De ahí la importancia de contar con un programa que sea de enunciación sencilla, ejecución en base a metas realistas y sustentado en las aspiraciones globales de nuestra población.
Lorenzo Meyer[1] se hizo eco del anuncio de Donald Trump que renegociaría un TLC más ventajoso para EUA y propuso que deberíamos “negociar desde la movilización de la fuerza interna de México”. Aquí se presenta la idea que, a mi juicio, esta movilización debe estar sustentada en cuatro pilares fundamentales:
La erradicación definitiva de la pobreza que abarca a 60 millones de mexicanos, con ingresos personales inferiores a tres salarios mínimos[2] e incluye a 30 millones que trabajan en forma precaria.
La preparación del país para la transición energética por el agotamiento del petróleo como recurso energético disponible a bajo costo, mediante el desarrollo de los recursos renovables sustentados en la energía solar.
La transformación de nuestro modelo industrial maquilador, dependiente de piezas y tecnología importadas, en uno de tipo innovador. Sustentado ahora en nuestras propias cadenas productivas que den empleo rentable y productivo a nuestra juventud.
El saneamiento ambiental y social de nuestro país, mediante el desarrollo de procesos sostenibles para el suministro de: agua, aire respirable, alimentos, habitación y servicios amplios de salud, educación, cultura y entretenimiento.
Estos cuatro pilares deben construirse apoyados en un sistema económico, financiero y comercial que permita la distribución simétrica de beneficios entre las grandes y pequeñas empresas. Lo cual deberá incluir una reforma fiscal que distribuya las cargas financieras en forma proporcional a las ganancias. De esa forma se podría generar empleo amplio y productivo, principalmente sustentado por las pequeñas empresas, al mismo tiempo que se genera la innovación tecnológica necesaria para aumentar la productividad, principalmente sustentada por las grandes empresas. Así nuestro país se convertiría en un competidor exitoso a escala mundial, en el campo de las manufacturas y de los servicios de alta tecnología.
Estos cuatro pilares serían el camino para:
La renegociación fructífera y constructiva del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)[3]
La reconstrucción de nuestras redes de cooperación con América Latina, especialmente con América Central, el Caribe y el Grupo Andino.
El establecimiento de nuevas formas de intercambio y complementación con los países del Pacífico, especialmente con China, Japón y Corea del Sur, con quienes tenemos un déficit comercial creciente en el área de productos de alta tecnología.
Si no se inicia la construcción de los cuatro pilares antes discutidos, será muy difícil enfrentar las negociaciones propuestas por la nueva administración de EUA que desea eliminar nuestro superávit comercial, reducir drásticamente la migración y las remesas de los migrantes y contener el incremento de nuestras líneas de ensamble industrial. También será casi imposible establecer un marco racional para la reforma migratoria que favorezca a más de 11 millones de migrantes mexicanos indocumentados, así como financiar el pago de alimentos y combustibles que cada vez requerimos importar en mayor proporción desde ese país.
A la vez, la inequidad en la distribución del ingreso y en las cargas tributarias, junto con el estancamiento o retroceso del ingreso económico de más de la mitad de la población hacen inviable el sostenimiento de un mercado que requiere insumos importados con un tipo de cambio cada vez más desfavorable. También harán insostenible el sistema de pensiones y están creando las condiciones objetivas para un estallido social de grandes proporciones por el hartazgo de gran parte de la juventud que no encuentra satisfacción a sus justas aspiraciones de empleo bien remunerado.
En resumen, para poder articular la energía popular desencadenada durante las protestas contra el aumento del precio de la gasolina, pero que en realidad manifiestan estar hartas de la corrupción y del atraso económico, se requiere construir un programa de acción que sirva de marco para las negociaciones inminentes con la nueva administración de EUA y para poder orientar la fuerza creativa de nuestra juventud. En este artículo se muestra que es posible construir ese programa a partir de cuatro pilares, a saber: erradicación de la miseria, transición energética, integración manufacturera y desarrollo sostenible. También se discute cómo ese programa se puede ligar con la renegociación del TLC y con la construcción de una posición ventajosa en el mercado mundial. En síntesis, estos pilares podrían servir como un esquema mental para reinventar a México.
(1) Santa Anna y Cárdenas. AGENDA CIUDADANA / Lorenzo Meyer. 08 Dic. 2016. www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=102789. Consultado el 8 de Ene. 2017.
(2) El Salario Mínimo Nacional (SMN) corresponde a $80.04 diarios y al tipo de cambio de $20/USD, corresponde a 1,460 USD/año. Tres SMN corresponderían a 4,380 USD que se aproximan al monto promedio de las remesas familiares remitidas desde EUA (26 mil millones de USD para cinco millones de familias).
(3) Esa renegociación deberá sustentarse en una reformulación de la idea del muro de Donald Trump, pues no habrá “muro” más barato y efectivo que la reducción de la migración por el empleo productivo de nuestra gente y de esa manera nosotros pagaríamos ese “muro” mediante la inversión rentable de las remesas en la creación de nuevas fuentes de empleo rural.