Las fiestas de fin de año, con el clima frío, siempre han sido acompañadas con bebidas que ya son, para cada familia, parte de las celebraciones, y sin lugar a dudas, la bebida que no sólo es para calentar el cuerpo, se considera como un abrazo para el alma de quien la consume, pues por sus ingredientes y lo que nos evoca siempre, será bienvenida en esta temporada, es el Ponche.
El ponche de frutas no solo es tradición en México, también lo es en varias partes del mundo.
Esto se debe principalmente a la ventaja de que se puede elaborar en casa y usar diferentes ingredientes de acuerdo con el gusto de cada familia. Usualmente se prepara para las posadas, que son las fiestas de los nueve días previos a la llegada de la Navidad, e incluso desde las pre-posadas, que son encuentros previos a la novena de Navidad.
Revisando la red de redes, encontramos que el origen del nombre proviene del hindi “pãc”, que significa cinco, correspondiente al número de ingredientes que originalmente lo componían (aguardiente de vino de palma, azúcar, limón, agua y té); posteriormente se derivó del inglés “punch” una vez introducido en Inglaterra.
La variedad de frutas que componen esta reconfortante y aromática bebida le aporta maravillosas propiedades, y aun cuando la receta puede variar de acuerdo a la región, es muy común encontrar en él frutas como: manzana, guayaba, tejocote, tamarindo, ciruela pasa, caña de azúcar, jamaica y canela, acompañado por supuesto del piloncillo.
El ponche se sirve caliente en jarrones de barro con su respectiva porción de frutas y en algunas partes suele añadírsele el famoso “piquete”, una pequeña porción de tequila, whisky, ron, brandy, bourbon o alguna bebida alcohólica local como mezcal o charanda. En las colonias populares de México se suele acompañar del “Tonayan” o incluso alcohol de caña, “Cañita”.
Gracias a los viajes que realizaban los marineros británicos hacía estos territorios, pudieron conocer y probar el “panch”. Por su sabor decidieron llevarlo a tierras europeas, sin embargo, cuando este alimento llegó al otro continente, sufrió distintas modificaciones en su modo de preparación y en el nombre.
La sociedad británica decidió llamarlo “punch” en equivalencia a la palabra “panch”. Tiempo después, la bebida comenzó a extenderse por distintos países como Alemania, Francia, Italia y España. De hecho, fue gracias a esta última nación que la infusión llegó a México. Fue traído en tiempos de la Conquista, cabe resaltar que los españoles también adaptaron la palabra “punch” a ponche, nombre con el que se le conocería también en los demás países de América Latina. La fórmula del brebaje asiático que fue transformado en Europa, también se enfrentó a cambios en su fisonomía en el territorio mexicano; algo que no es raro en nuestra sociedad, pues normalmente “mexicanizamos” todo lo extranjero, y sin duda, el ponche no fue la excepción.
Por todos los aportes nutrimentales que brindan cada uno de sus ingredientes, el ponche es una de las bebidas mexicanas con más vitaminas y minerales, ideal para subir las defensas del cuerpo en invierno. El consumo no debe ser excesivo, pues la variedad de frutas también es alta en fructuosa, lo que puede elevar el nivel de azúcar de algunas personas.
De acuerdo con información de la Academia Nacional de Medicina de México A. C, la infusión aporta vitaminas C, A, B3, calcio, hierro, potasio, magnesio, zinc, sodio, antioxidantes y fibra; lo cual lo hace un caldo lleno de nutrientes para el cuerpo humano que beneficia a nuestro sistema inmunológico y al sistema digestivo.
En el ánimo de contribuir a promocionar las tradiciones de México, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) participa en la “Cuarta Feria del Ponche” que se realiza el sábado 9 y domingo 10 de diciembre en San Andrés de la Cal, Tepoztlán, Morelos en donde, además de disfrutar el ponche, podrás informarte respecto de las aves como patrimonio biocultural, hongos saberes y sabores a partir de las 10:00 horas y hasta las 15:00 horas.
Fuentes consultadas: https://www.gob.mx/
TEXTO: DR. SALVADOR RIVERA DÍAZ | PROFESOR DE LA ESCUELA DE TURISMO UAEM