Además, sólo cuenta con tres o cuatro salidas y entradas, lo que la convierte en presa fácil de manifestaciones de protesta. Basta con que inconformes corten la circulación en la parte sur, a la altura de El Polvorín; en la parte norte, en la Paloma de la Paz y la glorieta Emiliano Zapata, o al oriente, en Plan de Ayala, para que los capitalinos no tengan para dónde moverse.
Por todas esas circunstancias es que desde las instancias de gobierno se tiene que tener mucho cuidado en no caer en excesos, en lo referente a algunas facultades oficiales, para regular la vida pública en este terreno, uno de ellos, el transporte.
No es de ahora, aunque se viene permitiendo mayor complicación, pero hace años que la capital y el área conurbada enfrentan una sobreoferta en lo referente a la prestación del servicio público del transporte. Son miles de unidades colectivas y de taxis las que se adueñan de la ciudad y generan cualquier cantidad de problemasinconvenientes, incluyendo aquello que tiene que ver con la contaminación del aire por emisión de gases.
Usted lo observó claramente, el día que decidieron parar el 80 por ciento del parque vehicular como presión, en contra de la entrada en funciones del Morebús, las calles lucían vacías. Ahí se reflejó que en efecto, son los empresarios del ramo los que causan los mayores conflictos en ese sentido.
Ahora bien, ellos no son los culpables de que esto sea así, finalmente cuentan con permisos o concesiones que les autorizan las instancias gubernamentales para trabajar dentro de la ley, entonces ha sido precisamente la autoridad “competente” la omisa, la que nos tiene en este callejón sin salida.
Por eso es de tomar en serio lo que está en puerta. Ya se ha anunciado, vía la Secretaría de Movilidad y Transporte ( SMyT), la regularización de tres mil taxis más, que es el primer paso, porque ya en una segunda etapa se habla de otras cuatro mil unidades.
O sea, estamos hablando de siete mil automóviles que se agregarán a una sobresaturada oferta y sobre todo en ese rubro del servicio sin itinerario fijo. Realmente es inaceptable por donde se le quiera ver, porque oficialmente se ha insistido en la urgencia de bajar los índices de contaminación, por eso lo de la llamada “ecozona” en el primer cuadro de la ciudad.
La infraestructura vial no da para más, por el contrario, si fuera ello posible, se tendría que reducir la plantilla de taxis, porque hay horas pico todos los días en los que se pueden ver decenas de esos vehículos cual si fuera un desfile, en las principales calles del Centro Histórico.
Cuando a finales del sexenio de Sergio Estrada Cajigal se liberaron cerca de cuatro mil permisos de taxis, se generó una reacción que sigue hasta la fecha, pero de pocos amigos. Pues hoy serán muchos más y eso, desde luego, les pega a los mismos permisionarios, porque esa sobreoferta lleva a que muchos de los prestadores de tal servicio se lleven a veces horas transitando por las calles sin encontrar una víctima como pasajero, gastando gasolina, desgastando la unidad y perdiendo dinero en todos los sentidos.
Ya es tiempo de que se ponga un alto al respecto, pareciera que es un rubro del que se puede sacar mucho beneficio y no hay periodo de gobierno que no lo aproveche a su manera, pero los afectados son los ciudadanos, en particular quienes gustan de venir a distraerse a la ciudad en su auto o por razones de empleo, entrar o salir. No se diga en este momento con el acceso restringido en el libramiento, es una travesía.
A propósito del Paso Exprés, sí que viene causando estragos. Por las mañanas, entre siete y diez, del puente del del Pollo a El Polvorín mínimo se avienta una hora, venga en su unidad o en servicio, porque es lo mismo. Así que si usted debe llegar a alguna cita laboral o de otra naturaleza a determinada hora, véngase casi oscura la mañana o de plano quédese a dormir en la capital, porque de otra manera llegará mínimamente hora y media de retraso a lo acostumbrado.
Por lo menos eso está pasando durante la semana, porque son miles los que ingresan a la ciudad diariamente y de plano es insoportable. Además, si se analiza con cuidado el proyecto, de ninguna manera está pensado para beneficiar a los cuernavacenses, va en función de quienes viajan más allá de la capital, la mayoría, ida y regreso de Acapulco.
Incluso el puente elevado de El Polvorín dejará de ser útil a quienes viven en Cuernavaca o la parte norte y sur de la misma, porque sus cuatro carriles –dos de ida y dos de regreso- son precisamente los que serán reservados desde la Paloma de la Paz hasta El Polvorín y sólo podrán transitarse si se va directo a algún punto más allá de la metrópoli. Acaso tendrá salida en Plan de Ayala o el Paseo Cuauhnáhuac.
Pero ni modo, habría sido mucho mejor la construcción del libramiento que se venía planteando por la zona poniente de la capital, para el que la Federación había aportado un crédito "semilla" de mil 600 millones de pesos. El argumento fue que generaría daño ecológico por pasar muy cerca del bosque, pero acá se derribaron miles de árboles y no les tembló la mano para talarlos.
Luego, que tampoco segundo piso como en algunas vialidades de la Ciudad de México, que porque cortaba la visibilidad de un lado hacia el otro. Es decir, puras marrullerías y ahora nos llevan a una serie de conflictos viales que son motivo de cólera e impotencia de los ciudadanos, que somos tratados con los pies, porque no tenemos márgenes de defensa, hacen lo que quieren y nadie puede protestar, porque igual y le andan dando una calentadita. Reiteramos, esas siete mil regularizaciones de taxis llevarán a mayores problemas en materia de vialidad, estamos cada vez peor, no cabe duda, pero para unos cuantos es negocio y bastante gordo.