Casi un año antes de cumplir un siglo de existencia, hace una década murió en la capital morelense el reconocido fotógrafo de origen alemán Walter Reuter. Había nacido el 4 de enero de 1906 en Berlín y murió en Cuernavaca, a los 99 años, el 20 de marzo del año 2005. Si sus restos no tienen una tumba fue porque sus cenizas fueron esparcidas en México.
De acuerdo con un comunicado de la embajada alemana en el país, Walter Reuter huyó del nacionalsocialismo a México; además de fotógrafo, fue director de cine con varias distinciones “y su vida refleja casi un siglo de historia alemana y medio siglo de historia mexicana”.
Imágenes de fotografía de Walter Reuter presentadas en Cuernavaca, hace seis años.
Creció en Berlín-Charlottenburg, empezó como aprendiz y trabajó después como actor y bailador. Aprendió a sacar fotos de manera autodidacta y empezó su trabajo como reportero.
Debido a sus reportajes críticos para el periódico “Arbeiter-Illustrierte-Zeitung” la SA (“División Tormenta”) le persiguió.
Reuter emigró a Francia, luchó en favor de los republicanos en España y trabajó luego como reportero en funciones del gobierno democrático. Sus fotos recorrieron el mundo – muchas veces sin mención del nombre.
Reuter se fugó a Francia después de la guerra civil. Fue capturado e internado varias veces, pero en 1942 logró huir y el 20 de marzo alcanzó con su familia el último barco de refugiados a México.
Como primer destino le asignaron el estado de Puebla, al pie del Popocatépetl y del Iztaccíhuatl. Pero como no encontró trabajo ahí, se fue solo a la capital, en el noroeste.
Sobre los techos de su departamento se desarrolló su primera serie de fotos llamada “Los Techos de México”, con la cual mostró la vida ciudadana y fue publicada en la revista ‘Nosotros’.
De manera rápida se volvió un periodista fotográfico muy reconocido en el país, trabajó para revistas importantes e hizo documentaciones por orden del gobierno.
Como reportero de gran demanda trabajó también para revistas europeas. Sus motivos son tanto emigrantes alemanes (por ejemplo, Anna Seghers) como artistas mexicanos (por ejemplo, Diego Rivera).
Para tomar fotos de los indígenas llegó hasta las regiones más retiradas. A alta edad viajaba a las montañas de Oaxaca para visitar a la tribu de los triques, con los que le unió una amistad especial.
En México, Reuter encontró amigos del tiempo pasado en España, y como ellos eran directores de cine le animaron a empezar el trabajo de camarógrafo y productor.
Con éxito rodó varias películas que luego ganaron premios y trabajó diez años para el programa semanal ‘Clasa y Cine Verdad’, pero más adelante regresó con la fotografía por razones financieras y se dedicó más a los indígenas.
La embajada alemana también destaca que a Walter Reuter se le han rendido honores repetidas veces por su obra fotográfica y cinematográfica, y le fue otorgada la Cruz de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania. En memoria de su obra en vida, la Embajada de la República Federal de Alemania y diferentes fundaciones y organizaciones, conceden el Premio ‘Walter Reuter’ a periodistas mexicanos para promover el trabajo periodístico sobre las relaciones México-alemanas.
“Ahora las obras póstumas fotográficas de Reuter están siendo revisadas por el gobierno mexicano”, finaliza la representación diplomática.
*SÍ HUBO HOMENAJE EN MORELOS, PERO EN 2009
Hace diez años, el poeta morelense Sergio Mondragón, expresó que Reuter ''se dedicó a fotografiar a México y a los mexicanos, pero en su parte sensible más profunda; y de inmediato vio que el mundo indígena era auténtico, genuino y lleno de vitalidad''.
En el año 2009, por el cuarto aniversario del fallecimiento del fotógrafo europeo, se llevó a cabo en Cuernavaca un homenaje en su honor, al que se denominó “La mirada etnofotográfica”.
