¿Quiénes han venido impulsando la versión? A decir del secretario de gobierno Matías Quiroz Medina, es lo que se intenta investigar, pero de entrada, culpa a las redes sociales y hasta considera que se trata de otro intento más por desacreditar el trabajo oficial en la materia.
Es decir, argumentó el de Tlaltizapán, son intereses políticos los que animan a ese tipo de expresiones, porque a su juicio, no hay tal situación. Vivimos muy tranquilamente, no pasa nada, acaso acontecimientos menores..
Pero aquí habría que ir al fondo y cuestionar: ¿es verdad o mentira eso del toque de queda? Primero, esa aseveración deberá abordarse bajo algunas consideraciones muy especiales. Es decir, si lo tomamos bajo la perspectiva oficial, no hay tal, para ello se requiere que una autoridad formal lo decrete, cosa que no ha pasado.
Segundo, no obstante, pareciera que sin que exista una declaratoria de gobierno en tal sentido, dada la delicada problemática en ciertas zonas de la ciudad capital, son los propios ciudadanos quienes han tenido que tomar precauciones, a fin de evitar ser víctimas de la delincuencia y en tal sentido estaríamos considerando que sí, en efecto, hay un toque de queda no oficial.
El asunto, por lo menos hasta ahora, sólo involucra a Cuernavaca. Es a partir de aquí que toma fuerza y arma polémica y discusión, ocasionando enojo en algunas partes y generando molestia en algunos funcionarios, como Quiroz Medina, que lógicamente tienen que negar todo aquello que los exhibe como incapaces para garantizar seguridad al pueblo.
Pero tampoco hablaríamos de una situación territorial en la ciudad de la eterna primavera, hay zonas más tranquilas que otras, algunas en las que seguramente el término de toque de queda no encaja aún del todo, pero en regiones como Alta Vista, Carolina, Patios de la Estación, la colonia Antonio Barona, Lagunilla, por citar algunas, sí aplica perfectamente la expresión.
Aquí, lo más prudente para propios y extraños, es que a partir de las nueve de la noche comiencen a tomar medidas de prevención, es decir, evitar en lo posible andar en la calle y sobre todo pasar por lugares oscuros o aislados, aunque ya sabemos que los malandros operan a plena luz del día y a la hora que sea.
El problema es que los modelos de prevención y persecución del delito deben madurar, en algunas partes de la capital del estado difícilmente se ve el paso de alguna patrulla policiaca, son muy pocos los elementos que vigilan la urbe y también hay razones que lo explican, no se cuenta con el número suficiente de elementos para tal efecto.
En esas condiciones, la población se queda desprotegida y a merced de los malhechores y si a eso le agregamos que de los policías que andan en la calle, muchos protegen más bien al infractor, entonces nos queda claro.
Desde luego que en nada ayudamos a Cuernavaca ponderando su grave situación de inseguridad, eso trae consecuencias negativas para todos. De entrada, seguirá escaseando el flujo turístico.
No se descartan en todo esto actores con intereses políticos detrás, tampoco pudiera negarse, pero igual, no les pongan balones para que les metan goles.
Sobre el asunto, ya el presidente municipal Cuauhtémoc Blanco Bravo dio su opinión, no negó el ambiente adverso para sus gobernados, pero con justa razón, respondió que hay en la capital la aplicación de un modelo policiaco y son ellos los que deben cuidar a los capitalinos.
Aunque debe recordarse que esa estrategia está por concluir su experimento, que todo indica, eso fue, porque ya desde la Federación se aprobó la policía mixta, que tampoco es nada novedoso, un esquema que ha estado vigente en otros tiempos, integrado por elementos federales, municipales y estatales.
No hace falta tanto rollo para lograr efectividad en la materia, lo único que se requiere es capacitación real a los policías, buenos salarios a fin de que no caigan en tentaciones, equipo y armamento de acuerdo a las necesidades de la época, que deberán ser instrumentos de alto poder, porque ya la clásica pistolita quedó en la obsolescencia, frente a las metralletas y cuernos de chivo, por decir lo menos, que usan los malandrines.
Pero no se dispone de armamento de primera línea, a pesar de que se diga lo contrario, la complicidad sigue porque los salarios son bajospor eso los delincuentes organizados se siguen riendo de las circunstancias. Sólo que a algunas figuras, de piel muy suave, se les enchinó el cuero, cuando comenzó a tomar fuerza eso del toque de queda y han intentado.