Ayer, la diputada federal Rosalina Mazari Espín encabezó a lo que ella llamó “una comisión” de más de 400 habitantes de Puente de Ixtla, ya que se quejan de despidos y baja de apoyos en la materia en el hospital comunitario de aquella cabecera municipal.
Y la legisladora dice que se trató sólo de una comisión, porque recordó que lo que viene aconteciendo le está pegando a una población superior a 100 mil habitantes, ya que ese nosocomio atiende a pacientes de Amacuzac, Miacatlán, Coatlán del Río, Mazatepec, Tetecala y hasta de comunidades del estado de Guerrero. Advirtiendo incluso que si quieren ver más gente en las calles, hay de sobra.
El meollo es que ante recortes al presupuesto de la Secretaría de Salud en la entidad, la dependencia viene reduciendo los hospitales comunitarios a simples clínicas, en las que sólo se ofrecen servicios para enfermedades como catarro o gripas, no asuntos mayores.
Pero no es sólo en Puente de Ixtla, los despidos de personal se vienen dando en el resto del territorio morelense. Ya también comenzaron en Jonacatepec y Jantetelco, pegándole a los de más abajo, porque se trata de familias de escasos recursos que no pueden pagar consulta privada, menos medicinas y qué decir de cirugías.
Mazari Espín dijo que sólo en esta municipalidad, con más de 60 mil habitantes, han despedido a unos 16 empleados, entre médicos, enfermeras o laboratoristas, además de que se están llevando equipo para otros nosocomios, como en el caso de una incubadora que sacaron para Jojutla, con el argumento de que sólo era prestada, pero ya no la regresaron.
Es cierto que por problemas económicos se viene dando un ajuste presupuestal desde altos niveles
Hoy las circunstancias realmente son precarias, pero ya desde el principio de la administración del estado se carecía de lo indispensable. Es realmente un crimen lo que ocurre, porque es real que mucha gente sigue muriendo a diario por no contar con posibilidades para atenderse de sus enfermedades.
Y así como anda el ambiente en todo el estado, la sociedad está cada vez más enferma, mientras las instituciones en la materia sólo les ofrecen mejorales para un cáncer que ya se encuentra en etapa terminal. Y decían algunos de los que acompañaban a la diputada ayer, que así como van las cosas, esas instalaciones hospitalarias van a acabar como cascarones, vacíos por dentro, en lugar de observar avances y mejorías, sobre todo en equipo y tecnología.
Como siempre, la actitud de las autoridades de ese sector es de desprecio y ofensa a la ciudadanía. Ayer no les permitieron acceder al área central de la Secretaría de Salud, bajo la excusa de que no había espacio y el disponible era para el constante ingreso de ambulancias, aunque puede pasar un día entero para que llegue alguna.
Fue incluso una abogada del municipio de Puente de Ixtla la que negó el paso a sus paisanos, mostrando el temor que los “servidores públicos” tienen al respetable, porque saben que hay sobradas razones como para que los enojados ciudadanos pudieran hacer de las suyas una vez adentro. Pero se equivocan, salvo raras excepciones, nuestros paisanos son gente noble, sólo que ello no debe ser sinónimo de agachados y por lo menos deben tener el derecho de exigir cuando se les trata con el pie.
Rosalina Mazari dijo que el ajuste en proceso es territorial, porque ya la misma titular de la dependencia Patricia Mora González dijo que se han dado unos 30 despidos, pero que en el presente mes serán otros 200 y seguramente la cifra irá en aumento gradual.
Hay un retroceso en el nivel y calidad de atención al pueblo en materia de salud, los programas de atención colectiva son inconsistentes y esporádicos.
Va a ser necesario que la legisladora federal tome en serio su representación, como presidenta de la comisión de salud en la Cámara Baja y salga a la calle con los afectados, para intentar impedir esos golpes literalmente mortales y que alcanzan a muchos municipios.
Y como dijera ella misma, si bien hay recortes de la Federación, los funcionarios estatales del rubro deben redoblar sus esfuerzos en lo relacionado a los trabajos de gestión, tienen que salir a tocar puertas, antes de afectar a su gente, pero suele tratarse de figuras de escritorio y de discurso, incapaces de superar obstáculos y barreras locales para abrir canales en la Federación.
Esta administración se ha distinguido por reproducir buena parte de programas de aplicación en la Ciudad de México. Mazari recuerda que en la capital ya se ofrece el “servicio a domicilio”. Esa clase de programas son los que se deberían imitar aquí.
La representante popular dijo pues que lo mismo se está haciendo en otros municipios de la región oriente, incluso juzgó prudente que los diputados locales y federales de aquella zona deberían abanderar las causas del pueblo, porque los apretones parecen descabellados.
Sólo eso faltaba, que la infraestructura en la materia, que tanto esfuerzo y dinero ha costado en su desarrollo, luego de generaciones y diversos gobiernos, inicie un proceso de desmantelamiento desde el gobierno. Si no ayudan, no estorben, es lo menos que se les puede decir a quienes hoy, al frente de la dependencia multicitada, vienen acabando con lo poco bueno que nos queda, es imperdonable. La demanda de los quejosos de ayer era la reinstalación del personal despedido.