Muchos piensan que la pobreza proviene del robo de recursos públicos por los políticos corruptos y que se corrige repartiendo el dinero que antes robaban. Pero, esa pobreza proviene de la mala repartición de la riqueza a través de cadenas productivas y comerciales muy desventajosas. Aquí se presentan algunas reflexiones y ejemplos que podrían ayudar a entender este problema.
La desigualdad económica no afecta a todos por igual, pues depende de la vinculación entre la economía de subsistencia con la economía mercantil. En los países escandinavos, donde no hay pobreza, la desigualdad es mínima y la mayor parte de la población se beneficia de las cadenas comerciales. En el África Subsahariana, Haití o el Sudeste Asiático, la mayoría vive en la miseria, con muy escaso acceso a dichas cadenas.
En México, el 15% de la población tiene un ingreso per capita menor de $1,200 al mes y se encuentra principalmente en pequeñas poblaciones rurales que habitan zonas semi desérticas. Para sobrevivir, han enviado a 16 millones de migrantes quienes, por cada uno de 20 años, remitieron más de 400 mil millones de pesos, que, al repartirse en 25 millones de campesinos, sostuvieron un gasto per cápita de $1,300 por mes. En 2020, las remesas se duplicaron y fueron tres veces más que el programa “Sembrando Vida”. Esos ingresos alivian la pobreza, pero como no están dirigidos a cambiar la estructura de las cadenas comerciales, se quedarán sin resolver este problema crónico.
Hace 50 años, el pulque era la bebida de mayor consumo en el centro del país, incluyendo los estados de Hidalgo, México, Puebla y Tlaxcala. Se elabora por la fermentación del aguamiel. Una familia campesina puede producir anualmente 10 mil a 20 mil litros de aguamiel con un ingreso de 50 mil a 100 mil pesos. Pero el consumo del pulque es apenas el 1% del consumo de la cerveza. Sin mucho mercado para el pulque, las familias campesinas pagan $15,500 de cerveza y en vez de producir aguamiel producen 2 a 5 toneladas de cebada, con ventas de $5,000 a $25,000 al año. La nueva cadena productiva de la cerveza redujo la ganancia neta de un máximo de 100 mil pesos cuando vendían aguamiel y consumían su propio pulque, a solo $10,000 netos. Por eso, dependen de las remesas para conseguir los 90 mil faltantes. Ese empobrecimiento no se debió a un robo del presupuesto, fue la consecuencia de una cadena comercial desfavorable que afecta a más de 100 mil familias pobres. Bastaría que se abriera un nuevo mercado para el aguamiel, con el 10% del consumo de la cerveza, para que esas familias salieran de la pobreza.
El Patronato del Maguey, encargado en el desarrollo de nuevos productos de esa planta, desapareció hace 30 años. Tenía una planta piloto en Santa María Tecajete, fundada por Alfredo Sánchez Marroquín, pionero de la biotecnología mexicana. Dicha planta careció de presupuesto o de apoyo para transformar las cadenas productivas y comerciales del maguey y por eso no se pudo mejorar el destino de la región pulquera.
Otro ejemplo: hay 11 millones de artesanos quienes, en promedio, obtienen menos de 7 mil pesos anuales por su trabajo, pero sumados, representan el 0.6% de PIB. Sus precios se mantienen bajos por la competencia con los productos industrializados. La nueva ley de propiedad intelectual comunitaria para los diseños e imágenes tradicionales[1] podría aliviar esta situación. Así, esos diseños podrán aportar beneficios financieros a sus creadores, mediante el licenciamiento de su uso en objetos de consumo masivo. Con la legislación anterior, firmas como Carolina Herrera o la diseñadora Isabel Marant se beneficiaron desventajosamente de ese comercio. El otro camino es la organización económica y mercantil de los artesanos, como lo ha fomentado la Cooperativa Corazón Verde, que desde 2019 aglutina a ocho organizaciones de artesanas de distintas entidades del país y ha logrado acuerdos de comercialización con The Body Shop y Oxfam para la comercialización de artesanías mexicanas en Europa.
Estos ejemplos indican que la pobreza rural no se resuelve mediante el subsidio al consumo, ni reforzando las cadenas comerciales existentes, sino mediante un cambio en los términos de relación financiera y comercial entre las comunidades y la economía mercantil.
[1] Ley de Salvaguarda de los Conocimientos, Cultura e Identidad de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanos.