El centralismo parece que siempre está presente y actuante en nuestro país. Muchos de los esfuerzos por resolver problemas en México se dirigen hacia ciudades “grandes”. La justificación de esta forma de proceder es tratar de impactar en el mayor número de personas posibles, pero con ellos se incrementan las desigualdades y se acentúan los problemas en estas ciudades.
La atracción de las grandes ciudades para muchas personas radica en el disfrute de beneficios que no encuentran en las poblaciones pequeñas. El objetivo de maximizar las ganancias de la visión mercantilista, entre otros aspectos, conduce a esta devaluación de las poblaciones pequeñas, por su mínimo flujo del dinero.
Por supuesto que esta visión no ayuda a la sustentabilidad de esas regiones y mucho menos para contener el incremento de los problemas en las grandes ciudades.
En esta ocasión quiero exponer un ejemplo interesante de un pequeño municipio que tiene estrategias claras para no solo incrementar los beneficios hacia su población, sino que construye estas estrategias considerando los pilares de la sustentabilidad: naturaleza, economía, sociedad y organización.
En esta población viven alrededor de 350 personas a lo largo del año, pero en el verano la población se cuadruplica, pues se incrementa hasta más de mil 200 personas.
Esta es una población pequeña, pero en ella las personas han convivido con conocimiento construido desde ellas. Es más, han completado el ciclo del conocimiento científico desde su construcción hasta su divulgación.
Para citar ejemplos podemos mencionar que tiene tres observatorios astronómicos, dos amateurs y otro profesional; también tiene un museo arqueológico que alberga reliquias colectadas por un profesor y sus estudiantes, que tiene vestigios hasta de un dinosaurio; además, forma parte de una reserva de la biósfera. Tiene algunas otras características construidas desde las raíces de la sociedad con base en la colaboración con profesionales en la construcción de conocimiento, las universidades de la región, pero sus acciones son guiadas por la población. Este municipio, Aras de los Olmos, es parte de la provincia de Valencia, en España [1].
Me enteré de lo que se está haciendo en ese poblado hace una semana. Vi el anuncio de un pódcast donde se mencionaba que un pueblo quiere librarse de las compañías eléctricas y decidí bajarlo para escucharlo posteriormente [2].
Llegó el momento de oírlo y conforme pasaba el tiempo de mi escucha empezaba a interesarme más. No solo era la conformación de un coctel de diferentes fuentes de energía renovable para satisfacer las necesidades de energía de Aras de los Olmos, sino que se estaba construyendo la estrategia energética con la participación de la ciudadanía y considerando aspectos del entorno natural y de las costumbres de la población.
Con la disponibilidad de energía solar y eólica, Aras de los Olmos se está planteando autoabastecerse de energía para bajar el precio de la electricidad en el pueblo.
Originalmente, a principios del siglo XX se abastecían de energía con una minihidráulica que servía para darle energía a una bombilla en cada casa, pero que era insuficiente para aportar productos o servicios con valor de intercambio. Actualmente, sus objetivos son reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y contar con la energía suficiente para satisfacer sus necesidades.
Para ello se ha proyectado un sistema fotovoltaico con capacidad de 700 kW, biogás con desechos de las granjas cunículas y avícolas por 200 kW, dos generadores eólicos con capacidad de 200 kW y una minihidráulica de 200 kW. La colaboración del Politécnico y de la Universidad de Valencia ha determinado la factibilidad técnica de este proyecto energético para la población.
El componente del financiamiento se ha conseguido con un coctel de contribuciones desde gubernamentales hasta de organizaciones sociales.
Este proyecto considera abastecer la energía durante el máximo de ocupación; así que es muy importante hacer notar que parte del financiamiento se basa en la venta de energía no usada en el municipio en las épocas donde la ocupación es menor.
Dentro de los planes a futuro está la instalación de infraestructura de comunicación para soportar el flujo de información adicional y establecer telecomunicación con ancho de banda adecuado a sus necesidades futuras.
En cuestión de precios, los primeros cálculos indican un ahorro del orden del 25 por ciento en el costo de la energía en el consumo.
Aquí es muy importante resaltar, que el cálculo se hace con el precio a consumidores en lugar del precio de generación. Este es un punto que las soluciones pensadas desde la generación centralizada no consideran, pero para las personas es de lo más apropiado. Adicionalmente, la disminución de los gases de efecto invernadero y la contaminación inherente del uso de los combustibles fósiles es otro de los beneficios de la propuesta.
En nuestro país existen algunos proyectos impulsados por el gobierno, como la planta fotovoltaica en Sonora que tiene avance y es un ejemplo, pero la visión desde la generación de la CFE o de los gobiernos todavía apuesta por soluciones centralistas en lugar de promover las soluciones locales con impacto global.
Si ustedes lectores conocen de ejemplos similares en México o Latinoamérica compártanlos en los comentarios.
Para el avance en la conformación de un sector energético sustentable el conocimiento de este tipo de esfuerzos comunitarios es fundamental.
La posibilidad de construir estrategias donde vivamos de manera sustentable existe y seguro estoy se están construyendo en muchos lugares. Promovamos la divulgación de estas alternativas.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Aras_de_los_Olmos
[2] https://www.eldiario.es/carnecruda/programas/pueblo-quiere-librarse-electricas_132_9614895.html
Aras de los Olmos