En el boletín correspondiente a ese homenaje, se estableció que cuando el artista llego a México, decidió dedicar su vida “a la aventura interminable de captar, con su cámara fija o cinematográfica, este país que le abrió las puertas y su corazón. Lo recorre todo, conoce su gente, su danza, su música, sus tradiciones, sus carencias y sus riquezas.
“Es testigo por más de 60 años, de un México cambiante, de la electrificación de los pueblos, el desarrollo industrial, de la magia de las etnias, de descubrimientos arqueológicos, de la danza moderna y por su cámara pasan diversas personalidades.
“Las miles de imágenes que tomó en México se entretejieron con su vida y están ahí para mostrarnos, además de lo que él vio, nuestro propio rostro”.
En un recuento de la trayectoria del fotógrafo se señala que de los años 1944 a 1955 destacó principalmente su labor como fotoperiodista, con un total de 210 participaciones en reportajes para las revistas Hoy, Mañana, Nosotros y Siempre!
Las temáticas que abarcó fueron variadas: política, sociedad, ciencia, economía, fiestas populares, gastronomía, arte en general con profundos y poéticos avistamientos a la danza.
También destaca de esta etapa la documentación de la vida cotidiana de diferentes etnias del país que realizó para la revista Siempre!
En 1999 el proyecto “El mundo indígena y su iconografía: 1829-1947!” (CIESAS-CONACYT) dirigido por la Dra. Teresa Rojas Rábiela, tenía como objetivo recopilar documentos gráficos para el análisis de la historia social indígena y sus vertientes.
Resalta que tan sólo del Archivo Walter Reuter digitalizó 3,700 imágenes referentes al tema, pertenecientes al lapso de 1946 y 1955.
*INSTITUCIONES, SIN DAR SEÑALAR DE QUERER RECORDARLO
El homenaje que hace seis años se le rindió al artista alemán fue organizado por el Archivo Fotográfico Walter Reuter, la UAEM, el ICM (hoy Secretaría de Cultura de Morelos), el Centro INAH Morelos así como Cine y Memoria.
Hoy en día, ninguna de esas instituciones ha dado señales de querer conmemorar el aniversario del artista y sus aportaciones, con actividades que recuerden su obra y el cuarto de siglo que vivió en Cuernavaca.
En aquella ocasión, se presentó la exposición “La mirada etnofotográfica”, con la que se conmemoró el aniversario 102 del natalicio del fotógrafo alemán y se reconoció su labor como etnógrafo visual.
La muestra constó de una cuidadosa selección de 60 imágenes, de entre 35.000 fotografías realizadas a alrededor de 20 comunidades indígenas del país.
En las imágenes se observaban Mixes, Popolucas, Triquis, Lacandones, Purepechas, entre otros.
Además, Walter Reuter capturó la cotidianeidad y belleza de sus mujeres. La exposición incluyó tres fotografías de la enigmática María Sabina, curadera originaria del pueblo Huautla de Jiménez, perteneciente a la sierra de Oaxaca. Fue una sanadora mazateca cuyo medio eran los hongos alucinógenos y a la que muy pocas veces se le fotografió.
También se sumó a ese montaje quince fotografías que conformaron una subexposición del que sería uno de los trabajos etnográficos de Walter con relación directa al estado de Morelos y de apertura en el 2008 para su exhibición.
A través de la lente de Walter Reuter se captó el carnaval de Tepoztlán que, en 1955, documentó cinematográficamente el español Pio Caro Baroja. “Dos grandes creadores que fusionaron el poder de su obra en Morelos. Sus imágenes de gran técnica muestran el folclor, los paisajes y la vida del Tepoztlán de los cincuentas”, resaltaba el comunicado del homenaje.
Se destacó entonces que el equipo del Festival de la Memoria, “ha tratado de ubicar en diferentes instancias tanto en México como en España, el documental que lleva por nombre ‘El carnaval de Tepoztlán’, obra que desgraciadamente aún no ha sido localizada. Gracias a esta búsqueda se encontraron en el acervo de Walter Reuter fotografías que dan testimonio del trabajo antes mencionado”.