Hay pues un entorno de confrontación y se aprecia claramente como sectores y grupos organizados mantienen una posición a la defensiva frente a sus autoridades, llámense municipales, estatales o federales, porque se sienten desatendidos, pero más que eso, ignorados.
Hay situaciones bastante críticas que no se pueden ocultar, como en el caso de la delincuencia, ayer mismo, en pleno centro de la ciudad capital y a la luz del día, privaban de la vida a un comerciante, la víctima Alejandro Bahena de 50 años de edad. Los hechos se dieron cuando el señor habría su negocio.
Simplemente no es posible que sigamos viviendo bajo tales circunstancias, como morelenses, queramos o no, contribuimos con nuestros impuestos a través de las arcas públicas, lo que nos da derecho a exigir de quienes “administran” esos recursos, que cumplan con una de tantas responsabilidades constitucionales: salvaguardar nuestras garantías, a fin de que podamos vivir y trabajar en paz con nuestras familias.
Hoy, en los medios locales y nacionales de información se libra una batalla entre aquellos que dicen que es exagerado decir que vivimos en un estado sin ley y quienes padecen condiciones desafortunadas y por lo menos deben tener derecho a decir su verdad.
Pero ya se observa que las adversas circunstancias amenazan con llegar a otros niveles, o sea la búsqueda de soluciones desde el ámbito social, incluyendo la aplicación de la justicia por propia mano, lo cual hablaría mal de nuestro estado.
Lo decimos porque sabemos que agrupaciones de diversa naturaleza, algunas de corte campesino, con el apoyo y asesoría de profesionales del derecho, han convocado a un encuentro de líderes en la región oriente este fin de semana y el tema central es ése, asumir acuerdos en conjunto para establecer estrategias de defensa común.
Aseguran que están solos y que lo mejor es diseñar formas de defensa comunitaria o local, por encima de corporaciones policiacas y gobiernos.
Bueno, el abogado que describía el ambiente que se padece en esa parte de Morelos y que es uno de los convocados señalaba que nos encontramos muy cerca de acciones de desobediencia civil y que ya se habla de eso en los encuentros, lo que llevaría a un desafío a la autoridad de manera abierta.
Por eso es urgente, muy en particular, que las instituciones gubernamentales de todos los niveles entiendan que seguir empujando hacia la confrontación entre los morelenses no nos va a llevar a nada, así menos se logrará revertir el estado de cosas en que vive la absoluta mayoría.
Ya sabemos que hay una casta de privilegiados representantes de todos los partidos políticos que viven como príncipes, con base en el dinero público, ellos no son parte del sufrimiento colectivo. Pero por su propio bien, deberían razonar y voltear un poco hacia abajo, esforzarse algo por dar resultados y atender algunos conflictos inaplazables, pero parece que no entran en razón y siguen yendo en sentido contrario.
Es cierto que continuar hablando mal de Morelos o de Cuernavaca tampoco nos beneficiará, por el contrario, sin embargo sólo se refleja lo que pasa y seguramente que tampoco en toda su dimensión. Muy fácil, desean comenzar a ver o escuchar cosas bonitas, hagan lo que la ley les mandata y seguro que así será, pero nos tienen de rodillas y todavía piden guardar silencio.
Con sindicatos volcados a las calles, transportistas amenazando paralizar el servicio un día de éstos, campesinos a salto de mata por toda clase de delitos en su contra, crímenes en pleno centro de la ciudad, la universidad del estado a la defensiva.
Por eso estimamos que lo referido por los abogados para nada es descabellado y si se llegara a tal extremo.
Sí estamos en un momento crítico, pese a que desde los tres niveles de gobierno se impulsan campañas de apariencia y de distracción, negando una realidad de la que cada vez está más consciente el ciudadano y por lo tanto no se deja engañar.
Es en la concordia y suma de esfuerzos y voluntades como se alcanzan metas y propósitos positivos, pero venimos sembrando odios, la cosecha será de adversidades, de eso no hay duda, porque además nos encontramos en ese infortunio desde un tiempo a la fecha y no se ve manera de corregir.
Hay bastantes “focos rojos” diseminados a lo largo y ancho de la entidad, movimientos en ciernes que pueden ir creciendo gradualmente por descuido gubernamental, pero en los primeros niveles del ejercicio del poder no lo ven de esa forma, y cualquier acción de inconformidad es para ellos un acto improcedente y quienes así se manifiesten, pueden sufrir las consecuencias. No hay espacio para la queja ni el reclamo, como lo pueden constatar manifestaciones en varios estados que han sido reprimidas.
Simplemente la realidad acaba por imponerse y la población sabe bien quiénes mienten y quiénes dicen la verdad.