Hace algunos días proponía que era imperioso cerrar refinerías e instalar sistemas fotovoltaicos descentralizados y distribuidos por las diferentes regiones en México; pero también en el resto de los países de América Latina. Algunas personas se indignaron por esta propuesta, alegando que las refinerías de petróleo se utilizan para muchas otras cosas. Tienen razón las refinerías también procesan diferentes materiales, pero en la actualidad están destinadas principalmente para producir combustibles. Ya desde hace algún tiempo he dicho que no me opongo a que extraigamos el petróleo, lo procesemos, pero no lo quememos [1]. Hoy quiero enfatizar estos dichos.
Debe quedar claro que desde el punto de vista energético la generación de electricidad mediante fuentes renovables es una meta a seguir y es urgente. También es evidente que el actual modo de vida necesita muy diversos materiales que provienen del petróleo y son producidos en estas refinerías.
Por supuesto que en una refinería se obtienen materias primas para la producción de una amplia variedad de plásticos, que se utilizan en envases, juguetes, muebles, dispositivos electrónicos entre otros usos. También muchos ingredientes activos en medicamentos provienen de derivados del petróleo. Ingredientes como parafina, vaselina, aceites minerales y otros derivados del petróleo se utilizan en la fabricación de productos cosméticos y de cuidado personal como cremas, lociones, entre otros. Algunos productos químicos derivados del petróleo se utilizan en la fabricación de fertilizantes, que son esenciales para la producción de alimentos. Muchos detergentes y productos de limpieza contienen ingredientes derivados del petróleo, como los surfactantes. La industria textil, también, utiliza productos derivados del petróleo en la fabricación de materiales sintéticos como el poliestireno, polietileno, polipropileno, policloruro de vinilo y el nailon, que se utilizan en la producción de botellas, envases de detergentes, envoltorios de alimentos, tapas de botellas, juguetes, espumas de embalaje, tuberías, ropa y otros textiles. Estos productos son parte de nuestra vida cotidiana y facilitan el modo de vida actual.
Es muy importante que sepamos que la mayoría de estos productos no son biodegradables y pueden tener un impacto negativo en el medioambiente, ya que pueden tardar cientos o miles de años en descomponerse. Recomiendo ver el documental Plastic Planet que vi hace algunos años en el festival CinemaPlaneta aquí en Cuernavaca [2].
Desde mi perspectiva el petróleo ha posibilitado el actual modo de vida, pero después de un siglo nos hemos percatado que lo hemos usado sin medir sus posibles impactos en nuestro ambiente y por ende en nuestra propia vida. En la actualidad hay una intensa actividad de investigación sobre el efecto sobre nuestra salud que tienen los microplásticos que se encuentran en nuestros cuerpos.
Estos estudios han motivado a que una parte importante del sector científico enfoque sus esfuerzos hacia el desarrollo de alternativas sustentables a estos productos, como los bioplásticos y los fertilizantes orgánicos.
Es decir, además de modificar nuestra forma de obtener energía y pasar de los combustibles fósiles a la generación eléctrica con renovables debemos promover la instalación de biorefinerías.
Las biorefinerías son instalaciones industriales que procesan materiales biológicos renovables, como desechos agrícolas, forestales o residuos orgánicos, para producir una variedad de productos bioquímicos, biocombustibles, materiales y productos químicos renovables. A diferencia de las refinerías de petróleo, que procesan crudo para producir estos productos, las biorefinerías utilizan materias primas renovables de origen biológico. En general pueden utilizar materiales biológicos primarios; pero, en mi opinión, debemos enfocarnos en el uso de materiales biológicos de segundo uso o de desecho y producir biocombustibles (bioetanol, biodiésel, biogás), productos químicos para la industria, materia prima para productos farmacéuticos, etc. Todo esto se puede, actualmente puede ser más caro, pero lo mismo decíamos hace algunos años de la generación fotovoltaica.
No dejo de reconocer que el petróleo ha sido el oro negro para nuestra sociedad, pero también el uso irracional que le hemos dado, no solo ha causado el cambio climático, sino que puede afectar nuestro organismo. Enfatizo, es el uso que le hemos dado no el petróleo en sí mismo.
No quiero ser alarmista, pero podríamos iniciar una fase de salida de los combustibles fósiles y de las refinerías de petróleo y encaminarnos hacia la generación de electricidad con fuentes renovables [3] y al mismo tiempo esforzarnos en el diseño e instalación de biorefinerías. Estas opciones, parecen tener menores impactos ambientales y en nuestros entornos que las tradicionales basadas en el petróleo.
Insisto, debemos pensar en soluciones sociotecnológicas sustentables que consideren las capacidades de las diferentes regiones. Claramente esto implica cerrar la producción de energía como hoy la conocemos y de los materiales que se procesan en las refinerías de petróleo. Estas ideas las sintetizo en una simple frase: “cerrar refinerías e instalar fotovoltaicos”, pero involucran muchas otras sociotécnicas. Las personas que hoy están buscando nuestro apoyo para gobernarnos deberían considerar estos puntos y hacer propuestas para una era postpetróleo. En estos textos de opinión hay algunas posibles propuestas.
[1] https://delrioantonio.blogspot.com/2019/04/extraigamos-el-petroleo-vendamoslo-pero.html
[2] https://www.youtube.com/watch?v=wz7htO1TCic
[3] https://delrioantonio.blogspot.com/2023/12/no-buenas-noticias.html