a mano, porque si a usted se le ocurre denunciarlos, la misma autoridad lo echará de cabeza y los mañosos regresarán para ajustarle las cuentas.

Más claro ni el agua, eso demuestra que las corporaciones policiacas, en particular el Mando Único, operan en componenda con ellos y si se les permite imponer condiciones, es porque están recibiendo un soborno suficientemente fuerte.

Aquí es oportuno refutarle a la presidenta del sistema estatal DIF, “Elenita” Cepeda aquello que malamente expresó en un momento de cólera, acusando a los medios de información de cobrar piso, porque son ellos, quienes a través de diversos “servidores públicos”, lo están haciendo, traicionando la confianza que en el 2012 les dieron los morelenses para que gobernaran la entidad.

Lo que vive hoy “El Chivatero” lo estamos viviendo todos los morelenses hace mucho y lo más prudente para nosotros sería secundarlos, armarnos de valor y protegernos entre sí, no sólo en contra de los delincuentes comunes, también de los de cuello blanco, es decir de Graco, del fiscal Javier Pérez Durón y de otros miembros de ése cártel de advenedizos que llegaron a quebrar al estado.

Sabemos que no es el mejor camino, pero cuando el régimen falla y se pone del lado de los enemigos del pueblo, sólo queda el recurso de auto protegerse, es lo que comenzamos a ver. Y si les gusta o no a los de Palacio, es su problema, vergüenza les debería dar el estar ejerciendo el poder y cobrando sin la capacidad, el compromiso y honestidad que para tal efecto se requiere.

Optaron por enriquecerse ilícitamente, abandonando sus responsabilidades públicas y todavía, tras los arrestos de ayer, contestan que “en Morelos hay autoridad y estado de derecho, las leyes se respetan”. ¿Es acaso cierto lo anterior?, por favor, estamos a merced del crimen, a los que hay que atrapar no son los de la comunidad de Emiliano Zapata, sino a los que pululan por calles, pueblos y veredas, atracando, asesinando, secuestrando, con la complacencia de Graco y sus esbirros.

Pero lo de ayer dará para mucho más, son los primeros agarrones, lo más seguro es que se genere una reacción tras las agresiones policiacas y no sólo de la población en referencia, sino de otras regiones que se identifican con las luchas populares. Como que están despertando al león.