Crear un espacio de reflexión con capacidad crítica y de una manera constructiva no es una labor fácil, sin embargo, esta columna es prueba de ello. El Dr. Jesús Antonio del Rio Portilla, investigador del Instituto de Energías Renovables de la UNAM y actualmente director del Centro de Estudios Mexicanos de la UNAM en el Reino Unido, puso gran parte de su tiempo y conocimiento para que este espacio llegara a la sociedad Morelense (y a todo el mundo gracias al internet) de manera continua, todos los miércoles desde hace más de 15 años.
Como nos compartió la semana pasada, ha tenido que cerrar el ciclo en el cual contribuyó a esta columna con una gran pasión y constancia. Nos dejó su opinión en el más reciente texto (esperando que no sea el último), pero también una reflexión sobre la situación que enfrentamos y una encomienda: “que las juventudes tengan la oportunidad de implementar sus visiones […]”. Es por ello por lo que un grupo de entusiastas y tal vez ya no tan jóvenes, tomaremos la estafeta para dar continuidad a este proyecto que históricamente ha generado una gran cantidad opiniones informadas acerca de temas diversos. Posiblemente, uno de los temas más recurrentes fue el de las energías renovables para lo cual esperamos que Toño nos pueda seguir ilustrando desde su nueva trinchera, pero también se abordarán otros temas críticos en nuestro país, Estado y ciudad capital, los cuales además de ser noticia, debemos estar enterados.
Me gustaría aprovechar el inicio de este nuevo ciclo para compartir la visión y misión que, desde mi punto de vista, puede tener este espacio. Durante 15 años hemos podido leer aquí un gran número de opiniones, y de hecho ustedes pueden encontrar esta columna en la sección de “Opinión” de la página web del periódico La Unión de Morelos. Sin embargo, me parece importante precisar que, si bien una opinión es un punto de vista, cuando se incluyen hechos verificables y además se acompañan de razonamientos, se transforma en una argumentación poderosa sobre alguna situación o problema. Esto ayuda al lector a emitir su propio juicio de manera informada e incluso enriquecer al autor, si es que llega a tener acceso al punto de vista de sus lectores. El alcance que puede tener un autor sobre sus lectores es que pueda convencerlos o hacerlos discrepar sobre su punto de vista, iniciando un proceso de discusión o búsqueda de soluciones del problema o situación planteada. En mi opinión, ese ha sido el gran valor agregado de esta columna, aunque podría usted no estar de acuerdo, lo cual me recordaría una frase en inglés cuya traducción sería “estamos de acuerdo en estar en desacuerdo” (we agree to disagree) [1].
Por lo tanto, llegar a ese punto donde se puede iniciar un diálogo con el lector, me parece que tiene que ver con la mística de esta columna. Tal vez muchos nos preguntamos sobre el origen del nombre de esta columna y me parece que debe relacionarse con la frase que supuestamente Galileo Galilei habría pronunciado ante el tribunal de la Santa Inquisición en 1633. Antes de abordar la historia de esta frase, me gustaría recordarle que también existe otra relación histórica entre Galileo Galilei, las columnas de este medio de comunicación y los científicos que contribuimos a dichos espacios [2].
Volviendo a la historia de la frase “sin embargo se mueve”, en la época de Galileo Galilei se consideraba que nuestro planeta era inmóvil y el centro del Universo, donde la propuesta era que todos los cuerpos celestes giraban alrededor de la Tierra. Tan solo un año antes, Galileo publicó su obra Diálogo sobre los dos principales sistemas del mundo: el ptolemaico y el copernicano, la cual provoca conmoción en la comunidad no solo científica, sino también en la religiosa. La teoría geocéntrica (donde la Tierra es el centro del Universo) era una visión sustentada por la Iglesia Católica e ir en contra de esta idea (y de la Iglesia), le costó a Galileo ser enjuiciado. Finalmente opta por retractarse de su teoría heliocentrista (donde la Tierra gira alrededor del Sol) con lo que solamente es castigado con un confinamiento de por vida en su casa o lo que hoy en día conocemos como un arresto domiciliario [3]. Se cuenta que al final del juicio, antes de retirarse de la presencia de los jueces, Galileo no pudo reprimirse y mencionó la frase “y sin embargo se mueve” o, en latín, eppur si mouve. No obstante, la historia de esta frase, según se cree, es obra de un escritor y viajero llamado Giuseppe Baretti, Además, no hay evidencia histórica que pudiera sustentar que Galileo hubiera dicho tal frase ya que ni siquiera se hace mención en la biografía que escribió Vincenzo Viviani, discípulo de Galileo. Posiblemente no se hubiera atrevido decirlo ante el tribunal de la Santa Inquisición ya que su vida estaba en juego. Ahora bien, la única evidencia que podríamos considerar es un retrato del físico italiano pintado en el año 1645, y que es atribuido al pintor español Bartolomé Murillo. En esta obra, se representa a Galileo en un calabozo y escribiendo con la uña en la pared la sentencia E pur si mouve. Dicho detalle había pasado desapercibido por siglos, pero una restauración reciente la hizo visible [4].
Para efectos prácticos y en mi interpretación, el nombre de esta columna representa ese valor que tuvo Galileo Galilei para ir en contra de lo establecido, teniendo de su lado las pruebas y fundamentos científicos con los que podía contar en aquella época. Esto nos recuerda que en estos tiempos, la ciencia es el mejor aliado de la sociedad y que en el quehacer científico, el opinar y manifestarse no solo es un derecho sino una necesidad y una obligación.
[1]https://en.wikipedia.org/wiki/Agree_to_disagree
[2]https://acmor.org/publicaciones/15-a-os-difundiendo-la-ciencia-desde-morelos
[3]https://www.culturagenial.com/es/y-sin-embargo-se-mueve/
[4]https://www.milenio.com/cultura/y-sin-embargo-se-mueve-la-frase-que-galileo-nunca-dijo