Primeramente, notemos que tanto el deporte como la ciencia son actividades características de los seres humanos, ningún animal conocido hace ciencia o practica deportes, así, éstas son actividades netamente humanas. No debemos confundir estas actividades con el juego que sí es practicado por muchos animales. Estas dos actividades requieren de un entrenamiento especial para poder desarrollarse con plenitud, aunque todas las personas tenemos la capacidad para realizarlas, y deberían fomentarse en toda la sociedad. El hecho de que el futbol sea utilizado por los medios masivos de comunicación como un medio para obtener ganancias multimillonarias contrasta con la mayoría de los otros deportes que son marginados y no se promocionan en forma similar. En México, las ligas profesionales de basquetbol o de voleibol no pasan por la televisión, tampoco se hace con los eventos nacionales de atletismo, esgrima, tiro con arco y demás. Todas estas actividades deportivas pasan desapercibidas en los grandes medios masivos de comunicación.
Situación similar sucede con los sucesos científicos. Los congresos o hallazgos científicos no son reseñados con amplitud en los medios masivos de comunicación. Es más, es notorio que la obtención de medallas de oro, plata o bronce en las olimpiadas internacionales de matemáticas, física, química y biología por jóvenes mexicanos no es contemplada como buena noticia, aunque sea un logro indiscutible de nuestros jóvenes. Los actuales medios masivos de comunicación filtran la información y limitan la difusión de otros aspectos importantes.
Desde mi punto de vista, es muy importante promover las actividades deportivas entre la población; pero no sólo en la forma contemplativa, al mirar los deportes en la televisión, sino como una forma participativa para propiciar la salud individual y la cohesión social. En este mismo tenor, es importante promover la ciencia participativa o ciencia ciudadana para generar el conocimiento de nuestro entorno que permita resolver los problemas locales que nos aquejan.
Claramente, la ausencia de estas actividades en México se debe a la poca participación de la sociedad en ellas, tenemos muy pocos deportistas, tanto en los ámbitos amateur como profesional. Lo mismo decimos de los científicos: de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en un país de 100 millones de habitantes debe haber al menos 80 mil científicos y en México el Sistema Nacional de Investigadores tiene menos de 20 mil miembros. Por esta razón, tanto el sector público como el privado tienen una deuda con la sociedad y requieren contratar más deportistas y científicos. Sí, leyeron bien: debe haber más deportistas profesionales y esto requiere que los empresarios empiecen a invertir en el deporte y las instituciones públicas también pueden actuar para promover estas nuevas actividades económicas que están siendo olvidadas. De manera similar, los empresarios están perdiendo nichos de negocios al no contratar científicos que podrían impulsar negocios de alto valor agregado. Por supuesto, el sector social también tiene rubros de acción, las organizaciones sociales pueden promover el deporte entre la población, así como estudios científicos del entorno inmediato y conjuntarlos para promover el bienestar social y la cohesión social.
Además, el trabajo colaborativo entre científicos, entrenadores y deportistas da frutos tanto individuales como sociales, para abundar en esto recomiendo ampliamente ver la charla que sostuvo Javier Careaga Tagüeña con científicos el pasado 2 de agosto en (http://bit.ly/PezEH7) donde se relata cómo la interacción entre la ciencia y el deporte propicia avances en ambas direcciones.
Termino invitando a los medios de comunicación locales para que redoblen sus esfuerzos en la difusión de los logros deportivos y científicos entre sus comunidades, aspecto que los grandes medios de comunicación han olvidado. Aunque es labor de todos hacer deporte y ciencia.