Heinrich Böll (1917-1985) es considerado, junto con Günter Grass (1927-2015), el escritor alemán más importante de posguerra. La obra del primero contempla numerosas novelas y relatos, entre las que manifiesta una fuerte crítica a la sociedad de su época, a la hipocresía de la misma, así como un conflicto hacia la región católica –él era un ferviente católico– y sus formas de adquirir poder político.
Una de las novelas más famosas de Böll es Opiniones de un payaso (1963), que es protagonizada y narrada por Hans Schnier, un comediante de 27 años que se ha hecho de un nombre en el mundo artístico alemán.
La historia transcurre en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. Por entonces, Hans vuelve a su natal Bonn, al departamento en el que, tiempo atrás, vivió junto a Marie, la mujer a la que amaba y que lo abandonó, dadas las presiones religiosas que implicaba vivir junto a un hombre con el que no estaba unida en matrimonio y del que sus amistades tenían una crítica no muy halagadora.
Hans Schnier volvió a Bonn luego de años de giras por Alemania que le valieron el reconocimiento general y su nombre ya era conocido. Sin embargo, a raíz de la separación de Marie, Hans inicia un declive del que no podrá superarse.
El hombre ya no siente la motivación suficiente como para salir a los escenarios si no es borracho. Así, en una función comete el que considera el peor error que puede cometer un payaso: reírse de sus propias ocurrencias. Ya no está Marie tras bambalinas, esperándolo, y esa vuelta a la soledad sólo le resulta tolerable en esta de embriaguez.
Su carrera se vino abajo cuando, en una presentación, ebrio como solía estar, se cayó en el escenario y sufrió una fractura que lo imposibilitó para seguir presentándose en otras funciones. Por ello decide retirarse de la vida artística y volver a su pasado, en busca de respuestas que le digan el porqué de su presente.
En la soledad del apartamento, Hans comienza a vivir su decadencia, a lidiar con sus miedos y odios, a través de un discurso demoledor y reflexiones que van de la ironía a la más férrea crítica hacia su familia, la Iglesia católica, la sociedad alemana y su doble moral e incluso hacia el arte.
Hans considera que los católicos le arrebataron a Marie al afirmar que «los católicos me ponen nervioso». Luego, asegura: «Y hay un ser católico al que necesito con urgencia: Marie y precisamente ustedes me la han quitado». Además, la mujer se casa con un antiguo conocido de ambos y para el tiempo en el que Hans se ensimisma en el apartamento, la pareja se encuentra de luna de miel en Roma. Eso le provoca brotes de dolor y de sarcasmos.
Por eso, el personaje constantemente critica a los creyentes con los que habla: cuestiona sus dogmas, sus formas de hacerse del poder… A través de llamadas telefónicas desde el apartamento, el hombre busca una mano solidaria y espera obtener respuestas a las interrogantes que tiene para con sus conocidos. Elabora una lista de éstos y sus números telefónicos, realiza llamadas que están acompañadas de diálogos memorables muy elaborados por Böll.
Entre llamadas y episodios de inmovilidad en el apartamento, el hombre-payaso recuerda su infancia en busca de saber su presente. Recuerda a su familia, acaudalada y con recursos, pero sus padres eran codiciosos: recuerda que su madre comía a escondidas y él la descubrió y nunca entendió esa actitud. O el padre del que nunca quiso depender. No perdona que hayan apoyado a los nazis y su posterior hipocresía. Recuerda a su hermana, que murió en la guerra.
El relato es conmovedor, tiene toques de humor al estilo de Heinrich Böll. El futuro de Hans parece no tener salida y lo describe de una forma magistral. Es una novela imprescindible para conocer la obra de este autor y el comportamiento humano después de una guerra.
Esta obra sitúa a Heinrich Böll como uno de los grandes escritores no sólo de la Alemania del siglo XX, sino del mundo entero. Opiniones de un payaso es considerado uno de los mayores éxitos del autor y un clásico en Alemania. Es una novela que merece ser leída y releída.